—...como sea, llegaré alrededor de unos treinta minutos. ¿Estarás a tiempo?— Fue lo único que alcanzó a entender de su gran discurso y justamente lo que necesitaba. Sonrió debido a ello.

—Sí, estaré ahí antes que usted, señora Park.— Bromeó.

—Entonces, nos vemos, mi bebé— Se escuchó el sonido de un marcado beso y luego el conocido pitido que indicaba que la llamada había sido cortada.

JiMin dejó su teléfono en su velador y corrió a la ducha con una toalla en su hombro. Debía ducharse rápido si quería llegar antes que su madre, como le había dicho. Cuando estuvo ya completamente aseado y vestido, corrió a la cocina y se preparó un café, el cual bebió rápidamente, quemando un poco de su lengua. Dejó la taza en el lavavajillas y salió de su departamento en busca de su auto de nuevo corriendo. Esperaba que no hubiera tráfico, la estación de trenes no quedaba muy cerca y no quería fallarle a su madre. Tuvo suerte, pues no lo hizo. Llegó cinco minutos antes que el tren en donde su madre viajaba. La mujer, de cabellos cortos negros y ojos pequeños, traía solo una pequeña maleta con ella, la cual botó al piso para ir a abrazar a su hijo que no había visto en años por diferentes razones. Besó su rostro causando que JiMin se sonrojara, pero de todas formas dejó que prosiguiera. La extrañaba mucho y sabía que a su lado las cosas se podrían mejores, a pesar de que ella no tenía idea de todo lo que había pasado, o por lo menos, eso creía JiMin.

Subieron al auto del menor y partieron rumbo a casa, pero antes de llegar, JiMin recordó que no había comprado todo lo que su madre le había pedido que comprase para preparar un gran almuerzo y cena. No quiso decirle, porque sabía que le obligaría a ir al supermercado que tuviera más cerca, aquel supermercado que el había evitado a toda costa durante un mes yendo a comprar a otros más lejanos a pesar del gasto en combustible. No tuvo suerte, pues la mujer lo descubrió de igual forma.

—JiMin-shi, pasemos a comprar aquí todas las cosas que de seguro olvidaste— Habló MinSoo apuntando al supermercado que podía ver desde su ventana.

—Aveces me asustas, mamá. ¿No podemos pasar a otro lugar?— Respondió JiMin mirando atentamente la carretera, porque si giraba su rostro hacia su madre, la mujer le llenaría de preguntas que el no quería responder.

—Estamos aquí mismo, Jimin. Pasemos, tengo hambre y muchas ganas de cocinar.— El menor no mostró expresión alguna frente a sus palabras, por lo que, comenzó a mover su brazo derecho para que le hiciera caso— ¡Vamos, JiMin! Dobla aquí, no seas testarudo.

MinSoo continuó molestando hasta que vio como su hijo doblaba en la entrada a la tienda con el ceño fruncido. Volvió a sentarse de forma correcta en su puesto y comenzó a dar pequeños aplausos mientras JiMin estacionaba. Bajaron y caminaron a la entrada, pero antes de entrar, JiMin dio media vuelta e intentó escapar, pero su madre fue mas rápida y lo atrapó del brazo.

—¿Que ocurre, hijo?

JiMin apretó sus labios y suspiró antes de responder. Se sentía un completo cobarde.

—Hay gente que trabaja aquí...que no me gustaría ver.— Respondió sin mirar a MinSoo.

—¿Por qué?, ¿te lastimaron?

"Sí, mucho" era la respuesta que JiMin quería escupir, pero no pudo. Su madre había llegado hace menos de una hora, no quería abrumarle con los problemas que ni siquiera se atrevió a contarle con anterioridad. Suspiró y se volteó en dirección a la tienda de comestibles.

—Sólo tuvimos algunos problemas, mamá. Creo...creo que entraré de todas formas. Ya pasó un buen tiempo.— Ni el se creía sus palabras, pero de todas formas entró seguido de MinSoo.

little boy × vminkookWhere stories live. Discover now