13: Una atadura al hilo.

1K 70 12
                                    

Leah Hepburn.

Anoche soñé con el pasado, soñé cuando los dos eramos niños. Quizás fue por la canción que escuché en la radio, era una canción que a él le gustaba mucho. Pudimos haber estado juntos, pero entre nosotros se interponía una vida larga y un futuro incierto. Aún así estaré más lejos que de costumbre.

Esperaba mi vuelo hasta que lo anunciaron, ya debía irme.

-Leah-  Podía escuchar a lo lejos. Estando sola en la oscuridad, caminando sin rumbo alguno, sólo podía escuchar la voz de Eve llamándome.

-Leah, espera-  Voltee y era Eve que venía corriendo hacia mi. Por favor, no hagas de esto más difícil.     -...Eve-     -Leah, por favor no te vallas-  Se detuvo frente a mi, por suerte, no había mucha gente en el aeropuerto.    -Quédate- volvió a decir.    -No entiendes...-      -¡Quédate, no te vallas!-    -Eve, yo...-     -¡Te lo ruego, por favor quédate!-     -¡Escúchame cuando estoy hablando! ¿A caso eres mi madre?-      -No, sólo soy el hombre que te ama- dijo, y me sonrojé. Porqué está aquí? Hace tiempo que me rechazo. A qué quiere jugar?

-No quiero vivir si no es contigo- dijo agarrando mi brazo.       -Porqué te rehúsas? Porqué es tan difícil de entenderlo?-     -Un futuro sin ti... no significa nada para mi- dijo y me abrazó, yo trataba de alejarlo, pero el se oponía.

-Déjame Eve, yo ya no te puedo amar- dije.      -No, no es cierto, tu me amas tanto como yo a ti. Fui un idiota al haberte rechazado en ese entonces, pensé que me había enamorado de la persona correcta, pero no fue así...-    -Eve, no entiendes. Yo ya no puedo, es como si estuviera encerrada en una jaula...-     -Esa es una tontería, esa jaula no existe, lo inventaste tú misma para ya no salir lastimada- dijo.

Y sin darme cuenta, yo misma me había maldecido, yo era la que se encerró sola en esa jaula y me había privado de todo sentimiento.

-Leah, desde la primera vez que te vi, decidí estar a tu lado y protegerte, y entonces ya no quise estar con nadie más. No tengo mucho que ofrecerte, sólo todo mi amor- dijo, y sentí como mis lágrimas corrían por mis mejillas. No sabía a donde ir, y tú me diste un lugar al cual pertenecer.

-Eso es suficiente para mi- dije, llorando lo abracé también.     -No te vallas, no me vuelvas a dejar solo-      -No lo haré- dije sonriendo.

Podía sentir el cálido cuerpo de Eve, y como acariciaba mi cabeza. Entonces supe que ya no quería alejarme de él, quería permanecer a su lado... Como cuando eramos niños.

Este es mi hilo rojo del destino?

Si... Lo es.

El hilo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora