Epílogo: 18 años | Décimo octavo día

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Y Sasuke sonrió; curvó sus labios hacia arriba, y aquel dulce gesto, se hundió en los zafiros ojos de Naruto. El azabache bajó su oscura mirada hacia los labios del vampiro y, una vez más, se inclinó lentamente para apoderarse de ellos. Naruto cerró los ojos, pasando sus manos por la nuca del licántropo hasta que sus dedos se enredaran en su pelo, teniéndolo aún más cerca.

Con lentitud, Sasuke quiso deleitarse del sabor de sus labios: pasó su lengua por el labio inferior del menor, y Naruto no dudó ni un segundo en permitirle el paso. Como una pieza melódica, sus lenguas danzaron por la cavidad de la boca del contrario, hasta que, cuando Sasuke tuvo ambas manos en cada mejilla del vampiro, el lento beso se elevó hacia una sensual pasión. Sus bocas se movían en compás, sus manos se aferraban en el contrario, y sus cuerpos comenzaron a acalorarse. Naruto gimió sobre los labios de Sasuke en el momento en que el hombre dejó de moverlos, manteniendo el beso, profundo y, en cierto punto, excitante.

El azabache se separó unos cortos segundos de su boca, y provocó que el rubio jadeara de placer por la sensación. Jamás se esperó que un apasionado beso como aquel, pudiera ejercer ese deleitoso efecto en él. Sasuke besaba de muerte. Y ahora que lo había descubierto, quería seguir perdiéndose en sus labios, un tiempo más. Naruto los unió de nuevo, y el licántropo no pudo evitar corresponderle con más intensidad. Los impulsos de sentirse, los estaban llevando al paraíso.

El vampiro volvió a gemir contra su boca, pero esta vez no fue por el ardiente beso, sino por sentir cómo la rodilla de Sasuke se coló entre sus piernas, hasta frotar sutilmente su miembro. Entonces, Naruto dejó caer lentamente sus manos, aferrándose a las sábanas. Sasuke rompió suavemente el beso, y sin abrir aún los ojos, recorrió con sus labios la mejilla izquierda de Naruto, la línea de su mandíbula, hasta finalizar en su cuello, lamiendo su extensión.

—Sasuke... —susurró el rubio en placer, pasando sus manos por los brazos del mayor.

El nombrado repartió otro húmedo beso por su cuello, y cuando a Naruto le tembló el suspiro, Sasuke se elevó un poco sobre él, contemplando el hermoso desastre que estaba provocando en el vampiro. Ambos conectaron sus miradas tan pronto como abrieron los ojos, con las respiraciones entrecortadas, y el latente calor que había sobre la atmósfera. Ahí, el joven rostro de Naruto lució tentador: sus mejillas se encontraban visiblemente sonrosadas, sus labios ligeramente abiertos, y sus zafiros ojos brillando por la exquisita exaltación... Sin lugar a dudas, fue una vista sinceramente tentadora.

Naruto nunca se imaginó que Sasuke pudiese hacerlo sentir de esa manera, con tan sólo sus labios.

—Eres tan hermoso, Naruto... —le dijo sobre su boca, dándole un corto beso.

Después, pasando sus manos por encima de la tela de su camiseta, se la quitó muy lentamente con la ayuda del menor, y Sasuke se irguió para quitarse la suya. Naruto no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas por la espléndida vista de su torso y músculos; y sin embargo, cuando el lobo volvió a juntar sus labios, el rubor del rubio se fue, pero no el calor. Se estaba sintiendo en el cielo, y se rehusaba a bajar.

Sasuke volvió a su zona preferida, y lamió muy lentamente el cuello del menor, hasta bajar poco a poco a sus clavículas. Distribuyó intensos besos por su piel, para, finalmente, deleitarse en su torso. Naruto echó hacia atrás la cabeza, suspirando y cerrando los ojos por lo bien que se sentía el calor de sus labios. La nariz de Sasuke, acariciando suavemente su piel, le estaba provocando sutiles y placenteras cosquillas a medida que bajaba. Hasta que su boca llegó ahí, a su zona más erógena.

Sasuke, llevando sus manos a los pantalones de Naruto, se los quitó y los alejó de su acalorada burbuja. El vampiro lo había mirado en ese punto, pero inmediatamente volvió a echar su cabeza hacia atrás, y con los ojos cerrados, gimió sonoramente. Sasuke, nada más alejar la prenda, no tuvo ni un ápice de titubeo a la hora de acercar sus labios a los boxers de Naruto, y lamer por encima de la tela la extensión de su miembro. Y mierda, no supo cuánto le encantó escuchar ese gemido del menor. Quería escuchar más. Hacerlo sentir bien.

Niñero de un vampiro ↠ SasuNaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora