Noveno seis.

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Estás delante de mí, estás sonriendo y pareces feliz. ¿Dónde has estado? Quise preguntarte, pero la voz no me salía y solo reía, no sé qué era lo gracioso, tal vez estaba tan feliz en ese instante que era lo único que podía hacer. El corazón me llega hasta la boca cuando me besas en los labios, una tormenta se avecina en mi pecho cuando te vuelves alejar. No dices nada, solo son tus labios moviéndose y, aunque no haya sonido, tus palabras invisibles son las que me saben a miel.

Corro detrás de ti, el miedo de que te vayas una vez más se apodera de mí ¡Sehun, Sehun! El eco de mi voz hace que gires, me vuelves a sonreír. Eres el maldito sinvergüenza de esta historia.

El reloj apunta las 9:00 am en mi celular un día sábado, y no, mi intención no era levantarme. Mi madre literalmente me piso al pasar a un lado mío, pisando mi almohada y casi mi cabeza, es una mierda dormir en la jodida sala de mi casa. Me quejo, ella solo suelta "ya es hora de levantarte, quita la cama y ayúdame".

Me siento en mi cama improvisada, busco el anillo a tientas y me lo pongo. Y pronto, me doy cuenta que no he visto a Sehun desde hace una semana y que todo lo que he creído que ha pasado, solo ha sido un sueño. Había sido tan real, lo había casi sentido, sus labios sobre los míos, besándome. Tal vez ya se aburrió de mí, y era verdad ¿quién vive lejos de la persona que más dice amar tantos días? ¿Quién lograría soportarme de verdad? El pecho me duele de pensar aquello.

Lo extraño, lo extraño cada jodido día, y vivo pensando que mañana lo veré, que mañana vendrá y que todo habrá pasado. Miro el teléfono una vez más, y, como si todo se hubiera iluminado, me doy cuenta que hoy es seis, Sehun nunca falta a ningún seis.

— Te juro que si ese cabrón no viene el día de hoy, le parto la cara—. Exclamó Xiumin, con todo el amor para Sehun.

— Sí vendrá, nunca falta este día, en verdad.

— Vale, pero en verdad ¿por qué le aguantas tantas tonterías suyas? Quiérete un poco, Luhan, ese cabrón solo hace que te deprimas.

— No todo es culpa suya... también son los problemas en casa—. Susurré, esperando a que nadie más escuchara— él no tiene la culpa.

— Si tú lo dices.

En el tiempo que duró Xiumin en mi casa, no volvimos a tocar ese tema. No era necesario que él me lo dijera, sabía que Sehun ya no era de su agrado desde el momento en que me vio llorando por él. Nunca culpes a un amigo de que odie a tu pareja si este te hace daño. Xiumin a pesar de ser alguien mezquino, era mi mejor amigo y me cuidaba, deseaba lo mejor para mí y era quien en verdad siempre estaba ahí a pesar de su reducido tiempo. A Xiumin le debía más que a nadie en la vida, y es Xiumin, quien ahora me abraza mientras me agarro a llorar. A él no le importa mancharse de mis lágrimas y mis mocos en su playera favorita, a él le importa un carajo que esté así frente a él, a él lo único que le importa en este momento, es darme palmadas en la espalda y repetir una y otra vez "todo estará bien, tranquilo". No sé cómo, ni qué tan afortunado soy de tener a un mejor amigo como él.

— Es hora de que te vayas—. Le digo, siento que tengo los ojos hinchados ya. 

Xiumin forzó una sonrisa mientras tomaba sus cosas y se iba. 

***

El reloj marcaba las siete y media de la tarde, Sehun no ha aparecido y no hay ninguna señal de él ¿se terminó...? El pecho me quema y el corazón se me aprieta con fuerza. Es nuestro día,  nuestro noveno mes juntos. Me siento sofocado en mi casa, no quiero que nadie me vea, mucho menos si me agarro a llorar una vez más.  Tomo mi celular y salgo de mi casa, mi madre solo me dice que vaya con cuidado. 
Sé que se me están nublando los ojos a medida que camino, y es vergonzoso cuando gente que no conoces te ve y se da cuenta. Quiero hundirme en la tierra y fingir que ya no existo, quiero que todo se vaya, quiero que los problemas ya no estén ahí,  quiero regresar el tiempo y borrar aquel estúpido beso que no tenia sentido,  simplemente quiero,  ser una hoja en blanco para escribir mi vida desde un principio.

