Al principio, la cara de Luke fue entristeciendo y su rostro mostraba decepción. No fue hasta que terminé la frase, que empezó a sonreír pícaramente. Me había comprendido a la perfección.

- Así que esas traemos, eh…

Dio unos pasos, acercándose a mí. Retrocedí instintivamente, chocando contra la cama y cayendo en ella, dejándome completa y absolutamente indefensa ante Luke, que colocó los brazos uno en cada lado de mi cabeza, tumbándose encima de mí. “Joder Luke” eran las dos únicas palabras que mi mente podía procesar en esos instantes. Mi respiración se entrecortaba, me estaba poniendo nerviosa cada vez que se acercaba más a mí. Veía en su rostro como disfrutaba de ese momento. Como su sonrisa delataba que lo había estado esperando. Noté su aliento en mi cuello, haciéndome estremecer. Era mi punto débil.

 - A ver si con esto te basta. – me susurró en la oreja.

Empezó un camino de cortos y suaves besos recorriendo toda mi mandíbula, haciéndome sonreír estúpidamente hasta llegar a la comisura de mis labios. Solo con un simple roce de ambos labios, una chispa saltó entre nosotros. No me resistí más y me lancé a él, uniéndonos en un beso que poco a poco se fue intensificando. Ambos sacamos todo lo que llevamos dentro, todo el sentimiento que había sido reprimido durante las anteriores semanas. Enlacé mis manos en su cuello, acariciándole la nuca. Ambos sonreímos a la vez y al separarnos, apoyó su frente contra la mía.

- Eres imbécil. – dije, haciendo que ambos empezáramos a reír.

- Qué le vamos a hacer. – Seguidamente, me dio un suave beso en la nariz, que me hizo escapar una risa de niña pequeña.

-  Vamos Luke, mejor que nos levantemos, si llega alguien… - dije, aún riendo pero rompiendo el momento.

- ¿Qué hacemos? ¿Se deben enterar mi padre y tu madre de esto?

- No sé, creo que sería complicado para todos… - dije, dándole vueltas al asunto. – Pero Luke, ¿qué somos? ¿A qué nos referimos con esto?

- Lexy… No sé tú pero yo no puedo esperar más. Todo este tiempo lo he perdido siendo un inútil y me he dado cuenta de que te necesito. – dijo mirándome fijamente a los ojos.

Sabía que no mentía. Le di un beso en la mejilla y seguidamente le abracé, sintiendo el calor de su cuerpo junto al mío.

- Entonces intentémoslo. Pero no se debe enterar nadie. – me miró, alzando las cejas. – No me malinterpretes, con nadie quiero decir mamá y Andrew. Con Martín se puede confiar y supongo que con Claire también. – Asintió. – Pero tengo miedo de lo que pueda pensar mi madre si se lo digo, no sé, no pinta bien. Así que mejor escondérselo.

- ¿Y tengo que seguir comportándome como antes? – preguntó, haciéndome reír.

- No tonto, les decimos que hemos hecho las paces, que nos llevamos bien y no hacemos nada sospechoso delante de ellos. – rió.

- Con que sospechoso, eh… - sonrió pícaramente, ganándose un suave puñetazo en el pecho.

Estaba feliz. Las cosas con Luke se habían arreglado y parecía que todo iba viento en popa. Se quedó un rato en mi habitación, hasta que llegó Claire y tuvimos que contárselo todo. Sonrió ampliamente y nos abrazó. No paraba de repetir que “ya era hora”, que lo llevaba esperando desde el día que llegamos. Un poco más tarde llegó Martín con mamá y también se lo contamos, yendo con cuidado por si se escuchaba desde fuera. Él también se alegró, pero no tanto como Claire. Se le notaba algo celoso, cosa que me hizo pensar que era adorable. Tenía el mejor hermano del mundo.

El día acabó de transcurrir sin problemas, salvo que antes de irme a dormir, Luke se acercó a mi habitación y me dio las buenas noches en persona. Viviendo bajo el mismo techo, ¿quién necesitaba mensajes cursis de buenas noches y buenos días cuando nos podíamos ver siempre que queríamos?

