9. Un extraño en casa.

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—¿Te duele?

—No, me da cosquillas —Me encojo de hombros—, ya sabes, que te golpeen y te dejen un labio roto, lo usual.

—Gracias por el sarcasmo, Abby.

—Claro que me duele, Adam. No luce así sólo porque le hayan dado un poco de cariño.

—Odio tu sarcasmo.

—Pues yo odio las frambuesas.

Me mira indignado llevando una mano a su pecho.

—¡Pero si son deliciosas! ¿Es que acaso vienes de otro planeta?

—Simplemente no me gustan, punto.

Rueda los ojos sacando su móvil y poniéndose a jugar con él.

—¡Abby! —Levanto la mirada esperando que Brandon llegue a mi lado—. No sabes cuánto lo siento.

—Tranquilo...

—Déjalo Abby, tendrás que aceptar las disculpas de mi hermano —Lo observa y junta las cejas, me mira otra vez—, créeme, te molestará toda la semana si no lo disculpas. Una vez roció accidentalmente un líquido en mi cabello que hizo que se cayera —Rodó los ojos— ¡Una maldita semana para que se dejara de lamentar por tirar parte de mi cabello!

Río ante la declaración de Bridget, Brandon se sonroja.

—Está bien, Brandon. Disculpas aceptadas.

—Yo invito la cena.

—¿Tú? —Miro a Bridget que saca un fajo de billetes de su sujetador, rueda los ojos.

—¿Recuerdan? Gané tres carreras seguidas hoy. Los invito a cenar y háganlo antes de que me arrepienta y sólo lleve a mi hermanito.

—No soy tu hermanito Bridget, ¡Soy un año mayor que tú! —Réplica alejando las manos de su hermana de sus mejillas.

—Bah —Pellizca sus mejillas otra vez—. Eres un bebé todavía.

—¡Ha cenar!

Giramos ante el grito de Nick quién sostiene la mano de Magui, llegan y nos saludan mientras los ponemos al tanto de que iremos a cenar, frunce las cejas.

—No estoy de acuerdo.

—¿Porqué? ¡Es mi forma de ser amable! —Bridget lo mira indignada— ¡Y nunca he sido amable con alguien!

—No dejaré que pagues todo, somos muchos. Abby, Adam, Brandon, los mellizos, tú, yo —Se inclina para susurrar, lo cual no ocurre pues todos escuchamos—, recuerda que ahora Magui come por dos.

—¡Te escuché! —Magui golpea su hombro con falsa indignación antes de reír.

Nick rueda los ojos, del otro lado Bridget de sonroja llena de furia e incluso su ceño se frunce mucho.

—No me importa. Tengo dinero que ocuparé para alimentarnos ¿Queda claro?

Y se aleja subiendo a la parte trasera de mi auto, Nick me observa y me encojo de hombros sonriendo.

—Es tan terca como una mula —Me señala—, tan terca como tú a su edad. Seguro por eso se llevan bien.

—Seguro, como tú eres un angelito ¿No?

—No me importa romper su tonta pelea de hermanos, pero... ¿Iremos a comer? Muero de hambre.

Me giro y lo señalo, sube sus manos sonriente.

—Ahora por decir eso, Adam. Irás por los mellizos.

—Bien —Murmura con resignación—, nos vemos en donde ya sabes.

Destrozos del alma© [ IL#1 ]Onde histórias criam vida. Descubra agora