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Toma 4: Escuadrones de captura parte 2.

Toma 4: Escuadrones de captura. Parte 2.

     Nueve de la mañana, un joven de veintitrés años despierta en una cama ajena, pero no es nueva para él, ha dormido en aquella cama cuatro días de la última semana, y probablemente dormirá ahí hasta el día miércoles de la próxima semana, cuando regrese de su viaje de negocios el marido de la mujer con la que está acostándose. El nombre de ella es Fanny Jenkins, tiene cuarenta y dos años, su cabello es castaño y sus ojos pardos. Él responde al nombre de Sebastián López, el líder del escuadrón de captura B, rubio, de ojos azules, de padre austriaco y madre argentina. Su padre murió cuando él era muy joven, se mudó a Last y decidió mostrar el apellido de su madre pues solo ella lo cuidó.
     —¿Por qué no lo dejas? Deberías estar solo conmigo —dijo Sebastián, echado sobre la cama, observándola arreglarse el cabello, con una sonrisa.
     —Sigue siendo mi esposo —le contestó mientras se ponía algo de ropa.
     —¿Qué importa? Ya no sientes nada por él, yo soy con quien deberías estar. Él apenas pasa tiempo contigo, es probable que también te esté siendo infiel. Digo, "viaje de negocios", muy sospechoso.
     —Él no es así, es demasiado amable. Un buen tipo.
     —¿Es por eso que estás conmigo? Te gustan malos, como yo. No quieras engañarte.
     Ella solo ríe, Sebastián le besa el cuello, la abraza por detrás y le muerde ligeramente la oreja, sabe muy bien lo que Fanny disfruta, pero es detenido, es hora de tomar el desayuno. Juegan con la comida, se dan de comer, se tienen mucha confianza, se quieren, él la ama.
     Se conocieron cuando él tenía dieciocho años, en su primer día en la universidad. En ese entonces él ya era conocido como un genio, pues a los dieciséis años, luego de haber investigado y trabajado en un gran laboratorio, al cual entró por influencias de su madre, logró desarrollar una pastilla revolucionaria. A la edad de seis años, él recibió un perro, un cachorro de pastor alemán, pocos días luego de haber dejado de lactar. Siempre fue un gran fan de los animales, desde niño los admiraba en la televisión, su favorita actividad era visitarlos en los bosques, verlos de cerca.
     Los pastores alemanes viven de nueve a trece años, pero Sebastián no podía pensar en una vida sin su perro, al cual amaba tanto como amaba a su madre. Tuvo muchos amigos, pero nunca sintió nada fuerte por ninguno de ellos, su madre trabajaba mucho para darle una gran vida, y él pasaba mucho tiempo con su perro, por lo tanto, no quería perderlo. La pastilla mejoraba la salud física y mental de los perros, haciéndolos vivir más tiempo. Fue felicitado por los dueños de perros de todo el mundo, pero era solo el inicio. Ya tenía mucho dinero luego de vender su invento, y con él logró contratar muchos ayudantes para mejorar su droga.
     Su madre comenzó a vivir en una gran mansión, no tenía que trabajar tanto y disfrutaba de su vida. Sebastián jugaba con su perro, se mató estudiando toda su vida, perfeccionándose, para poder llegar eso. Un día hace siete años, cuando aparecieron por primera vez los híbridos, lo llevo a pasear por la ciudad, y lo perdió frente a sus ojos, devorado por aquellas raras bestias. La policía tuvo problemas en detenerlos, él quería ir con su amigo, salvarlo de aquella asquerosa criatura, y con lágrimas en los ojos fue forzado a entrar a la patrulla y huir.
     No paso mucho tiempo, fueron solo dos años cuando nacieron los primeros cazadores, él los observó maravillado, eran capaces de aniquilar a los híbridos como si no fueran nada. Desde ese momento tuvo otro sueño, borrarlos de la faz de la tierra.

     Se necesitaba tener mucha resistencia física para poder pasar por el examen, solo lo mejor podría llegar a ser un cazador. Por lo tanto, se entrenó, lo dio todo. Pero su madre no le dejo concentrarse solo en eso, así que lo envió a la universidad, porque si bien él era un genio, no tenía conocimientos de casi nada que no estuviera relacionado con su anterior trabajo en el laboratorio. Debía aprender por si su sueño fallaba, eso fue lo que su madre le dijo, pero él no dudó nunca del hecho de que se convertiría en un cazador.
     En su primer día de clases, la maestra de arte lo enamoró, fue la primera vez que sintió algo fuerte dentro de él por una persona que no fuera su madre, el rostro lleno de experiencia de aquella bella mujer capto su atención. Rápidamente se convirtió en el mejor de la clase, de esa forma pudo pasar más tiempo con ella, conversaban de arte y otras cosas que él iba aprendiendo, el hecho de que fuera tan ignorante de la vida le hizo mucha gracia a la maestra Fanny. Sebastián era un joven atractivo, con unos brillantes ojos azules, y debido al mucho tiempo que pasaban juntos, ella no pudo detenerle cuando la beso.
     Ahora debe ir al trabajo, Sebastián es un cazador y lo ha sido por dos años, él fue el primero en atrapar un espécimen, gracias a él se fundó los escuadrones de captura, los cuales tienen el trabajo más peligroso de todos. De su espécimen se descubrió lo que helo la sangre de toda la ciudad, los híbridos son inmunes a la radiación, a las enfermedades, a los virus, a todo lo que los seres vivos son susceptibles. No mueren por edad, no pierden vitalidad y se reproducen a gran velocidad.
     Amber lo esperaba en la entrada del edificio Miroska, le pidió la entrevista, pero él se negó tajantemente, es alguien al que le gusta guardar en privado todo lo que concierne a él y a su familia, lo único que se conoce de él es su creación. Pero Amber no piensa quedarse de brazos cruzados y dejarlo así, usando todas sus habilidades para disfrazarse, le siguió la pista todo el día hasta llegar a la casa de la maestra, de ahí no pudo avanzar más, pero era suficiente, deducir lo que pasaba ahí dentro a tan altas horas de la noche, era muy fácil. No le costó mucho encontrar información sobre la maestra, sin hijos, con un esposo ausente, buscando calor en los brazos de su mejor estudiante. Esa misma noche, Amber tenía otra cosa que hacer.