Antes de cerrar los ojos, envié un mensaje a Beth, mi mejor amiga. “Tengo cosas que contarte. Al parecer Luke no es tan imbécil como me había hecho creer… Es increíble. Mañana te cuento, me voy a dormir. Buenos días, porque supongo que ahí es por la mañana… Te quiero Bethie. xx” Tenía que contárselo todo, sí o sí.

La mañana siguiente me levanté y después de desayunar, ya que no había nadie en casa, me permití el lujo de ir a despertar a Luke. La puerta de su habitación estaba cerrada, por lo que la abrí lentamente observando todo lo que escondía ahí dentro. Las paredes, pintadas de azul, estaban cubiertas de fotos y pósters. Al fondo, debajo de la ventana, había una mesa desordenada con un ordenador en el centro y, al lado de ésta, una guitarra acústica reposaba en su soporte. Así que Luke tocaba la guitarra… Otra cosa que teníamos en común.

Mi padre me había enseñado a tocar la guitarra cuando tenía siete años. Desde entonces, había ido aprendiendo poco a poco, hasta que se había convertido en algo del cual no me podía separar. Me servía para expresarme, para contar todo lo que no podía decir en palabras. El problema era que no me había llevado mi guitarra a Australia. Había preferido que se quedara en casa de mi padre, que sabía que la iba a cuidar, que arriesgarme a traerla y en ese momento me di cuenta de lo mucho que la echaba de menos. Nota mental: ir a comprar una guitarra lo antes posible.

Me planté delante de la cama y, sin pensármelo dos veces, me lancé sobre Luke, que dormía tranquilamente.

- ¡Buenos díaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas! – dije, eufóricamente.

- ¿Hacía falta despertarme así? – dijo, con voz de dormido. Oh dios, qué sexy sonaba. – Mmmmh. Déjame dormir. Por favor.

- Ah no. Ni pensarlo. – le di un corto beso en los labios y me tumbé de cara a él. – Es tarde, estamos solos con Claire y quiero aprovechar el tiempo que tenemos antes de que lleguen tu padre y mi madre. – Abrió un solo ojo para observarme. – Por favor. – dije, poniendo cara de cachorrito.

- ¿Sabes que no se te da bien poner esa cara? – rió. – A Calum le queda mejor. Deberías aprender de él.

- Pues el próximo día que te venga a despertar Calum. – dije, haciendo pucheros y dándole la espalda.

- Anda, ven aquí. Eres adorable igual. – sonreí y volví a girarme de cara a él.

Pasamos lo que quedaba de mañana así, sin hacer nada y tumbados en la cama. Me sentía feliz, como nunca antes me había sentido. Luke me hacía sentir especial.

Ya entrada la tarde, Claire se ofreció a llevarnos a casa de Ashton. Los chicos habían quedado, yo les debía una disculpa por no haber aparecido los días siguientes a la fiesta y Luke había decidido que debían saber todo lo que estaba sucediendo entre nosotros. Nosotros. Qué bien sonaba, me gustaba esa palabra.

Bajamos del coche y caminando, Luke me dio la mano. Le miré, sonriendo.

- Quiero que se enteren nada más entrar. Además, apuesto lo que sea de que alguno de ellos va a montar drama o se pondrá a gritar. – me hizo reír imaginándome la escena.

Claire pasó delante de nosotros, empujando la puerta y abrazando a Ash nada más verlo. Nosotros nos quedamos detrás de ella, esperando alguna reacción. Nada más vernos, Ashton arqueó las cejas y entreabrió la boca, mirándonos perplejo. Nosotros no podíamos hacer nada más que reírnos de su expresión.

- Chicos, creo que nos hemos perdido algo. – dijo a Michael y a Calum, que ante la sorpresa de su amigo se habían acercado a nosotros y habían adoptado la misma expresión que Ashton. – Alguien tiene algo que contarnos.

Brotherhood. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora