Suena la campana y veo a Tyler, esperándome que termine de guardar las cosas en la mochila para ir a la biblioteca a estudiar Historia.
-Vamos -dice, toma mi mochila y se la cuelga del otro hombro, y caminamos a la biblioteca.
Nos sentamos juntos en una mesa y compartimos libros, material, y resaltadores para subrayar lo más importante.
-Mira, esto de aquí -señala un párrafo -tiene que ver con esto de aquí -señala una frase.
-No, definitivamente no lo entiendo. -digo.
-Es fácil...
-Disculpa, genio de la Historia, pero yo no entiendo un kiwi.
-Yo no soy ningún genio de la Historia, mira, tienes que empezar por comprender esto...-vuelve las páginas hacia atrás y señala un título. -Lee este texto, y si no lo entiendes, me preguntas.
Media hora después, he entendido bastante, y quedamos en encontrarnos más avanzada la tarde para seguir estudiando.
Me tomo el autobús en la vuelta a casa y comienzo a cocinar mi almuerzo, esperando ansiosamente a que sean las cinco de la tarde, pero los minutos parecen avanzar más lentos que un caracol...
Suena el timbre y corro a abrir la puerta. En el umbral está parada Lily, con su cabello verde atado en una coleta alta.
-Hola -dice, abrazándome.
-Hola, ¿qué pasa? -me corro y le dejo lugar.
-Pues, no hablamos desde que estudiaste Economía conmigo... y quise saber cómo estás.
-Disculpa, es que últimamente estoy en las nubes. Pero bien, ¿y tú?
-Bien -dice y se sienta en la mesa. Tomo mi plato de la cocina y me siento junto a ella, devorando los fideos rápidamente. Miro el reloj sobre la chimenea: son las cinco menos cinco.
-Em...Lily, yo...me tengo que ir a las cinco así que...
-Sí, claro, me voy. -se para y la acompaño a la puerta, pero justo suena el timbre y Lily abre, encontrándose cara a cara con Tyler.
-¿Tyler? -Lily se gira y me mira con ojos bien abiertos. -Hope, ¿qué hace Tyler aquí? -le cierra la puerta en la cara y se cruza los brazos sobre el pecho, exigiéndome respuestas.
-No sé, quién sabe. Me tengo que ir, yo le digo mientras te vas...
-Sé sincera.
-Es en serio...
-Bien, no te creo pero si insistes...-abre la puerta. -Tyler, nos vemos. -cruza el umbral y se va en su auto.
Suspiro, aliviada. -Pasa. -entra en casa y nos sentamos en el sofá a leer y estudiar. Cuando terminamos, son las seis y cuarto. -¿Qué quieres hacer? -pregunto, jugueteando con mis dedos entrelazados en mi regazo, porque sé que me está mirando y no quiero parecer una tonta babeando.
-Pues, lo que sea, mientras esté contigo.
Me sonrojo y levanto la mirada.
-Ya sé, apostemos.
-Bien...Van a pasar el partido de los Jazz de Utah contra los Lakers. Obviamente tú apostarás por tu partido de los Lakers...-probablemente recuerda mi camiseta extra grande de ayer.
-Obviamente, y además, van a ganar.
-Ya veremos. A ver...si tus preciados Lakers ganan, tú obtienes lo que quieras de mí: llevarte la mochila, llevarte a todos lados, lo que sea. Si los Jazz ganan, tú te vienes a vivir en mi departamento por un mes.