Pero sé que es estúpido y que la vida no es así de sencilla. Son las ocho de la noche cuando me detengo y dejo de caminar, el sol sigue ahí a pesar de la hora -maldito verano- y me siento en una banca. No sé en qué momento llegué al parque.

Me siento más tranquilo y puedo respirar sin sentir un nudo en la garganta. No sé cómo es que terminé así, tan triste, y es algo que odio. La tristeza no hace más que derrumbarte poco a poco y ser alguien indefenso, y yo odio estar así. Y me doy cuenta que casi siempre dependo de Sehun para sentirme bien, y no es algo sano. Sehun es mi novio, no mi caja mi caja de felicidad. 

  —  ¿Luhan? 

El corazón me late con fuerza al escuchar mi nombre, y cuando giró para ver de quién se trata, no puedo evitar pararme y casi correr a abrazarlo. Es Sehun, es Sehun sonriendo, es Sehun ahí de pie y pareciendo feliz de verme. Pero a pesar de estar feliz, lo noto diferente. Está más delgado cuando lo abrazo y tiene unas ojeras terribles debajo de los ojos. 

 — ¿Dónde has estado, pedazo de idiota? — Le pregunto, Sehun suelta una risa mientras me sigue abrazando. 

  — La universidad... en verdad lo siento, Luhan ¿te preocupé mucho? 

 — Preocupar es poco, idiota, idiota... 

Me besa en la frente y me mira. Está cansado y no es necesario que lo diga. 

— Deja de decirme idiota o terminaré creyendo que de verdad lo soy... mucho. Apenas iba a llamarte para vernos y te vi aquí sentado ¿estás bien?  — Aprieto los labios y es imposible que le sostenga la mirada, Sehun suspira—. ¿Problemas? Podemos hablar de eso y... 

—  ¡No!—Lo interrumpo— no te he visto en una semana y lo menos que quiero es hablar de eso... ¿tú estás bien? 

— Siempre estoy bien, mi amor— aseguró él, sabía que mentía—. Pero hoy... ah, estoy nervioso. 


Por un momento él deja de abrazarle y me toma de las manos. Sus dedos pálidos acarician los míos con lentitud, ya está cayendo el sol cuando me vuelve a mirar a los ojos, y sé que está realmente nervioso por la forma en que se queda callado y se relame los labios una y otra vez. Sehun agacha la mirada y busca algo en el bolsillo trasero de su pantalón. Y cuando lo veo, la respiración se me corta. No sé si es una broma o realmente es verdad; Sehun tiene una cajita de terciopelo azul fuerte en sus manos, aquellas cajas pequeñas que llevan un anillo. 

— Sehun... me estás poniendo nervioso... 

— Dicen que solo te enamoras de verdad una vez en la vida, y en verdad, yo estoy enamorado de ti. Te amo por ser tú, te amo con todas tus locuras y por tu forma de ser. Te amo porque... simplemente lo hago, Luhan, estoy enamorado de ti como no tienes una idea. Eres mi príncipe, mi pequeño soñador ¿te quedarías conmigo para siempre?   

Y la caja se abre gracias a sus dedos temblorosos. Un anillo, hay un anillo ahí color plata y con una piedra que brilla. La boca me tiembla y no puedo articular palabra alguna, los ojos se me vuelven a nublar y es que ¡qué puedo decir! Amo a este jodido hombre. La mano me tiembla igual que a él cuando la extiendo, Sehun sonríe. 

— Eres consciente de  que aun somos jóvenes y que faltan años para vivir juntos, y que aun no entro ni a la universidad ¿verdad? — Sehun rió y asintió—. También debes prometerme que siempre estarás conmigo y no te alejarás de mí, que siempre serás el mismo de siempre, de quién me enamoré... ¿lo prometes? 

— Lo prometo, Luhan.


Tenía diecinueve años cuando Sehun me puso un anillo de compromiso en la mano. 



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Hola, hola. Kaoru actualizando una vez más (?).  


Cuando una lágrima cae del cielo (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora