Toma 3: Escuadrones de captura.

7 2 0
                                    

Toma 3: Escuadrones de captura.

     Amber terminar de conversar con su madre por su celular. Son las nueve de la mañana, acaba de despertar, le costó algo dormir la noche anterior, no dejaba de pensar en las cosas que podría encontrar en el resto de su estadía. Su puerta es tocada, es un repartidor que le ha traído una pintura llamada "Les Saltimbanques". En el cuarto de Kuric observó una pintura, el autor era Gutave Doré, por ello ha comprado una del mismo autor. Le ha costado mucho dinero, pero para ella ha valido totalmente la pena.
     Se dirige al sanitario, llena su bañera, prende velas aromáticas y las coloca alrededor; toma un largo baño para relajarse. Al terminar, se mira al espejo, su cuerpo es delgado, lo cual, junto con su rostro angelical, la hacen ver en extremo inofensiva. A primera vista es una joven mujer que necesita ser protegida, pero debido a su forma de ser, es una hazaña muy difícil de lograr. Ella es consciente de lo que provoca en los demás, en especial en los hombres, eso la divierte mucho.
     Parte hacia el edificio Miroska, lugar donde la mayoría de los cazadores suelen pasar el rato cuando no están de servicio. No es una regla, pero es común que los cazadores y los soldados de la ciudad en general, no tengan familia ni amigos cercanos, de esa manera no habrá nadie que los llore cuando caigan en batalla. Amber bendice su suerte al observar a Asuka Uchida, la cazadora número uno y capitana de uno de los tres escuadrones de captura. Se encuentra vestida con vestido rojo con un prominente escote en V.
     Su cabello es largo, lacio y negro como la noche. Ella está caminando hacia otra mujer, de piel negra, con un afro. Aquella mujer si se encuentra vestida con el típico traje de cazador: una camiseta negra que se pega al cuerpo como una segunda piel, es de un material más resistente, la última defensa. Sobre la camiseta una chaqueta negra con rayas verdes fosforescentes y unos pantalones de los mismos colores.
     —Uchida. —saluda la mujer con una voz provocadora. Ambas están paradas frente a la otra en medio de dos pasillos. Amber se esconde detrás de una pared, observa fijamente y empieza a escribir -de manera suave-, en su libreta para no ser escuchada. Apunta todo, desde las expresiones que ponen hasta lo que se dicen.
     —Jenny. —saludó a su vez con voz cortante.
Las miradas de ambas son extrañas, distantes, pero escondiendo cierto nivel de compañerismo, algo que Amber considera muy disfrutable.
     —Supe que tu reciente captura no sirvió de nada —dijo Jenny cruzándose de brazos y sonriendo de forma burlona, a pesar de lo importante que es el asunto para la humanidad.
Asuka le devuelve la sonrisa de igual forma.
     —Sí, pero no soy la única... lastimosamente —su inicial tono de voz relajado parecía indicar que se encontraba feliz con no ser la única que ha fallado, pero rápidamente lo cambio a un tono serio—. ¿Qué se te ofrece?
     —Nada, solo quería verte fracasar como la patética estúpida que eres.
     —Yo no soy la que es sólo una cazadora.
     —Yo rechacé la invitación de ser el equipo de captura, no logras nada con llamarme de esa forma. Bien, ya tengo suficiente, nos vemos luego.
     —Sí, anda a recoger algo de algodón... es lo único que sabes hacer.

Amber escribe en su libreta, sintió mucha tensión en el aire, pero no era totalmente negativa. Escribe que parece haber una rivalidad entre ellas, entre cazadores, coloca un signo de pregunta al final de la oración «Es beneficioso o dañino». Se encuentra feliz por haber visto una escena tan interesante, pone mucho énfasis en detallar las expresiones. Ambas mostraban un semblante soberbio, parecen insultarse tan solo con la mirada y expresar a través de sus extrañas sonrisas y miradas, cierto nivel de desagrado al verse, pero sin llegar al odio. 

