8. Amigos y Poderes

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"Tal vez Marcia le consiguió puesto en el equipo," dijo Ricky, "tal vez su padre habló con el Manolo..."

"¿Estás ciego o no viste el mismo partido que yo? Gavin se lo ha ganado con seguridad. Además el Manolo no se deja influenciar y lo sabes. Ni para partidos amistosos. ¿No recuerdas que le ofrecieron el doble de paga para dirigir a un equipo en España y prefirió quedarse hasta cumplir su contrato con el Comu?"

Tomás tenía razón. Manolo Sartén no iba a hacer cambios en convocatoria por los caprichos de una niña de catorce años.

A pesar de todo, estaban muy felices de saber que su equipo había conseguido pasar a la final de Copa. Hace dos años el Atlético Comunal había sido eliminado por los Universales en cuartos de final. El año pasado cayeron en las semifinales por Real Torrejón (con bastante ayuda arbitral), y esta era la primera vez en nueve años que llegaban a la final de copa. Pasaron hablando de choques del juego y la posible alineación para la semifinal, y sobre todo de "...cómo diantres haremos para conseguir el dinero para las entradas."

Como era habitual los domingos, Ricky ayudó a su amigo a arreglar su habitación y se quedó para la cena. El señor Calabáser, a quien le gustaba el fútbol pero era más partidario de Real Torrejón, se involucró de lleno a la conversación del partido.

"Ricky, a ver cuándo traes a Elena a cenar," comentó exasperada la señora Calabáser mientras le servía más estofado, "Así tendría a alguien con quien conversar de algo que no fuera de penaltis, goles y árbitros."

El lunes Ricky se levantó sin saber qué esperar del día. El director Borges había dicho que podría auditar clases de elemencia, pero no tenía ni la más remota idea a qué se refería con eso. Mientras caminaba a la escuela debatía si era conveniente preguntarle algo a algún profesor, pero al final decidió que era mejor esperar alguna indicación.

El profesor Lobregón no le dijo nada durante la primera clase, aunque a Ricky le pareció que cada vez que levantaba sus pequeños ojos del libro que exponía, le dedicaba una mirada y veía una pequeña sonrisa aparecer bajo su bigote de escoba y sus gordos cachetes. Tampoco la maestra Turégano ni el mister Brandon Hodge, el maestro de inglés. Para el almuerzo había ya dado por hecho que habían enviado respuesta del Magisterio diciendo que no era elegible para las clases de elemencia por haber fallado las pruebas Gamma. Lo invadió la tristeza, y dejó que Tomás terminara su almuerzo que no había tocado. En cuanto tuviera la oportunidad iría en busca de Pelachos, ya que si él sabía algo sería fácil sacarle la información.

Pero en clase de matemáticas el profesor Kardenal anunció mientras entraba al salón y sin dirigirle la mirada, "Señor Falcó, haga el favor de ir a las oficinas de administración de inmediato." Ricky sintió una combinación de nervios y felicidad y empezó a juntar sus cosas. Tomás y las gemelas, sin embargo, lo miraban con preocupación.

"¿La lista?" preguntó en voz baja Tara.

Ricky meneó la cabeza.

¿Entonces? preguntó con las manos Sara.

Ricky encogió los hombros fingiendo ignorancia y salió del salón despidiéndose de Tomás con un movimiento de cabeza. Marcia lo siguió con una mirada vigilante.

Al llegar al edificio de administración, vio que Quebrardo estaba parado afuera del elevador. "Vienes tarde, ¿Que no te avisaron?"

"No, nada."

"Pensé que Dago te había dado indicaciones," dijo ofuscado, "o un horario de clases."

Ricky negó con la cabeza.

Ricky Falcó: Una Historia de ElemenciaWhere stories live. Discover now