ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 13

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NO RECONOCÍ el lugar en el que nos detuvimos, no lo hubiera hecho, aunque lo intentara.

Sentí unos dedos fríos rozando mi mentón, sujetándolo. Me giró gentilmente mientras me encontraba con esos intensos y asombrosos ojos azules. Mordí el labio cuando fui incapaz de aspirar un poco de aire, su mirada se deslizó hacía mi boca. Me pareció inevitable estremecerme cuando su dedo pulgar rozó parte de mi labio inferior hasta que dejé de morderlo. Su mirada se estrechó con cautela y Christopher se apartó rápidamente, como si se hubiera quemado.

Yo estaba que me incendiaba. Mi labio hormigueaba con necesidad.

Me regaló una sonrisa infantil, de esas que me estaban empezando a gustar.

—¿Lista, Valentina?

No era la primera vez que me tocaba de esa forma lenta y después se alejaba con esa actitud de "aquí no ha pasado nada". Como si no pudiera soportar tocarme de ningún modo.

No sabía cómo sentirme con eso. Lo mejor sería no sentir nada, cabía la posibilidad de que solo estuviera sucediendo en mi cabeza.

Había pasado un largo tiempo desde la última vez que decidí salir con alguien del sexo opuesto. Era una persona que piensa demasiado, me era realmente difícil confiar en los demás. La principal razón era que había desechado la idea de salir con una persona atractiva que no me hiciera sentir nada. La palabra clave aquí era: sentir.

Christopher era diferente. Cortarme la respiración, jugar con las mariposas en mi estómago y calentar mi sangre era el inicio, una clase de señal de que algo estaba cambiando en mí, que estaba cada vez más cerca de reavivar las emociones que mantuve congeladas durante mucho tiempo. No estaba enamorada de él ni mucho menos, pero me gustaba más que el resto. Llegaba un momento en la vida donde tenía que elegir vivir con intensidad, recordar que la vida era un juego y a la vez una guerra. Aventurarme fuera de la tranquila soledad.

Lo que estaba pasando entre Christopher y yo no llegaría a nada más que una agradable amistad y no quería perderme nada de lo que pudiera hacer en mí. Él era como un soplo un aire frío golpeándome en el rostro. A mí me gustaba el frío.

No confiaba en él, no creía algún día llegar a hacerlo, pero me hacía reír. Lo que era sorprendente porque en los últimos quince meses solo me había reído con Rosé. En contadas ocasiones. Así que, por el momento, era suficiente.

Sí, Christopher tenía que gustarme más que el resto. Lo suficiente como para acompañarlo al British Grand Prix. Era el circuito de la F1 en Silverstone. Al parecer un amigo de Christopher estaba corriendo. La verdad no le presté mucha atención a lo que me explicaba porque estaba tan atraída a lo que sucedía a mi alrededor. La chica traviesa en mí resurgió con el sonido de los motores rugiendo en mis oídos, entendía perfectamente porque la multitud se volvía loca, con gritos eufóricos cada vez que un monoplaza rebasaba a otro, demasiado cerca para ser seguro. Faltó muy poco para que mi corazón saliera volando de mi pecho cada vez que veía las maniobras de los conductores.

Mis celos se activaron salvajemente. Me daba perfecta cuenta como las chicas devoraban con la mirada a Christopher. Llegué a pensar que era capaz de dejarme ahí para irse a revolcar con alguna de ellas. Porque eran lindas, divertidas y ruidosas. Pero sucedió todo lo contrario. Yo no estaba vestida para ir a un lugar así. Al salir de casa solo me puse un short negro demasiado corto debajo de la camiseta blanca con estampado de Arctic Monkeys que usaba para estar en casa porque era tres tallas más grandes. Ah, y sin sostén. Traté de disimular ese percance dejando que mi pelo cayera suelto sobre mis senos.

Un hombre con la mano demasiado larga me tocó el trasero mientras íbamos caminando a nuestros lugares después de conseguir una bebida, como Christopher venía detrás de mí lo vio todo, le dijo "mantén tus sucias manos lejos de ella si quieres conservarlas." No fueron las palabras más originales para defender a alguien, pero la mirada intimidante que le lanzó hizo retroceder al tipo. Después de eso no dejó que me alejara más que un par de centímetros y cuando me levantaba por la emoción, se aseguró de mantener una mano en mi espalda baja. Todo el rato estuve excitada.

ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1Where stories live. Discover now