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"Solemos caer desde lo más alto"


La feria era el lugar más ruidoso que te puedas imaginar.

Estaba repleta de juegos de feria y enormes cornetas que contenían música horrible -rock en su mayoría-. La mayor parte de los juegos estaban trucados, pero aún así había gente lo suficientemente idiota como para jugar en ellos. Cómo Keim con su Pac-man, que honestamente dudaba de que hubiese ganado alguna vez.

Allí se podía encontrar a la gente mas loca del mundo, con perforaciones, tatuajes y cabellos de colores. Era el lugar perfecto para rechazados y marginales como Keim o como yo. Todos se metían con todos, todos coqueteaban con todos, todos eran simplemente lo que eran y ya, y posiblemente todos mataban y ocultaban cuerpos entre la basura de las carpas coloridas.

Cualquiera podría morir de una infeccioso después de comer un perro caliente o una hamburguesa de alguno de los carritos alrededor.

Detrás de los juegos había un parque bastante peligroso, que ocupaba la atención de todos los que querían suicidarse de algún modo. Sólo la rueda de la fortuna corría el riesgo de despegarse de su núcleo e irse rodando por todo el bosque hasta detenerse en el fin del mundo.

Como esperaba, encontré a Keim idiotizado en el juego de Pac-man, y, tal como imaginé, estaba perdiendo.

—¡Keim!

Tuve que mover su hombro y alzar la voz para llamar su atención, porque la música espantosa y el sonido del juego de Pac-man no me dejaban escuchar mi propia voz.

Él apenas apartó la mirada del juego para mirarme.

—¿Has visto a Ether?

—Primero que todo; buenas noches, amor —y sonrió, olvidándose un momento de su juego para mirarme—. Repite conmigo, Elly, "Buenas moches, amor".

—Buena noches —rodé los ojos—. ¿Has visto a Ether?

—Gracias a Dios, no, maldición —golpeó la máquina y registró sus bolsillos en busca de dinero—. Échate para allá un momento, me das mala suerte —me movió hacía atrás con delicadeza, y volvió a su juego estúpido.

Miré alrededor buscando entre la gente. Esa noche, había más agitación de lo normal. No me apetecía caminar por allí con ese montón de hombres disfrazados de payaso.

Cómo se estaba haciendo muy común, tuve una pelea con Ether. Era natural que pelearnos los días en que ella quería ir a la feria y yo me rehusaba.

Sólo que en esta ocasión, ella dijo palabras realmente horrendas.

—¡Si estas demasiado triste para pasar tiempo con tu mejor amiga entonces ve a morirte y ya!

Y había sido culpa mía que terminara tan enfadada.

Escuché a Keim en su juego, y, sin mirarlo, tomé su brazo y lo moví.

—¿Me acompañas a buscarla?

—En un momento.

Siguió jugando.

—¡Ya deja ese estúpido juego!

Golpeé el teclado y las palancas con frustración, alejando sus manos a manotazos, y Keim miró la pantalla con sorpresa.

—¡Eh, gané!

Una musiquita ensordecedora salió de la máquina, y un montón de monedas salieron de la rejilla rota, pero no dejé a Keim tomar ninguna y lo arrastré conmigo entre la gente. Sorprendentemente, estaba demasiado entusiasmado para quejarse.

𝐴́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠  [#1/COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora