—Esperen, tengo una duda. ¿Quién era la más mala entre tu y Christie? —mire a Daphne.

—No lo sé, ¿quién? —miro a Fressy.

—Cuando Daph estaba, eran las dos. Siempre intentaban ser más mala que la otra. Cuando se fue por dos meses a Miami, era Christie obvio pero cuando llegaste, Daphne ganó. Y ahora, Christie es super mala y Daph —la abrazó— es un amor de persona.

—Lo sé, lo sé —río y con Fressy la imitamos.

—¿Mañana que haremos? —preguntó Fressy.

—No lo sé —respondió Daphne.

—Esperen, ¿mañana tienes entrenamiento? —mire a la rubia.

—Si, ¿por qué?

—Deberíamos poner pintura fluor que quedo el otro día en el acondicionador de Christie —opiné sonriente.

—¡Buena idea, ____! —chilló Daphne.

—¡Si, lo es!

—Mañana llevaremos esto en una botella. Iremos contigo, Daph e iremos a las duchas para poner eso en su acondicionador —sonreí.

—¿Tú de que trabajas? —me miró Fressy confundida, yo la imite. ¿De que hablaba?— Haces buenos planes, mujer —dijo obvia y reí.

—¿Dónde quedó la pintura?

—En el baño —respondí.

Buscamos el pequeño tarro y busqué que dijera “Apto para cabello”. ¡Lo encontré! No sería tan mala de arruinarle por completo el cabello de Christie. Seguí leyendo algo más y leí “El fluor hace efecto al apagar cualquier tipo de iluminación —incluyendo el cabello— utilizando luz negra”. Cuando vayamos a clases, podríamos apagar las luces, utilizar la luz negra de mi hermano —no pregunten porque la tiene— y ver como brilla. ¡Amo esta pintura!

Las chicas se fueron, dejandome completamente sola. Ya que Chad estaba nuevamente en la casa de Hayes. Y mis padres, aún en Londres en la casa de mi tía Rachel.

La tía Rachel.

La tía bruja, sería mejor.

Es la típica tía que te insulta de nada, la “amo”, pero mejor es mi abuela. Hace cuanto no la veo, debería ir a visitarla. Mire la hora, 19:30. Me quedaré a dormir allí.

Me preparé ropa en una mochilla/morral/bolsa, junto con la botella de pintura fluor. Agarré mi laptop, su cargador, mi IPhone y al igual que la laptop, su cargador. Creo que estoy lista, toda lista. Sonreí, agarré mi skate. ¿No les conté? Amo mi skate. Cerré la puerta con llave y me dirigí a la casa de mi abuela.

Al llegar, abrió mi abuelo con una sonrisa.

—¡Abuelo! —sonreí abrazándolo.

—Mi pequeña —sonrío besando mi cabeza.

—¿La abuela? —pregunté cuando entre.

—En la cocina, ve.

Con una sonrisota, me dirigí a la cocina. Pero mi sonrisa desapareció al ver a mi abuela, hablando con las personas que más odio.

Mi prima Charlotte, Christie y Nash.

—_____ —dijo, mi abuela sonriente.

—Hola, abue —sonreí falsamente besando su mejilla—. Y los demás... —murmuré—. Hoy me quedo, espero que no te moleste —volvi a mirar a mi abuela.

—No querida, eres bienvenida siempre.

—Esta bien, iré a dejar esto.

Camine a las escaleras, sentí unos pasos detras mío pero no les tomé importancia. Entré a el cuarto donde yo siempre me quedaba junto a Chad, cuando mis padres se iban. Las paredes aún de color durazno, las dos camas con las sábanas de siempre. Las mías eran lilas con flores muy bonitas y las de Chad, azules y con autos. El armario de siempre. Mire el suelo de madera, aún con la raya en el medio. Eso dividía la parte mía de la habitación a la de Chad.

Reí, recuerdo cuando mis abuelos nos hacían la pequeña casa con sábanas y nos contaban historias que vivieron.

Entré, dejando todo en mi cama. Aún cómoda, como la recuerdo. Amaba saltar sobre ella.

Mi puerta sonó y solté un “pase” algo bajo, así que repetí.

—¿Sabías que estaríamos aqui? —preguntó Charlotte enfadada.

—No, vine por venir —respondí—. Que te sientas perseguida no es mi problema.

—Cuidado como me respondes, estúpida —escupió.

—Soy mayor que tú —sonreí truinfante.

—Tú sabías que estaríamos aqui —habló Christie.

—¿Por qué no me dejan tranquila y se van? Si hubiera sabido que estaban aquí, ni hubiera venido. Piensa mejor —las mire.

—¿Qué pasa aquí? —llegó mi otra prima, Chelsea. A ella la amo— ¡____! —chilló.

—Chels —la abracé.

—Zorras —dijeron a la par, Christie y Charlotte.

—Zorra serán ustedes —contesté pegandole una bofetada a Christie, ya que Chelsea le pegó a Charlotte.

Que sincronización tenemos. Nos sucede de pequeñas.

—O no lo hiciste...

—Si lo hice —contesté.

Me empujó, vi a Charlotte poner la traba para poder caerme. Chelsea intentó agarrarme pero no pudo.

Lo último que recuerdo es golpearme fuerte la cabeza.

espacio para que dejen su otp o shipp favorito;

los míos son: clexa, malec, larry rubelangel, luzana, wigetta <unos cuantos, pero principales; ellos}

She's perfect » Nash Grier Where stories live. Discover now