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"Tres, cuatro, no vuelvas sola"


—¡Ether, Ether, contéstame!

Ella no contestaría, había colgado definitivamente.

Todo por lo que estaba preocupada estaba sucediendo más rápido de lo que creía, y como menos lo esperaba. No sabía cómo manejar esa situación, pero tenía un objetivo claro en ese momento; buscar a Ether, sin meterme en la cabeza la idea de que podría ya estar muerta.

No tenía tiempo para repasar algún plan, ni siquiera sabía que era lo que estaba pasando en el psiquiátrico, ni porque Ether estaba allí, ni con quién, pero todo eso no me quitaba las ganas de ir por ella.

Algún instinto me decía que no podía confiar ni siquiera en Keim para ir a buscarla, quién sabe lo que estaría haciendo él en ese momento, y me temblaban las manos de sólo pensar en llamarlo.

Me puse una chaqueta sobre el suéter que tenía, tomé las llaves del coche y corrí hacia la sala. Mamá seguía preparando la cena, pero no me detuve hasta abrir la puerta y salir.

—¿Elleonnor? —la oí, pero seguí corriendo hacia el coche—. ¡Elleonnor! ¿A dónde vas?

—¡Volveré en un segundo, lo prometo!

Subí al coche, intentando ignorar que seguía llamándome, y me dirigí hacia el pueblo, agitada y molesta conmigo misma por no estar preparada, en ningún sentido de la palabra.

.

Podía ver las luces del cuarto piso encendidas, el mismo piso que Ether y yo habíamos revisado la otra noche, donde estaba la oficina del doctor Marsh.

Como ya expliqué una vez; no había seguridad, el edificio era viejisimo y apenas estaban remodelando. Los ascensores no servían, y sólo tenía de opción las escaleras, y el estacionamiento estaba tan solitario como la vez en que Keim apuñaló a aquél chico frente a mi.

No quería imaginarme una escena como aquella en ese momento, así que descarte la simple imagen de Keim de mis pensamientos.

Cuando estacione cerca de las escaleras, noté que las luces subterráneas del estacionamiento estaban encendidas. ¿Lo extraño de eso? Aquellas luces ni siquiera estaban funcionando la última vez que fui a aquél lugar, y era imposible que la remodelación estuviese ya terminando, si tomábamos en cuenta que el frente del edificio estaba aún realmente estropeado.

Bajé del coche, mirando alrededor, y atravesé el lugar hacia las escaleras, casi corriendo.

Al llegar a las escaleras, noté algo más.

El ascensor.

Aquella luz sobre las puertas mostraba como los pisos ascendían, 2, 3, 4. Y allí se detuvo, en el piso al que estaba por ir.

Alguien se me acababa de adelantar.

Me aventé hacia el ascensor y toqué varias veces el botón para que bajara. Esperé unos minutos, mirando hacia las escaleras; un rectángulo de oscuridad que ascendía hacía más oscuridad. En definitiva, prefería mil veces subir por el ascensor.

Las puertas del ascensor se abrieron y finalmente pude entrar y marcar el piso, siempre muy clara en que había alguien más allí, esperando.

Y, mientras veía las puertas cerrarse, encontré algo aún más extraño en el estacionamiento.

Un coche estaba estacionado entre dos columnas. Un coche que reconocería en cualquier parte.

El coche de Grace.

𝐴́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠  [#1/COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora