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-Bienvenidos al zoológico Blue River- les habló Albert cuando entraron por el estacionamiento- es pequeño, pero hay variedad de animales, algunos de ellos están a mi cuidado-

-¿por qué su familia se empeña en tratar con animales?- preguntó Terry- tu trabajas en un zoológico, tienen un gato y adoptaron un mono rubio- lo último dijo riendo.

-¡Terry!- gritó Candy comenzando a correr tras él- me las vas a pagar-

Terry reía y esquivaba a Candy cada que estaba a punto de tocarlo.

-por eso es que debo cuidarlos- suspiró cansado Albert.

Albert comenzó a caminar rumbo a las oficinas, tenía trabajo, pero quería divertirse con ellos.

-chicos, vamos a la oficina- exclamó- Candy deja a Terry, lo tendrás toda la tarde, no lo persigas más-

Apenada se detuvo y siguió a su tío, Terry iba más atrás riendo, ¿él nunca se cansará de reí?,  se preguntó Candy.

-ésta es mi oficina- dijo Albert abriendo la puerta- estaré aquí por si necesitan algo, pero ahora debo ir a ver algunos asuntos, regresaré en una hora- Candy y Terry entraron algo lento y Albert sonrió porque estaban nerviosos- no rompan nada- les advirtió.

-está bien Albert- dijo Candy.

- nos vemos- no esperó contestación y salió de la oficina. En serio esperaba que no hicieran ningún desastre.

Candy se sentó en un sillon que había ahí, Terry por el contrario fue directo a las sillas frente al escritorio.

Los dos estaban en silencio, los ánimos de hace un momento se habían esfumado, en su mente todavía rondaba el momento que Albert interrumpió. Si Albert no hubiera hablado, ¿se habrían besado?, se preguntó Terry.
Susana, Mike y ahora Albert formabam parte de una lista que creían que entre ellos había más que una amistad. Era algo confuso para él porque él sabía por Candy, que ella gustaba de Anthony, nada iba a cambiar por él, ¿no?.

Candy analizaba sus emociones cuando estaba con Terry, las comparaba con Anthony y aún así no encontraba respuesta. Le seguía doliendo la indiferencia de Anthony, pero con Terry olvidaba ese dolor, él la hacia sentir segura y protegida.

Salió de sus pensamiento cuando escuchó a Terry levantarse.

-Candy, ¿quieres ir a dar un paseo- le dijo sonriendo- no creo que Albert nos haya traído aquí para estar en su oficina-

-sí, vamos- contestó caminando hacia donde él se dirigía- ¿por qué caminas tan rápido?, apenas puedo seguirte-

-tú eres la que caminas muy lento- le dijo- ¿a dónde quieres ir?-

-no lo sé- dijo indecisa.

-¿podemos ir a ver los reptiles?- hizo una pausa- o a tu familia, los monos-

-¡Terry, ahora sí te voy atrapar!- corrió tras él, empujando en su camino algunas personas. No entendía a Terry, primero le hablaba mal, después casi la besa y ahora se burlaba de ella. Se detuvo en seco cuando analizó bien lo que penso, ¿casi la besa?. Estuvieron a punto de besarse y ella como tonta no se había dado cuenta. Por eso Albert había dicho eso, ahora mataría a dos personas, una por compararla con un animal y a otra por decir cosas que ella no quería. Tal vez sí, él es guapo y supomgo que sabe besar bien, pensó y se golpeó por pemsar en eso.

-¿Terry?- murmuró cuando no lo vio. Lo perdió cuando se detuvo a pensar en él, ahora estaba sola- genial- tenía dos opciones, buscarlo o regresar a la oficina con su tío y esperarlo. Optó por la primera opción, no quería que su tío le hiciera un interrogatorio por lo sucedido en la escuela, aunque ella sí tenía una duda, ¿por qué su tío llegó en ese preciso momento?, la entrada al colegio estaba lejos de donde ellos estaban, ¿qué estaba haciendo ahí?

-¡bu!- gritó Terry atrás de ella haciendo brincara del susto.

-Terry, ¿dónde estabas?- preguntó molesta.

-allá- señaló una tienda frente a ellos- pero como estabas pérdida en tu mundo no te diste cuenta, ¿en qué pensabas?-

-nada importante- le contestó- ¿qué hacías allá?-

-compré dulces, no he comido y tú tampoco- le enseñó una bolsa con galletas, chocolates y más dulces que no reconoció.

-¿dulces?-

-sí, dulces, pero si no quieres no comas, yo sí- sacó un paquete de galletas y lo abrió- vamos a esa banca-

Caminaron hacia donde habían dicho para sentarse, después de estar callados Terry habló.

-Candy- ella levantó la vista- ¿cómo conociste a Anthony?-

-a los ocho años, en la escuela, yo era nueva y nadie me hablaba- explicó- sólo él se acercó a saludar porque tampoco tenía tantos amigos, él había llegado a esa escuela semanas antes que yo- sonrió al recordar eso- desde ese día hasta secundaria estuvimos juntos, éramos Annie, Anthony y yo-

-mmmm-

-antes éramos Annie, Tom y yo, pero él se cambió-

-¿y por qué ahora sólo eres tú?-

-en secundaria conocimos a Archie y a Stear, Annie y Archie comenzaron a salir tiempo después, pasaban mucho tiempo solos y yo no quería incomodarlos, después Anthony comenzó a salir con otras chicas y me dejó-

-pero tenías de amigo a Stear-

-sí, pero tú sabes como es él, siempre era su conejillo de pruebas para sus experimentos-

-te entiendo- dijo Terry recordando que cuando él llegó se topó con Stear y éste le pidió ayuda para probar un "helado", no salió del baño en una hora. Sin olvidar el conflicto que tuvo con el elegante y que Stear estuvo ahí para separarlos.

-por suerte cuando entramos a High School encontró a Patty, ella es la única que lo aguanta-

-la gordita, es la única que me cae bien junto con el inventor-

-¡¿por qué tienes que ser tan grosero?!-

-¡no lo soy!- gritó.

-¡Terry!- gritó Albert desde lo lejos- ¡Candy!-

-¿ahora qué hicimos?- suspiró Terry.

-se fueron a quejar varias personas porque una chocó rubia las empujó al perseguir a un chico- les dijo enojado- ¿pueden explicarlo?-

-comenzó él- Candy señaló a Terry.

-no es cierto-

-no me importa quien fue, les dije que no quería problemas- los reprendió.

-lo siento- dijo Candy y al ver que Terry no se disculpó, lo golpeó en el brazo.

-lo siento- dijo Terry.

-bien- suspiró Albert cansado- ya nos podemos ir, terminé todo lo que tenía que hacer-

-bien- Candy se levantó y comenzó a caminar.

-lo siento- le dijo Albert a Terry, que veía a Candy con una sonrisa,  él lo vio confundido- por donde te metiste, ellas es única, pero difícil de controlar-

-no pienso controlarla, me gusta tal cual- contestó sonriendo.

-¿Qué cambió?   -túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora