Lauren: Perdón! – dijo, Más fuerte. Haciendo que el muchacho despertara sobresaltado, saltando sobre sus pies.

Austin: AH? Qué? No me golpée! - Puso las manos en defensa.

Austin: Yo no estaba durmiendo, yo estaba pensando! - Miró a su alrededor y se dio cuenta que no iba a ser golpeado por quedarse dormido en el trabajo. Dejó escapar un suspiro y volvió a colocarse su sombrero y bostezó. Escupió en el heno y limpió su nariz con la manga de su camisa.

Lauren, inicialmente se molestó por sus malos modales, pero al mismo tiempo le encantó. Todo lo que ella no era, sucia, pobre, pero libre, ese chico lo representaba. Ella lo reconoció como uno de los muchachos que jugaban en la tierra de su familia. Si ella no estaba equivocada, el chico estaba a cargo de cuidar de sus caballos.

Austin: Qué quieres?- Preguntó el niño.
Lauren: Yo sólo he venido para ver a mi pony Dipy - respondió. Mientras el chico bufó de fastidio.
Austin: Está por aquí - Dijo, para mover de un tirón su pulgar sobre uno de los puestos donde estaba el caballo a lo que este resopló y movió su cabeza. Lauren sonrió y vio cómo el chico la miraba con fastidio.

Austin: Qué haces aquí? - Preguntó.

Lauren se sintió ofendida por su tono de voz y puso sus manos en las caderas con enojo.

Lauren: Es de mala educación hablarle así a una dama - replicó indignada.
Austin: No eres una Dama - El niño le sacó su lengua. Lauren frunció el ceño y se enfureció de como se había mofado aquel chico en su cara.
Lauren: Que Demonios! Soy una Dama! Yo soy educada, estoy bien vestida como una y mi padre es un Duque.
Austin: Claro como no tienes belleza para presumir. Pensé que las Damas eran más bonitas - El niño solo optó por burlarse de la pequeña ojiverde.


Lauren deseó golpearlo, pero eso no era bien visto para chicas de su corte y ella solo bajó sus manos y comenzó a llorar. El niño la señalaba y se reía de ella. Pero tan pronto como su llanto fue más fuerte, un joven irrumpió en el granero para ver cuál era el alboroto.

X: Señorita Lauren! - Exclamó Boris, dándole un vistazo a la situación de lo que estaba pasando.
Austin: Oh-oh!- dijo el chico para luego salir corriendo lejos del problema escondiéndose detrás de una de las puertas del granero. Rápidamente sus ojos se asomaron por la apertura del granero, preguntándose cómo sus piernitas pudieron haberlo llevado tan rápido hasta allí. Pero al momento que decidió escabullirse, el encargado del establo lo agarró por la parte posterior de su camisa, levantándolo hacia arriba

Boris: ¿Cómo te atreves a hacer llorar a la señorita?
Austin: Déjame ir! - el niño gritaba, luchando por zafarse del agarre. Boris lo golpeó en la cabeza.
 Boris: La próxima vez que hagas llorar a la chiquilla, Austin, juro que voy a darte una paliza tan fuerte que tu madre en el cielo la sentirá! -Gritó el encargado del establo.

Lauren, sonreía pero sobre todo le dolía al ver como el encargado del establo golpeaba al chico en los hombros un par de veces más, haciendo que el chico dejara salir un sin fin de constantes palabrotas que Lauren nunca había oído antes. Las blasfemias sólo causaron al encargado del establo que se enojara más.

Boris: No maldigas frente a la señorita!
Austin: Esta bien Lo siento! Ahora, Déjame en paz! – habló, compadeciéndose, y pidiendo disculpas a la hija del Duque Jauregui por haber presenciado ese tipo de violencia, hacia él.
 Boris: Lo sentimos, pero Austin es un poco rebelde y grosero, pero hace un buen trabajo y cuida de sus caballos muy bien. Le ruego a usted lo disculpe. - Haciendo una pequeña reverencia para luego salir afuera y continuar con su trabajo, Boris se marchó dejando a los dos niños allí.

Austin se levantó ligeramente del piso y llevando sus brazos sobre su cabeza, la sobó lentamente para comprobar si no le habían hecho ningún daño permanente. Sus ojos se llenaban de lágrimas, que amenazaban con desbordarse ya que estaba bastante enojado.

Austin: ¿Por qué estás aquí? - Interrogó, dándose vuelta para que Lauren no viera sus lágrimas y por lo tanto poder ocultar su vergüenza.

Lauren secó las lágrimas de sus mejillas -Bah!, ojalá que nunca hubiese venido aquí! - gritó para luego girar sobre sus talones y salir del establo. Ella no podía ayudarle en ese momento, así que mientras seguía su camino echó un último vistazo hacia atrás para ver al niño que aún seguía allí frotando su cabeza y seguir su camino cuesta arriba hacia su casa.

Austin se sentó detrás en el heno y frotó sus ojos, olió un poco antes de acurrucarse. Lauren no pudo evitar sentir un poco de pena por el niño, aunque él la hubiese insultado esa tarde.


En la casa, Becky Watson acababa de llegar para compartir lo que sus familias llamaban "La hora de juego semanal". A Lauren le agradaba la niña, aunque siempre que la tenía cerca, se ponía muy nerviosa. Ella era una adorable chica Castaña con ojos Café y piel de porcelana que le recordaban a Lauren una de las tantas muñecas con que muchas veces jugaban y compartían. La señora Clara Jauregui les dio la bienvenida a la Sra. Watson cortésmente, para invitarla para al té, dejando a las dos niñas a su libre albedrío.

Lauren miró a Becky que cambió de puesto nerviosamente.

Una Caja Musical me Llevo a TiWhere stories live. Discover now