     —¿Anotaste algo interesante? —fue la pregunta de Asuka, quien la ha descubierto.
     —Si. —respondió calmada y sonriente a pesar de haber sido atrapada espiando.
     —Creo haber escuchado sobre usted. Amber Jones, ¿no es así?
     —Y usted es Asuka Uchida, ¿le importaría darme un momento?
La cazadora acepta y se dirigen a su hogar, una casa de dos pisos, algo que suele ser percibido como extraño pues siendo una cazadora de tan alto rango, le pagan aún más que al resto y las personas no suelen poder soportar tanto dinero y hacen crecer sus casas. La casa posee una escalera externa con la cual se puede acceder directamente al segundo piso.
     Amber decide pasar por el primero y observa que todo el piso es un dojo, lleno de espadas de distintos periodos, en su mayoría catanas. Asuka desenvaina una muy antigua usada por samuráis durante la era mejí, le enseña su filo, adula la forma en la que están creadas, admira las manos del artesano. Su arte favorito, el arte de hacer espadas.
     —¿Qué otro tipo de arte le gusta? —preguntó mientras mordía la punta de su lapicero, sin dejar de observar las distintas espadas.
     Asuka no responde, pero la lleva al segundo piso, todo es normal ahí, y está adornado con muchas pinturas, todas mostrando algún acto sexual o representando simbólicamente algún fetiche. Igualmente hay esculturas y dibujos hechos con grafito mostrando lo mismo. Arte erótico.
     —Ya tengo la respuesta —comentó entre risas, pero su sonrisa se borró y cambio a una expresión interesada al ver unos cuatro cuadros—. Esas ultimas pinturas, me parecen familiares, pero no puedo recordarlas exactamente.
     —Son las pinturas de Albert Khan, fue un asesino serial que pintaba las escenas de las muertes de sus víctimas y las dejaba al lado del cadáver. Era un hombre muy talentoso, precavido e inteligente. Era capaz de llevarse a cualquier mujer a la cama en poco tiempo, pero ellas también eran su debilidad. Si solo hubiera sabido que era una cazadora, probablemente aún estaría libre.
     —¿Usted lo capturó? Él era alemán si no me equivoco.
     —Así es, yo me encontraba de vacaciones en Colonia. Trató de seducirme, mejor dicho, logró seducirme, me pidió que le lleve a mi casa, hacia lo mismo con todas, las asesinaba en sus hogares. Yo aún no tenía lugar donde quedarme, así que tomar esa opción no fue posible. Le dije que no pasaría la noche en un hotel, no me agrada hacerlo, me siento que estoy invadiendo. Se vio forzado a llevarme a su casa, realmente quería tenerme desnuda y sudorosa, y cuanto habíamos terminado el sexo y era hora de mi muerte, le rompí el cuello cuando intentó atacarme. Llamé a la policía y encontraron en su hogar pinturas con la exacta misma técnica y pasión que en las encontradas con las víctimas.
     —Debió ser una experiencia maravillosa, me hubiera encantado ser usted.
     —Eso no es algo que las personas normales suelan decir —dijo tras apoyar su barbilla en su mano izquierda. Amber respondió sonriendo de lado—. Debo decir que, tu apariencia provoca en mi mucho deseo de abrazarte... y tal vez más.
     —Usted también es atractiva —respondió tras admirar su piel.
Ella tiene 34 años, pero se piel es tan tersa como la de una adolescente, pues se la cuida mucho, humectándola con distintas cremas todos los días. Asuka se pone de pie, busca en el primer cajón de su cómoda y saca una pipa Kiseru. Tras colocarla en su boca, se sienta, cruza sus piernas un par de veces y sonríe elegante. Su perfume, su semblante, el aura que transmite, todo es digno de una reina. Amber busca en sus bolsillos y saca una pipa inglesa, la cual coloca en su boca, para luego tomar la postura de un detective o un terapeuta mientras sonríe traviesa. Asuka responde con una risa divertida en la que mostró unos perfectos dientes blancos.
     —La ordene hace dos días, pero recién hoy en la mañana me ha llegado. Quería usarla con Kuric para hacerlo enojar, pero el universo no quiso que me llegará a tiempo.
     —¿Kuric? Ya veo, él es muy temperamental.
     —¿Lo conoce? ¿Qué puede decirme de él? —preguntó al mismo tiempo que sus ojos brillaban, algo que Asuka notó sin problemas.
     —Decir que lo conozco sería exagerado, es muy difícil hacerlo hablar, pero, de todas maneras, eso no era lo que yo quería cuando le traje aquí. Me he acostado con él un par de veces, me encantaría repetirlo.
     —Tienen una relación, entonces —respondió un tanto sorprendida.
     —No, es puramente carnal. Como dije, él es muy cerrado así que probablemente tenga cero sentimientos hacia a mí, lo cual es bueno porque así no saldrá lastimado. Creo que solo le he ayudado a desahogarse un poco. Así que, tranquila.
     —¿Qué se siente ser parte del escuadrón de captura? Estoy segura de que es muy peligroso ya que tienen que atrapar a tales bestias. Me encantaría acompañarla.

TheExtraVirus.Where stories live. Discover now