once.

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  Oh, we could be stars, just find way to get home
There's space in my heart, open arms for you to run to  

canción: stars por alessia cara

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Lia no le tenía miedo a la oscuridad. Nunca lo había hecho. Nunca había sido de esas niñas que no pueden dormir con la luz apagada, o había corrido a la cama de sus padres en una noche de tormenta cuando las luces se iban. Después de todo, las cosas más hermosas suceden cuando solamente la oscuridad es el único testigo: los besos secretos, las estrellas fugaces y las auroras boreales.

No obstante, esta noche tenía miedo.

Con solamente una linterna como compañía, había dejado el sótano después de que Scott se lo hubiera ordenado. Lo había besado, como tantas veces pero a la vez tan pocas lo había hecho, pero fue separada bruscamente por él con los ojos dorados, colmillos y gritándole que se fuera. Estaba fuera de control, y al contrario de lo que Lia pensaba, Scott creía que si perdía el control la lastimaría. Ella creía firmemente que eso nunca pasaría, pero comprendía el miedo de Scott porque ella misma lo sentía por él.

Así que lo había encerrado tal y como le había pedido, pero no había sido capaz de quedarse a un lado de él como ella hubiera querido. Scott le gritó que se fuera, y aunque Lia había sentido sabiendo que no podía verla y se había ido.

Subió las escaleras a la casa, sintiéndose como más que una intrusa en el hogar de Isaac. Todo estaba en un silencio fúnebre. No había ningún ruido cerca, más que los ligeros sollozos de Lia.

Odiaba ser así. Odiaba ser quién era. Odiaba saber que era capaz de controlar el fuego tanto como a las personas pero aun no sabía cómo manejarlo. Odiaba llorar tanto, más de lo que era común. Sabía que estaba exagerando, pero odiaba que le gritaran y sobre todo odiaba sentirse impotente al no poder hacer algo para que Scott dejara de sentirse así cada luna llena.

Lia escuchó un ruido, e inmediatamente dejó de llorar. Era una casa vacía. No se suponía tendría que haber ruidos, ¿cierto? Inmediatamente sus sentidos se pusieron en alerta. Tragó saliva, y con su linterna en mano, comenzó a vagar por la planta de la casa. Las baterías de la linterna dejaron de funcionar, por lo que tuvo que recurrir a su visión avanzada. No era ni de cerca una visión nocturna de depredador como la de un hombre lobo, pero al menos ahora podía ver las cosas en lugar de figuras difusas.

Se decía a sí misma que estaba exagerando, que probablemente era nada. Pero algo en ella la impedía tranquilizarse. Era más que miedo a lo desconocido, era un presentimiento.

Detrás de ella, escuchó un siseo. Sin querer voltear a ver, pero sabiendo que debía hacerlo, lo hizo. Su sangre se heló al ver a una criatura con ojos amarillos que ansiaban sangre. Involuntariamente gritó. Con la respiración entrecortada y bloqueada por el miedo, intentó recurrir al fuego. De ninguna manera se metería en la cabeza de esa cosa, si es que era posible siquiera. Sin embargo, justo cuando lo iba a hacer se detuvo.

La criatura se quedó a metros de ella, viéndola como si la conociera. No era una mirada agresiva, era más como si quisiera decirle algo. Eso la aterró aún más. La piel de Lia se erizó. Lentamente, comenzó a sentir el fuego recorrer su sangre. Era como si magma caliente se deslizara por sus venas. No era muy buena controlándolo sin encender todo su cuerpo en llamas, pero no podía hacer lo que tenía en mente sin algo con defenderse.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó lentamente. La criatura con aspecto de reptil ladeó su cabeza, como si entendiera perfectamente la pregunta. Luego bajó la vista a la mano de Lia, que ya empezaba a formar una masa de fuego pequeña—. No me quieres hacer daño, ¿cierto? —Lia entrecerró los ojos—. Entonces, ¿qué es lo que quieres?

Impossible /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora