El peligro de unos desconocidos.

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El café que había pedido aun estaba caliente. Lo sabia por el vapor que emanaba desde la taza. Tras mi ataque de recuerdos incompletos, se me hizo buena idea fortalecerlos justamente con algo que estuviera relacionado. Era por ello que en cuanto mis recuerdos se quedaron en pausa, vine a una cafetería y pedí un café extremadamente caliente. Aun no le ponía azúcar. De hecho, veía el azucarero como si se tratase de un criminal y fuese socio de la taza del café.

"Vamos, confiesen...", pensaba mientras veía a la taza y la azucarera.

Tome la cuchara y le puse solo media cucharada de azúcar, a la misma vez que suspiraba llamandome "infantil" por estar culpando a unos trastes de mis recuerdos perdidos. ¿De que creia que se trataba?, ¿de los trastes del castillo de la Bella y la Bestia?. Los trastes no hablan.
Trastes, trastes, trastes.
Café, café, café.
Amargo, amargo, amargo.
Debía tranquilizarme.

"Aquí va, toma un sorbo de café y tus recuerdos volverán a ti...", dije al momento de dar un gran trago.

Y pues nada. Los recuerdos no llegaron como esperaba, pero si me queme la boca por el maldito café.

Me pase las manos por el cabello y después mire por la ventana.
No podia forzar los recuerdos. Simplemente no podia exigir recordar todo. No era tan facil. No era poner un caset en una grabadora. Era mas complicado.

"Piensa, trata de buscar algo entre los recuerdos que llegaron a ti durante el examen..."

Para empezar solo vi dos figuras borrosas en una cocina. Vi una taza de café y la mano de alguien pasando por mis cabellos. Oh, tambien vi como alguien se quemaba al servir el café.

"A mi papá le gusta el café amargo, una vez lo tome de su taza pero lo escupi en cuánto lo probé."

Esas palabras yo si las había dicho. Pero, si hay algo que no podia entender era que mi papá ni siquiera toma café.
De hecho la única que toma café en la casa, soy yo.

—¿Mamá?
—No pasa nada cariño, solo ha sido un descuido.

Me levanté de la mesa en un santiamén, derramando un poco de café. Habia tenido un nuevo recuerdo. Un recuerdo donde aun no lograba distinguir una de las sombras. A pesar de ello, yo le habia llamado mamá y en mi imprevisto recuerdo, aquella mujer se habia quemado con cafe hirviendo. Una horrible quemadura cubria la mayor parte del torso de su mano izquierda. Una quemadura que...
¡Que jamás sano!.

Mi análisis rápido me hizo dejar el dinero sobre la mesa e ir directamente a mi casa.

"Mi mamá no tiene quemaduras en sus manos, mi papá no toma café."

En cuanto llegue a casa y vi a mi mamá en la cocina, corri a ella con una sola intención.

—Hey, ¿que no se supone que deberías estar en la escuela?—me dice en cuanto me ve.

—He salido temprano, y nos han enseñando un truco...

—¿Un truco?

—Si, te muestro, solo dame tus manos.

Ella estiro sus manos con cara de que-tipo-de-cigarro-acabas-de-fumarte. Tomó sus manos y al verlas libres de quemaduras siento un horrible dolor de estómago.

Inolvidable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora