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El centro comercial estaba gratamente vacío, no le demoró mucho encontrar la cabellera de rizos anaranjados

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El centro comercial estaba gratamente vacío, no le demoró mucho encontrar la cabellera de rizos anaranjados. Al lado del muchacho se encontraba una bolsa.

Yoon Oh caminó hacia el extravagante zángano.

―Parece heterocromía―dijo a modo de saludo, refiriéndose a los iris de diferente color. Kim se volteó, con una rebanada de pizza en su mano. La piel de sus pómulos adoptó un leve color. El chico alejó la masa para limpiarse la boca y comisuras con una servilleta. Su ojo aún seguía irritado.

―Hola―farfulló torpemente. Retomando una actitud más activa, añadió―. Me dio pereza quitar la otra lentilla.

Sin preguntar, Yoon Oh corrió la silla que estaba a su lado y se sentó. Le dio una pasada a sus alrededores, con la mente liosa. Los ojos lo miraron ante su total silencio, siguiendo sus movimientos.

―Tengo un problema―murmuró vacilante. Sus manos jugando entre ellas y sus piernas moviéndose intranquilas.

El contrario apretó sus labios como hace rato no hacía, corrió un mechón detrás de su oreja intentando descifrar cuáles eran las palabras correctas para una situación como esa. Sabía que la charla cliché comprensiva no funcionaba por experiencia propia, así que eligió irse por el lado poco común y práctico.

―¿Hay algo que pueda hacer o simplemente no tienes con quien hablarlo?―soltó, su voz salió más dura de lo que habría querido, demostrando desinterés que no sentía.

Inesperadamente, una sonrisa sin dientes partía el rostro de Jung. El alto intentaba no soltar una carcajada

―¿Qué?―susurró, sin entender el motivo de la expresión del castaño.

―Nada, solo no esperaba que fueras tan agrio.

―No lo soy, o acaso, ¿querías que actuará apenado, apenado por los conflictos que tiene un chico que llevó con suerte dos o tres semanas de conocer? Lo siento, no me importa que tan mierda te esté tratando la vida, a ti tampoco te interesa la mía.

―Woah, al chiquillo llamativo de un metro setenta no le peso en lo más mínimo.

―¡Estoy siendo sincero!―exclamó el pelirrojo viéndose molesto y alterado.

Las cejas de Jung se elevaron ante el estallido de expresividad.

―No te pongas a la defensiva, no estoy reclamándote. Y no abras tanto los ojos, el irritado da miedo―molestó intentando tocar un nervio en el chico, quién al escucharlo, cubrió su rostro con sus manos y luego masajeo sus sienes.

―¿Tienes algún problema justo ahora, DongYoung?―continuó burlesco, sacando con disimulo un pedazo de aceituna de la caja de pizza―. Te puedo ayudar a atravesarlos.

―Me estresas―mascullo el bajo, sin mirarlo.

Sólo al sentir el movimiento de la pierna ajena cayó en cuenta de que sus rodillas estaban apegadas, muslos con muslos. El de lentillas se restregó el rostro, apoyó este en su puño y descanso.

―Cuando tenía un problema me encerraba en el baño.

Extrañado, Jung subió sus codos a el mesón.

―¿Por?

―Porque a todos le desagradan los baños, siempre están vacíos―explicó obvio, moviendo la manga de su sudadera.

―¿Y el olor?―preguntó haciéndose el tonto. Kim le dio una mirada fulminante.

―Todo lo que sale de tu boca es estúpido, en serio―musitó, juntando su cejas. Sus pestañas haciendo sombra sobre sus mejillas. Un rizo brillante cubriendo el ojo rojizo. Jung se tomó la tarea de entender lo que volvía al chico tan cautivador al juicio de sus pares. Su mente lo asoció ridículamente a una criatura de la mitología nórdica.

―¿Puedo decir algo sin que me mires como si fuera imbécil?

―Mhm, ¿sí?

―Luces como... ―trató de recordar el nombre correspondiente―. ¿Un elfo?

El muchacho desvío la vista y cuando volvió a girar, su piel estaba colorada y sus ojos brillantes mientras sus hombros se sacudían. Estaba riendo sin emitir sonido alguno.

Yoon Oh no podría utilizar como material de burla el sonido de la risa del pelirrojo en un futuro.

―¿Se llamaban así, no?―el chico seguía con su mudo ataque.

Cuando habló, se le dificultó unir las sílabas. La voz escapando entrecortada.

―No, no es―su respiración agitada―, no es eso. Si tenemos el mismo concepto de lo que es un elfo esta bien, ahm, es la comparación más curiosa que me han hecho.

―El cabello, las lentillas... ―argumentó.

―Sí, sí, entiendo porque crees que luzco parecido―asintió bajando y subiendo su cabeza. Estaba todo desordenado y risueño. Un desastre pensante.

Yoon Oh se contagió de la actitud.

Kim usó sus antebrazos como una almohada, somnoliento, y lo observó atentamente esbozando una sonrisita perezosa. Sonrisa que por primera vez, jung presenciaba adueñarse del joven rostro.

―Esperó que soluciones tu problema.

Parpadeo un par de veces, reaccionando desconcertado por la sensación que se afirmaba en la base de su estómago. Demasiado consciente del contacto de sus piernas. Sin embargo, no se movió.

Se quedó quieto.

Enternecido.

―Claro, yo también.

SEPARAMEーJAEDOWhere stories live. Discover now