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"Porque, me enamoré de ti porque me amaste cuando yo aún no aprendía siquiera a amarme a mí mismo"


ADVERTENCIA: El presente capítulo contiene intento de lemon, no es nada demasiado explícito, pero cumplo con mi rol de buena persona avisando. Sin más preámbulos, prosigan bajo su propio riesgo.

En la vida hay veces en las que soñamos que ciertas cosas ocurran y que otras no lo hagan, a veces deseamos volver el tiempo atrás, evitar decir algo o decir algo que no pudimos decir en su tiempo. Deseamos tantas cosas todos los días, todas relacionadas al tiempo, a nuestro tiempo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, inconscientemente, el tiempo y su influencia en nuestra vida ocupa nuestra cabeza. Porque el ser humano es así, se preocupa por cosas que aún no han sucedido, se arrepiente luego de que el daño esté hecho, son egoístas, porque toda acción realizada por el ser humano, es en pos de su propio bienestar, jamás el de otros, porque el ser humano es un ser ambicioso por naturaleza, torpe, e indeciso. Pero no es algo por lo que sentirse mal o arrepentirse, es algo tan natural como respirar, no es algo que uno pueda cambiar a su antojo de un día para otro, pero si hay algo que podrían intentar cambiar, es el valor que le dan a su tiempo, no solo para salir con amigos de fiesta o ver alguna película, no, hablo de vivir, vivir plenamente, reír, soñar, luchar. El tiempo es algo tan valioso, incluso más que cualquier piedra preciosa en el mundo, pero no todos lo entienden. No hasta que lo ven escaparse de sus manos como granos de arena, no hasta que se dan cuenta de que de verdad, no tienen todo el tiempo que creían. Jaehyun lo sabe ahora.

Sería lindo decir que en realidad si hubo mejora, que luego de esa semana los resultados cambiaron para bien, que el joven Jaehyun tendría más oportunidades de vivir una vida plena, pero no fue así. Si bien no existió tampoco un deterioro en su salud, el hecho de que no existiera un aumento de sus defensas y que las células cancerígenas de su cuerpo se mantuvieran simplemente en un nivel "aceptable", era suficiente para volverlo a internar, porque todos sabían muy bien que ese no era el resultado esperado y que una recaída podía ocurrir en cualquier momento, y esta vez, no sería tan fácil salir de ella.

Jaehyun observaba las paredes blancas del hospital, observaba las camas excelentemente hechas, las sábanas igualmente blancas, las almohadas... los pisos... todo tan blanco, tan "limpio" tan perfecto, todo ese lugar se asemejaba a la nieve, al menos al joven paciente le recordaba a la nieve, quería recordar cosas que de verdad le gustaran, donde de verdad se sintiera feliz, por eso intentaba asociar aquella habitación completamente blanca y pulcra con la nieve, era algo que le tranquilizaba aunque sea un poco, solo un poco. Necesitaba pensar en cosas que le hagan feliz, necesitaba pensar en positivo como le había dicho su madre, necesitaba buscar el sentido de su vida, el sentido por el que luchar, necesitaba luchar. Pero no se sentía capaz. Jaehyun se levantó, era difícil caminar con aquellas agujas incrustadas en sus manos, o mejor dicho, venas, Taeyong le había dicho que eran los mismos medicamentos de quimioterapia que había estado recibiendo antes, solo que con dosis más fuertes. Los ojos del enfermero se habían oscurecido un poco al pronunciar aquellas palabras, pero antes de que Jaehyun pudiera decir algo, el mayor le sonrió, acarició su mejilla y se retiró de la sala. Tan simple como eso. Jaehyun sostuvo el soporte que permitía que el medicamento llegara a su cuerpo y se dispuso a salir de aquella habitación, sabía bien que no estaba permitido, pero ahora mismo no había nadie frente a la misma y solo iba a caminar un poco, lo necesitaba. Pero poco después de salir de aquella habitación, Jaehyun pudo sentir muy bien a qué se refería su hyung con una "dosis más fuerte" porque incluso antes de llegar al pequeño jardín interno del hospital, sentía como todo su cuerpo quería rendirse, se sentía tremendamente agotado, incluso caminar costaba. Jaehyun maldijo en voz baja, nunca podría acostumbrarse a esto, sin importar el tiempo que pudiera pasar, el hecho de que su cuerpo no le respondiera como solía hacerlo le alteraba y dolía sobremanera, porque si no era siquiera dueño de su propio cuerpo, ¿qué demonios tenía en este mundo que fuera realmente suyo? Un suspiro de alivio salió de los pulmones del joven Jung al divisar el jardín, lo había conseguido, aunque haya sido tremendamente difícil. Poco a poco fue acercándose a una de las bancas, se alegró tanto al verla vacía, ya que era la que más cercana a la salida estaba, "pequeñas cosas te hacen feliz", recordó la voz de su madre, y sí, tenía razón, incluso una banca cercana a la salida le ponía feliz, o mejor dicho, le aliviaba, porque ¿feliz? no estaba muy seguro de serlo algún día plenamente.

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