Capitulo 10: Huesos e inviernos

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Alcoba de James Barnes

El castaño volvió a su refugio, al lugar donde consideraba que todo acababa y su intimidad comenzaba. Azotó la puerta y se recargó de esta cerrando los párpados. A su alrededor todo giraba, dando vueltas que le mareaban más de lo que se encontraba ya en un principio. Recordaba perfectamente a detalle su voz, lo que sintió, la manera en la cual se removía debajo de su cuerpo, esos magníficos roces en sus áreas privadas que desencadenaron todas aquellas sensaciones que circulaban bajo su piel. Percibió algo en su soledad, era una suave caricia en su labio inferior, tan delicado que perdió la noción de la realidad, se creyó dentro de un sueño.

-Winter- Escuchó apenas lo grave de su voz.

Le tomó desprevenido el contacto de su boca contra la de él. Se intentó apartar pero su cuerpo se lo impidió. Se encontraba contra la maciza madera de la puerta y el pesado cuerpo de Brock Rumlow. Sus manos trataban con rudeza las de él teniéndolas contra la superficie plana detrás de su espalda, su cadera mantenía rígida la del castaño, e inamovible. Forcejeó intentando separarse cuando Rumlow besaba sin cuidado su boca, incluso lo mordió con demasiada fuerza.

-Déjame ya- Oponía resistencia y pudo hablar cuando así se lo permitió.

-Sabes que si te haces más tiempo el difícil, más me gustará buscarte, florecita de invierno- Murmuraba esas palabras y su aliento desprendía un fuerte olor a licor barato con tabaco.

-Apestas y me das asco ¿no lo entiendes?- Escupió las palabras intentando soltarse.

-Quédate quieto- Golpeó su frente contra la de Barnes tratando de hacerlo entender –Natasha no puede oírte pequeño idiota, está tan dormida que no despertará hasta mañana, eso nos deja unas cuantas horas para divertirnos ¿no crees?- Eso lo había oído antes.

Fue como desactivar la seguridad de un aparato o una sala. La fuerza con la que se opuso a su pretensión desapareció y solamente era como un muñeco manejable. James había escuchado esa oración en el pasado, sabía que significaba algo, que algo tenía que ver, que algo Rumlow sabía que no le había contado.

-¿Por qué yo?- Preguntó y no recobraba el sentido.

-Porque me gustan los retos- Guió su boca hacia su mentón y marcaba con sus dientes la zona, recorrió su línea mandibular hasta su cuello donde una mordida lo sacó de trance. Reaccionó con un rodillazo en su ingle –Argh... hijo de perra- Lo liberó inmediatamente y retrocedió inclinándose debido al dolor con una mano en el área.

-No me vuelvas a tocar, maldito- Se limpió la boca con el dorso de la mano y escupió al piso –Ahora lárgate de aquí- Dictaminó sin titubear.

-¿Y tú crees que me iré así tan fácilmente? Estás equivocado, si piensas que podrás escaparte y vivir tu cuento de cenicienta con la rubia de arte... no cuentes con que para mañana pueda caminar- Enderezó su cuerpo mirándolo con rabia.

-¿De qué estás hablando?- Articuló sin separar los dientes con sus ojos clavados en el pelinegro.

-De lo que oyes. Te he visto muy cariñoso con él últimamente, sería tan penoso que todo el campus supiera de lo que estuvieron haciendo hace un rato- Rumlow no podía hablar en serio ¿o sí? -¿O quién crees que despertó a Wilson a mitad de la noche?- Eso fue suficiente.

Brock lo sabía, esa sonrisa de autosuficiencia lo demostraba, Steve estaba en peligro por su culpa, James había fracasado al intentar mantener todo oculto. Fue un error huir en plena noche hacia su edificio. Fue una equivocación haber ido a su cuarto, habérsele acercado y besado, provocándole una excitación creciente y sin una explicación que lo mantuviera a salvo del calvario que le colgaba del cuello desde hacia tanto.

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⏰ Last updated: Jul 03, 2017 ⏰

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