Lauren: Estoy bien - respondió apartando la vista de la comida.

Camila: Si usted lo dice, señorita - dijo cortésmente, rehaciendo el arco del vestido. Cuando terminó estaba totalmente impecable.

Durante los últimos seis años, Camila nunca dejó de lado a Lauren. Allí estaba a las primeras horas de la mañana acomodando las ropas que su Señorita usaría durante el día. Seguía a Lauren a todas partes, preparaba su baño, lavaba sus ropas, la acompañaba a sus clases. Sin duda era una relación extraña. Otras chicas de su edad tenían sirvientes personales, pero nunca iban a por todas partes con su amo.

Hubieron, por supuesto, muchos comentarios. Nunca fueron pronunciados delante de la familia Jauregui, pero los susurros eventualmente llegaban a oídos de Michael. Algunos eran absolutamente escandalosos, sobre todo aquellos donde decían que Lauren era una completa inútil si no tenía a su sirvienta al lado. Michael sentía que era hora de enfrentarse a Lauren, pero cada vez que intentaba explicarle que Camila no era su perrito faldero, Lauren siempre daba por finalizada la conversación y le daba la espalda para luego marcharse - Si escuchas los chismes de las mujeres viejas, padre, creo que debo recordarte que eres un hombre y no uno de ellos - dijo con calma y no escuchaba lo que su padre tenía que replicar. Por supuesto, Michael no se quejaba realmente.

Una cierta sensación de tranquilidad se reflejó sobre la mansión una vez que Camila comenzó a atender a Lauren. Su hija aprendió cosas que no enseñaban las lecciones; paciencia y bondad.

Sólo mostró esas dos virtudes cuando Camila apareció hace 6 años en la vida de su hija. Camila tomó un cepillo de la peinadora y comenzó a peinar el más o menos largo, delicado, cabello negro de Lauren. Ésta se sentó cortésmente dejando que la castaña la mimara como siempre lo hacía

Camila: Vas a bailar con el príncipe? - preguntó mientras seguía acicalándole el cabello muy concentrada en aquel acto

Lauren: Tal vez. Dios sabe que mi madre intentará acercarme a él - dijo la ahora pelinegra

Camila: Terminaré siendo la sirvienta de la reina o tendrás nuevas sirvientas que cuiden de ti? - indicó con una leve sonrisa en sus labios.

Lauren se dió la vuelta y se puso de pie. Sinceramente amaba estos días porque ella era más alta que Camila. Así conseguía intimidar un tanto a Camila, pero esta última contenía la risa.

Lauren: Si soy reina o no, serás mi sirvienta y nada cambiará eso - dijo. Y Camila sonrió tímidamente. La puerta se abrió y entró Clara

Clara: Lauren, es hora - informó

Lauren: Sí, mamá - para ver como su madre cerraba la puerta.

Camila: Buena suerte - le deseó. Lauren volvió a mirarse en el espejo por última vez

Lauren: La suerte es algo que no necesito. Todo depende de la habilidad, Camila, y seducir a los hombres es algo que aprendí de mi madre, lo que significa que aprendí lo bueno - dijo sonriendo. Camila rió ligeramente

Camila: Claro - concluyó y le abrió la puerta saliendo ambas de la habitación.

Mientras caminaban por el pasillo hacia las escaleras, donde se escuchaban cien voces, Camila la dejó. Raramente se separaban pero ya era hora de que la castaña se uniera con los demás sirvientes para colaborar en la fiesta. Lauren miró hacia atrás

Camila: Si no te veo....mismo lugar? preguntó

Lauren: Mismo lugar -  respondió y salió a la luz. Camila vio a su ama parada en las escaleras mientras la sala estallaba en aplausos. Lauren descendía lentamente y con su cabeza en alto. Camila, silenciosamente la ovacionaba antes de desaparecer totalmente del pasillo.

Una Caja Musical me Llevo a TiWhere stories live. Discover now