-Aprendí bastante cosas de ti hoy...
-¿Cuáles?
-El efecto que produzco en ti.
-No produces ningún efec...-me interrumpo cuando se acerca demasiado a mí y me mira directo a los ojos. Trago saliva. -...to. Ningún efecto. -me hago la desentendida y sigo lamiendo mi helado.
-También sé que lloras por películas de hechos ficticios.
-¡Le rompió el corazón y luego ella murió sin su amor! ¿Qué clase de persona no llora por ello?
-Y sé que amas la sal.
Sonrío. -Eso es lo único veraz que has aprendido. Podría comer sal sola, y es más, lo he hecho.
Pone cara de asqueado y río. Caminamos fuera del centro comercial y en dirección a su auto. Se detiene en seco cuando me ve abrir la puerta. -¿No piensas entrar en mi mega-preciado auto con un helado, no?
-Oops, sí.
-Matáme si permito eso.
-Pero no lo derramaré... -le pongo mi mejor puchero y lleno mis ojos de lágrimas.
-Mierda , Hope. No juegues conmigo.
-Yo sólo quiero comer mi helado...
-¡Jesús! ¡Está bien! Pero no manches mi carro, y menos que menos, bromees con que me rendí.
-Gracias -lo abrazo y me corresponde, rodeándome con sus brazos la cintura.
-Em...¿Hope?
-¿Sí?
-Tu helado se está derritiendo en mi remera.
-¡Oops! Perdón.
Lo suelto y me meto al carro. Hace lo mismo y maneja. -¿A dónde? -pregunta.
-Em... a donde quieras.
-¿Quieres volver a tu casa?
-No...-y es verdad. No quiero volver (y no es por la tarea y los exámenes, no sé por qué)
-¿Un parque?
-¡Sí!
Sigue manejando y frena cerca de una plaza.
-Vamos.
Bajo del auto y nos sentamos en las hamacas, yo a terminar mi helado, y él... ¿a observarme?
Atrapa un mechón que vuela por la brisa y lo coloca detrás de mi oreja. -No quiero perder la oportunidad de decirte que eres hermosa.
¿Qué? En serio, me estoy perdiendo, no sé qué es real y qué no.... ¿Por qué no lo dijo en su tono de seductor?
Me está volviendo loca... no malinterpreten, me refiero a loca de estresada, no loca por colada por él.
¿Ven? Ni siquiera sé expresarme bien a su lado.
***
Después de un rato, de hablar de nuestras vidas, lo que amamos, y después de que yo me diera cuenta de que pensé mal de él, está anocheciendo, y tengo que volver a casa.
-Yo te llevo -me dice, cuando le explico que estoy cerca de casa y puedo ir caminando.
-Está bien, yo voy sola. Tú ve a tu casa, seguramente también tienes tarea.
Le beso la mejilla y comienzo a caminar, pero me abraza de atrás, me gira, y así, de repente, sus labios estaban a milímetros de los míos.
Claro, cómo no, mis vellos se erizan, mi respiración se entrecorta y me pierdo en él.