CAPÍTULO 5: La declaración.

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-Una vez quise usar un fideo para quitarme la cera del oído. -dice Tyler, mirando su plato de fideos, y rompo en carcajadas, pero la gente me mira mal, y trato de callarme. Me sonrojo cuando veo a Tyler mirándome extrañado.

-Perdón...mi risa es...extraña.

-Nunca te vi reírte así, pero me gusta. -toma mi mano con la suya sobre la mesa. -Pareces...cómoda.

Sonrío y con mi mano libre llevo el vaso de agua a la boca y bebo.

-Hope, perdón que te lo repita, pero es que.... wow. Osea, wow. Te ves tan....hermosa, impresionante.

Río. -Gracias, y tú también.

Se para y pone su silla al lado mío.

-¿Sabes? Ser tu amigo es algo genial.

-Es que...yo soy genial.

Reímos. -Tienes razón, eres genial, y hermosa, inteligente, y divertida.

Me ruborizo. -Tyler...

-Es verdad. Estoy siendo tan malditamente sincero contigo estos días, y tú nada. ¿Es tan díficil de entender a lo que me refiero? Me gustas. -me quedo en silencio. Estuve días esperando esto, pero ahora, no sé qué decir. -Es más que eso, no me gustas...te quiero. Y más que como amiga, claro está. 

-Tyler...

Vuelve la silla a donde estaba y seguimos comiendo. Luego de pagar, él maneja hasta el departamento, y me cambio en mis pijamas cómodos y me acuesto a dormir, pensando en él.

***

Abro los ojos, desesperada, jadeante, y confundida. Pero al ver la alfombra mullida, sé que estoy despierta. Pero el terror de la pesadilla todavía me persigue.

Me tapo el rostro con la almohada, con las sábanas, escucho música lenta, pero nada. La adrenalina todavía corre por mis venas.

En puntillas de pie camino hacia el cuarto de Tyler y golpeo suavemente la puerta. Si no responde rápido, me voy.

-Pasa-gruñe, y entro en su cuarto. Está acostado en la cama, destapado, en bóxers que muestran su escultural pecho. -¿Qué pasa?

-Tuve una pesadilla y no puedo dormir...

-Ven -dice, y da palmaditas a la basta sábana a su lado. Me acuesto allí, apoyo mi cabeza en su pecho, y él me rodea con sus brazos. -Te quiero, mucho. Más de lo que nunca quise a nadie.

-Tengo miedo. 

-Fue sólo una pesadilla...

-No, no de eso. Tengo miedo de quererte tanto, tengo miedo de ser usada como un pañuelo, como todas las otras chicas que han desfilado por tu puerta. Porque si llega a pasar eso, no seré nadie, y vagaré por el mundo como una muerta sin alma.

-Te quiero, y creéme que nunca, en mi vida, te rompería el corazón, porque sería romperme el corazón a mi también.

En su pecho, rodeada por sus brazos, me siento cálida y cómoda, segura.

-Descansa, y quiero que sepas que si las pesadillas acuden a ti, lucharé con ellas.

Maldito patán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora