CAPITULO 1

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—Diana ven acá—La reina Hippolyta decía a su hija, la pequeña con tan solo 5 añitos, corrió hacia ella sentándose en el regazo de la madre.

—¿Ya es hora de las historias mami?—Decía Diana, sonriendo, ya tenía un hábito con su madre que antes de ir a dormir, le relataba una historia a su pequeña.

—Si cariño—Suspiraba Hippolyta —Acomódate bien y escucha—La pequeña traviesa escuchaba atentamente a su madre, para así guardar aquella historia en su corazón como a las demás.

—Hace mucho tiempo, tu padre Zeus nos separo a las Amazonas de los humanos que el creo a su semejanza, porque ellos arremetían contra nuestro pueblo al menospreciarlo y al decir que Zeus era tan generoso con unas mujeres que no servían para nada—Relataba.

—Nos decían que éramos unas inútiles más sin saber que nosotras estábamos preparadas más que ellos para defender a los demás en una guerra, teníamos a mujeres valientes, leales, generosas y humildes, pero para los humanos no éramos más que simples objetos de Zeus, decían que nosotras deberíamos ser esclavizadas para servirles, una vez los humanos se revelaron contra el Zeus porque nos tenía más aprecio a nosotras que en vez de a ellos—.

—Ares el Dios de la guerra hijo de Zeus, también, se les unió para reverlarse a su padre y así hacerle saber que nosotras no teníamos porque obtener ese gran amor de parte de el, hubo una gran guerra, humanos contra Amazonas, Zeus contra Ares, hubo muchos muertos de los dos bandos—.

—Al final, Zeus desterró a Ares y asesinó a todos los humanos que se habían revelado contra el dejando así a los demás para conciliar el perdón con el—Suspiro. —Y a nosotras nos creó una isla—.

—La isla Themyscira para que en ella solo habitáramos nosotras, no más humanos egoístas, solo nosotras—La pequeña niña se imaginaba todo el relato de su madre aún sin entender porque los humanos habían sido tan amargos con las amazonas.

—Es por eso que nosotras no ponemos un pie en la tierra de los humanos hija, porque no sabemos si aún ellos aún nos guardan rencor porque Zeus mato a sus hermanos—.

—¿Pero Zeus lo hizo solo para protegerlas?¿Cierto?—Pregunto la pequeña.

—Claro Diana, Zeus no quería tomar represalias contra sus creaciones, pero tuvo que hacerlo para que ellos no siguieran revelándose—.

Diana sentía curiosidad por alguien más, así que preguntó. —¿Y qué pasó con Ares mami?—Hippolyta frunció el ceño.

—Nadie supo que fue de el, cariño—Sabiendo que la pequeña seguiría insistiendo siguió. —Pero vamos, ya es tarde y es hora de dormir—

—P-pero mami—La madre interrumpió. —Sh sh sh..nada de peros, a dormir he dicho—.

~•~

—Le he contado la historia—Decía Hippolyta con seriedad.

—¡Que le cuentes esa patraña no hará que ella esté protegida de él!—Exclamó Antiope, hermana de la reina y general de las guerreras amazónicas.

—Yo se que no, pero compréndeme—Murmuró la reina. —Es mi pequeña, aún no está lista para que la entrenes—.

—Entre más pequeña este ella, mejor será para que se acostumbre a el entrenamiento Hippolyta–

—Hay que e-esper—Antiope la interrumpió.

—¿Esperar que Hippolyta? ¡Sabes muy bien que ella corre mucho peligro, necesita saber defenderse!—Contraataco.

—¿Y crees que no lo se?—Casi gritó. —Se que ella correrá peligro toda su vida, y eso me perturba, es mi hija, y no quiero que ella tenga esta horrible vida a la que se le fue destinada—.

—T-te entiendo pero..—Tartamudeo Anti.

—¡No! ¡No, tú no entiendes!—.

—Si te entiendo, pero sabes muy bien que tú no estarás siempre para cuidarla, deber cuidarse sola—Murmuró. —No siempre nos tendrá a nosotras, amo tanto a esa niña como la amas tú—.

—Lo se. Pero mientras yo viva, nadie le tocará un solo pelo a mi pequeña—Se defendió Hippolyta.

—¡No puedes cuidarla por siempre! ¡Ella debe entrenar y saber defenderse!—.

—¡¡Claro que puedo y lo haré!! ¡Ella no está lista, aún no!—Gritó exaltada la reina —Y se acabó esta discusión—.

Hippolyta salió de la habitación, casi hirviendo de cólera, era su pequeña de la que hablaba Antiope, era su hija, no dejaría que la lastimaran, ella quería que fuera como una niña normal, jugando a su edad, no entrenando con lanzas y espadas.

—Tu necedad hará que la terminen asesinando—Murmuró Antiope, y muy dentro de ella sabía que ya había llegado el momento de enseñarle todo lo que sabía a Diana.

En sus manos estaba que Diana en un futuro no muy lejano se pudiera defender de su arduoso destino. Y sobre todo de....él.

||TO BE HUMAN|| Steve Rogers |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora