Sentía que sus mejillas jamás habían lucido tan rojas.

—H-hay que cambiar las sábanas.

Un bofetón de olores lo había asestado cuando se apoyó en el pecho del alfa. Olía a ellos. La tela estaba literalmente empapada de ellos.

—Mañana —prometió el alfa—. ¿Te encuentras bien?

Louis tuvo que largar un suspiro cuando sintió caricias suaves en uno de sus brazos.

—Sí.

Harry gruñó satisfecho cuando volvió a acostarse y se llevó a Louis con él, haciendo que descansara en el hueco de su cuello.

—¿Pesadillas?

—Ninguna.

—Bien.

El omega cerró los ojos y el otro dejó un beso en su frente. Apagaron la luz.

—¿Dormimos? —preguntó Harry, bajito.

Louis asintió con la cabeza, rozando su nariz con la piel ajena. El dueño de esta, al rato, buscó a tientas una de sus manos para entrelazarla con la suya.

Se quedaron profundamente dormidos.

...


La tercera vez que despertaron Louis estaba solo en la cama. Se desperezó, comprobando que la claridad ya entraba por la ventana. Harry salía en ese momento del vestidor con el pelo mojado.

—Buenos días —saludó con un sonrisa que le podía haber partido el rostro en dos.

—Hola...

A Louis lo interrumpió su propio bostezo mientras el alfa se sentaba un momento en la cama. Aceptó el pequeño beso que depositó en sus labios.

—Pareces cansado —apuntó el menor mientras el otro se hacía con destreza un moño—. Tienes ojeras...

—Estoy genial —aseguró, con la sonrisa todavía atildando su expresión. Alargó un brazo hasta acariciarle una mejilla—. Genial. No quiero irme, pero tengo una reunión a primera hora. Hoy también intentaré salir antes. Estaré aquí a la hora de comer y podemos salir por ahí. ¿Te gustaría ver Londres hoy?

—¿Me vas a enseñar la ciudad?

—Sí, lo que nos dé tiempo. Es muy grande.

Louis se vio contagiado por aquel semblante risueño.

—Vale.

—Deberías dormir un rato más. La nevera está llena. Desayuna luego, ¿de acuerdo? Me tengo que ir...

Parecía que anunciaba su partida más para él mismo que para Louis.

Realmente no quería irse.

—Sí, ten buen día.

Harry se mordisqueó el labio inferior.

—Y tú. Llámame para cualquier cosa. No llegaré tarde.

—Lo sé...

—Mira si necesitas algo y esta tar-

—Harry, todo está bien. Se te va a hacer tarde.

Louis sonrió tranquilo mientras el ojiverde resoplaba.

—Vale, me voy.

Pero como era de esperarse, no se movió. Louis titubeó antes de acercarse, planchando con nerviosismo las solapas de la chaqueta de su traje con las manos. Luego lo besó en una comisura de los labios.

En rutWhere stories live. Discover now