08. La pesadilla se repite una y otra vez

982 79 128
                                    

Capítulo sin editar

Aviso: a Damián le he cambiado el nombre por Ross y a Estefania por Esther.

Capítulo 8. La pesadilla se repite una y otra vez

NARRA LAURA

Miércoles 4 de octubre de 2017

Entro en la habitación de invitados de la casa de Sara y me encuentro con un chico fuerte, de tez blanca y pelo de color ciruela. Está solo pero no me doy cuenta de lo borracho que está hasta que se levanta de la cama y se tambalea mientras se acerca a mi.

Como buena persona que soy intento ayudarle, no obstante, él me tira en la cama y se coloca encima mía agarrándome de los brazos para inmovilizarme.

—Ven aquí, nos lo vamos a pasar muy bien —me susurra el chico que está encima mía. Perfectamente puedo oler el olor a alcohol que desprende al hablar.

Me retuerzo entre sus brazos pero me es imposible zafarme de su agarre y más teniendo en cuenta de que lo tengo encima mía.

En estos momentos no siento otra cosa más que miedo. Su respiración choca contra mi cuello y cada vez lo siento más cerca. Al principio me da besos lentos y suaves por el cuello, después comienza a deslizar sus dedos por mi top.

Sé perfectamente lo que intenta hacer y quiero detenerle pero no puedo. No soy lo suficientemente fuerte como para hacerlo. Con sus manos comienza a tocar mis pechos para después continuar bajando sus dedos por mi cuerpo hasta que llega a mi pantalón.

El chico desabrocha la cremallera y todo se torna negro, solo oigo una voz llamándome, gritando mi nombre, hasta que abro los ojos y me encuentro con el rostro de mi madre en frente de mío.

—Me asustaste —musito agitada por la pesadilla.

No es la primera vez que la tengo, después de la fiesta de Sara esa pesadilla es lo único que veo cada vez que duermo. Una y otra vez se repite en mi cabeza y termina siempre en el mismo punto.

—Es hora de ir a clase —anuncia y abre las cortinas dejando entrar la claridad.

Los rayos de sol me deslumbran pero no van a lograr que me levante de la cama, por lo que decido acostarme de nuevo y cubrirme con las sabanas.

—Venga, no seas gandula —Mi madre tira de las sabanas y yo la imito, aferrándome a ellas. No obstante, consigue quitármelas.

Lo último que quiero hacer hoy es ir al instituto.

—Estoy enferma mamá, déjame descansar por favor —pido de forma suplicante.

A mi madre no le convence mi excusa.

—Claro, el lunes decías que estabas resfriada, el martes me dijiste que estabas con dolor de barriga y hoy que será, ¿que tienes cólicos? —ironiza cruzándose de brazos y mirándome seria.

—Mamá, por favor —suplico una vez más.

—Laura faltar a clase no es propio de ti, no entiendo cuál es tu motivo para hacerlo si una pelea con una amiga, el rechazo de un chico o que tienes un examen importante pero sea lo que sea tienes que seguir con tu vida porque quedándote en casa no vas a solucionar nada, así que ahora prepárate que hoy vas al instituto —Mi madre me da un beso en la mejilla, me acaricia el brazo y se marcha dejándome mi espacio para prepararme.

Las diferencias entre Sara y LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora