Solo tú

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Parecía que la mañana estaba algo fría, decidí apegarme aun mas al pecho del profesor.
—Buenos días Erick —una voz gruesa y cansada me dirigía la palabra, estando a mi lado—.
—Profesor —abrace al profesor, para cubrir mi rostro en su cuerpo—.
Pero el se alejo de mi para darme un beso en la frente, yo solo me quede sorprendido por el acto; pero en la puerta parecía alguien escuchando.
—¡Primo! —la chica que tanto me odia estaba en la puerta esperando a su querido primo—. Aidan evito contestarle hasta que su abuela nos llamo para desayunar.
—Erick, ¿Quieres bajar a desayunar? —estar en la cama con el era una experiencia única—. Intente levantarme al momento de que vi como Aidan se alejaba, pero un dolor punzante recorrió mis caderas paralizando mis piernas.
—Erick ¿Estas bien? —Aidan me miro algo preocupado pues mi cara no dejaba a la imaginación lo que sentía.
—Solo… —no queria parecer principiante, el era bueno con esos temas, pero no quiero decirle que era mi primera vez-.
—Eres mi primera vez Erick —Aidan lo dijo tan natural y sin mas remedio, me dio el valor para decirlo por igual-.
—¡Es mi primera vez también profesor! —mi cara la sentía arder-.
Hubo un silencio algo incomodo, el sin camisa y yo adolorido en la cama.
—Te sientes bien Erick, fui un poco brusco anoche y creo que me —no podía seguir escuchando eso así que lo interrumpí-.
—¡No! Nada de eso profesor, me gusto tenerlo tan cerca de mi, llevamos muy poco pero, creo que era lo que queria-. Aidan se acerco a mi, se incoó frente a mi.
—Eres perfecto Erick, no quiero que te preocupes por ese tipo de cosas, solo debes decirme lo que te molesta, quiero tenerte conmigo…por el mayor tiempo que se pueda—. Sus labios se acercaban poco a poco a mi rostro, pero alguien interrumpió en la puerta.
—¡Primo! Baja a desayunar, por favor —la única chica en todo el mundo que me odia a muerte-. Me vestí con los shorts que llevaba y una playera de manga corta con una camisa enzima.
—Erick, voy a bajar primero, te espero para desayunar —su voz me hacia temblar aun, tenia que ser cuidadoso, por que aun no podía sostenerme en pie.
—¡DIABLOS! —No podía tan si quiera caminar dos pasos sin tambalearme-. No importaba debía bajar a desayunar, ya tenia hambre.
Baje las escaleras lleno de “de-ter-mi-na-cion” esperando que no notaran el temblor de sus piernas.
—Que adorable te ves hijo, parece que eres de por aquí —la abuela de Aidan me miro sonriente con un mandil de cocina-. La abuela de Aidan  era amable con todos, incluso con su nieta.
—Vamos a desayunar juntos Erick, siéntate… –la prima de Aidan se sentó a su lado-.
—YO SOY SU PRIMA, YO ME SIENTO AQUÍ CON MI PRIMA –La joven se apresuro a sentarse a su lado, no pasaba por mi mente que Aidan se quedara a su lado.
Los mire todo el desayuno, ella intentaba acercarse pero Aidan lo impedía hasta que termine el rico huevo estrellado que me ofreció la abuela de Aidan con un poco de jugo recién hecho.
—Madre, ¿Dónde esta el Papá? –Aidan se levanto y se alejo de su prima, para acercarse a mi-.
—Esta en el establo, con los caballos, sabes que son lo mejor que puede tener tu abuelo, aparte de mi –susurro la Abuela de Aidan.
—Podemos ir a verlo primo, te acompaño –Alejandra se acomodaba junto a Aidan.
—Erick vamos, quiero que me ayudes la confianza del potrillo salvaje –Aidan se alejo de Alejandra para acercarse a mí, que aun estaba a la mesa junto a la abuela.
—Anda hijo, yo cuidare de la casa, no se va mover de aquí ––A la abuela le gustaba bromear conmigo, era increíble sentir el afecto de una madre.
—Gracias señora, permiso y gracias por el desayuno ––Me levante de la mesa con mucho cuidado y salí de la casa con Aidan de mi lado.
—Aidan, ¿Por qué odias tanto a ti prima Alejandra? –Mis pensamientos eran indiscretos a su lado.
–No la odio, solo no la quiero cerca –Aidan no me miro a los ojos, y siguió caminando, a comparación de mi, que seguía adolorido de cada parte del cuerpo.
—Tu abuelo, como sabe que… –En ese momento Aidan me interrumpió
—Pues de niño, era feliz jugando con las niñas, pues siempre he sido muy codiciado entre las mujeres. Yo si tenia un amigo, solo que el me gustaba, le dije a mi mejor amigo lo que sentía, pero eso me costo mi estancia en el rancho de mis abuelos, mi abuelo me queria bastante como para entrar en detalles para solucionar algo que un niño no entendía del todo, así que el me enseñaba cosas de hombre, mientras que mi abuela me enseñaba cosas del hogar y así mi abuelo supo mis preferencias ––Aidan tenía la mejor de las suertes, como un abuelo acepta, la homosexualidad de su único nieto barón.
Sin pensarlo me quede quieto, intentando recordar todos mis problemas y mis “pecados” del pasado. Pero solo, consigo atormentarme al pensar que alguien tan despreciable como yo, encontró en quien depositar su confianza.
—¿Erick? —Escuche la voz del profesor.
—Aidan, perdona solo, reflexionaba sobre algunas cosas –Se que no engaño a nadie, pero como pude enamorarme de este hombre tan increíble.
Aidan me regalo una sonrisa, se acerco a mi y me susurro al oído —Se que no puedes sostenerte en pie –Era el culpable y parecía divertirle mi forma de caminar.
Después de notarlo, ya estaba tomado de la mano de Aidan.

Mi Profesor preferidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora