Regreso a casa acompañada de Jimin, su novio. Le dejo una nota a su hermano y se fue de la mansión. Su casa era de dos pisos y un sótano, en el piso inferior se encontraba el cuarto de estar acompañado de un piano blanco, la cocina en tonos blancos y negros, y por último un baño para invitados. En el piso superior había tres habitaciones dos para invitados y la habitación principal, la cual tenía un balcón el cual tenía vista hacia los jardines frontales de la casa. En el patio había una parrilla y una piscina.
La mayor comenzó a preparar el desayuno —Que también era almuerzo—, acompañada de Jimin. Quien la veía con total detenimiento y atención, observando sus delicados movimientos al cocinar. Le sirvió huevos fritos y tocino. El menor observo la comida como si fuera de otro planeta.
—M-Mommy... ¿Qué es?
—Desayuno occidental—Le sonrió y comió un poco de su plato.
—¿Dónde aprendió a cocinarlo?
—Viví por un tiempo en Estados unidos y aprendí de su gastronomía. —Elevo sus hombros en señal de indiferencia y continuó su comida.
—Wao... Yo nunca he salido del país... Tiene que ser muy bonito haya afuera. —Sus ojitos se iluminaron al pensar como seria en Estados unidos. Opto por probar un bocado de la comida que había preparado—. ¡Esta delicioso!
—Gracias, Jimin. —Sonrió y continúo comiendo con cucharadas leves—.Vamos a ir a tu casa, para que cambies tu ropa y después veremos una película. ¿Está bien?
—Si... no tengo problema.
[...]
— ¡Mommy! —grito Jimin saliendo de su habitación, saltó al sofá con la chica, la cual estaba concentrada en sus redes sociales.
Fijo su vista en él, se relamió los labios al ver como su trasero se marcaba con el ajustado pantalón, sus brazos también en aquella camisa. Solo eso vio pues se levantó del sofá y nalgueo el trasero de su lindo novio.
[...]
— ¡Jiminie! Ven acá. —dijo la chica al ver como Jimin corría hacia el puesto de helado.
—Pero mommy ¡Quiero helado! —La pelinegra corre tras él y compró los helados.
—Eres muy lindo Jimin. —Beso sus labios y apretó su trasero, sin importarle que alguien más los pudiera ver.
Jimin se quedó en shock y reacciono cuando la ojiazul ya estaba metros delante de él.
—Espere, ¡Alex! —exclamó el de grandes mofletes, corriendo tras la joven, mientras ella al escucharlo soltó una risita inocente.
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