Inesperado.

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—...despues de que la policia me desató, me desmayé y no volvi a despertar hasta el siguiente dia, en el hospital.

Esta era como la doceava vez que le contaba esta historia al psicólogo que acudía. Claro que evitaba decirle lo del tercer sujeto que iba en la camioneta y sobre los números que venían a mi mente todos los días.

—Fue un episodio traumatico que prefieres ya no recordar, y siento tener que pedirte cada vez que vienes que vuelvas a contarmelo.

—Bueno, lo peor es que mis nervios han empeorado. Desde ese día, me siento observada.

—Ya ha pasado un año desde tu secuestro, y tu solo tienes conmigo unos cuantos meses, ¿porque tardaste tanto en pedir ayuda a un psicólogo?

—Porque todo va de mal en peor...

El doctor, me miro con desgano y después se ajusto las gafas.

—Idely, siento que no me estas contando todo.

Evite mirarle y me acomode en la silla de terciopelo que me hacia sentir pequeña a su lado.

—Le he dicho todo...

—Esta bien, es mejor que descansemos un poco, te veo en la próxima sesión. Eres una gran chica, nadie te volverá hacer daño.

Sali del consultorio y mire alrededor. De nuevo esa sensación de que alguien me observaba. Caminé con pasos dudosos y di un brinco cuando alguien dijo mi nombre.

—Idely, esperame...

—¡Con un demonio Clary!, te pateeare el trasero la próxima vez que me des un susto asi...

Clary era mi única amiga, ella también había sido de gran ayuda después del episodio del secuestro pues gracias a ella me lograba entretener un poco. Lamentable tampoco recordaba momentos con ella. Era como si mi memoria se hubiese borrado por completo.

—Tu eres la que va por la calle con el alma en manos, tiemblas mas que un perro chihuahua.

—¿Que quieres?, no te esperaba.

—Mañana tenemos examen y para variar es de cálculo, asi que necesitó tu ayuda. Quiero seguir viviendo bajo el techo de mis padres, asi que debo sacar por lo minimo una B.

Caminamos a la par, con nuestros pasos sincronizados. Pie derecho, pie izquierdo.

—¿Como te ha ido con el loquero?

—Fatal, todo parece indicar que no le gusta su trabajo porque no me ayuda en nada. Incluso me siento mas ignorada que antes.

—Valla bobada, eres un chica inteligente, no necesitas de un doctor que te diga si estas bien o al borde de convertirte en psicópata.

Me quede callada, sin sentirme mejor de lo que esperaba al estar con Clary.

—Dale, sabes que no soy experta en esto de dar consejos, pero siempre voy a escucharte. Se que hay algo que quieres decir, asi que hazlo...—nos detuvimos y la mire a los ojos.

—Es que desde aquel dia del secuestro, siento que mi vida y todo en ella es completamente desconocido. Como si fuese una farsa.

Todo lo restante del dia estuve con Clary, le pedi disculpas cuando nos despedimos por no haberle explicado bien los temas pero mi mente solo podia pensar en esos malditos dígitos.

—No importa, solo espero que mañana no me ponga igual que tu de nerviosa, en serio, tomate un té Idely—me dijo Clary antes de marcharse.

¿Que podrían significar esos dígitos?. Incluso hacia tiempo que había hecho una lista de las posibilidades que podrían ser:

1. La contraseña de algo, pero ¿de que?
2. Un número de teléfono, pero ¿de quien?
3. Alguna clave, pero ¿cuál?
4. Unas coordenadas, pero ¿de donde?
5. Palabras reducidas a su números de letras...eso me daba mas dolor de cabeza.

Quería respuestas, pero todos los dias tenía preguntas diferentes.

Al llegar a casa y saludar a mi mamá, me fui a mi habitación. Cuando abrí la puerta de mi cuarto, senti que mi alma se me salia del cuerpo al ver una sombra de alguien, ahi en la obscuridad del lugar.
Pero fue mi imaginación la que me hizo ver eso.

—¡Carajo!—dije enojandome conmigo misma. Debía de relajarme.

Medité mi lista de opciones de lo que podrían ser aquellos dígitos. Lo mas fácil que podía hacer en ese momento era marcar esos dígitos como número de teléfono, y si resultaba en fracaso, tomaría otra opción. A pesar de mi cansancio, tome mi celular con el fin de hacer algo para ir descartando dudas.

Marqué los dígitos que no había podido olvidar desde aquel maldito día: 6  9 5 7  3 9 0  8 2 1 y me lleve el celular a la oreja.
Un timbrazo, dos timbrazos, tres, cuatro...

Senti que mi respiración se cortaba cuando en el último momento alguien contestó.

No dijo nada y yo me sentia incapaz de hablar. Habia sido una pésima idea haberlo hecho.

—Hola Idely.

Aquella voz, yo...la sentía familiar.
De pronto me senti asustada, ¿como sabia mi nombre?, ¿quien era?. Me armé del poco valor que tenia y tragandome la saliva acumulada en mi boca, dije:

—¿Quién habla?

CONTINUARÁ...

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LOS AMO

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