B+B = Problemas

Problema N° 1

El campus estaba lleno de colegialas, yendo y viniendo de aquí para allá mientras que otras me observaban y me guiñaban un ojo, no las culpo. Soy atractivo y bueno en la cama. Fuera de eso, tengo un gran y doloroso problema.

Me gusta o me parece atractivo un chico.

No es que tenga algo contra eso, sinó que es la primera vez que me fijo en uno.

Su nombre es Basch, capitán del equipo de fútbol americano. Amable, caballeroso y sexy, o así yo lo veo —y la mayoría de las chicas igual—.

Cabellera ligeramente larga y rubia, ojos como el mismísimo cielo despejado y una sonrisa al estilo colgate.

¿Perfecto no lo creen?

—¿Por qué no vas y le hablas? —me preguntó sin más mi mejor amiga Fran. Me observó detenidamente con aquellos ojos color rubí—. Se nota a larga distancia que te gusta.

Su tono de voz era segura y pausadamente. Ella no era la típica colegiala que iba detrás de un muchacho, podría decir que hasta la considero asexual.

—¿Yo? ¿Ir a hablarle? Ni loco. —Solté con indignación, ella hizo un mohín y suspiró.

—Eres de lo que no hay.

—Lo sé —canturreo divertido por su actitud.

Ambos nos mantuvimos en silencio, no era incómodo; además había bastante ruido ya con las porristas practicando y las colegialas gritando el nombre de Basch.

—Vaya, que ruidosas —comentó sin ganas mi amiga, yo asentí y le di la razón—. Me pregunto si así gritan cuando lo hacen contigo...

Mis mejillas se sonrojaron levemente, ¿A qué venia esta pregunta?

—¿Disculpa? —pregunté soltando una risa floja.

—Disculpa aceptada. —Respondió con una leve sonrisa mientras se ocupaba de leer su nuevo libro.

Yo me golpeé la frente, odiaba que hiciera eso, era una manera para sacarme de mis cabales.

—Seré sincero —ella dejo de leer para observarme—. Toda chica muere por estar con este galán.

Fran ladeó su cabeza y observó al cielo.

—¿Eso quiere decir que no soy una chica? —mi sonrisa se esfumó y a cambio de eso hice una mueca de desagrado—. ¿Qué? —preguntó confundida.

—Eres taaan rara —solté sin más.

Le di una última mirada a Basch para luego largarme de ahí, Fran sólo tomó de su libro y me siguió a paso lento y sin si quiera decir algo.

Fran y yo nos conocemos desde que eramos unos críos, recuerdo que yo siempre iba detrás de ella y le molestaba para que me hiciera caso, digamos que antes Fran era como mi amor platónico. Hasta que crecimos y convivimos juntos y todo eso se esfumó. Hasta el día de hoy ambos vivimos juntos pero ahora es ella la que me persigue a todas partes, o eso quiero creer.

—¿Sabes? —soltó de repente ella—. Escuche que Ashe sé le declaró a Basch la otra vez.

—Estas de broma, ¿Cierto? —pregunté en un tono alarmado.

—Tranquilo, Basch la rechazó —comentó con diversión—. Siendo una chica tan popular fue rechazada, que irónico.

Yo bufé mientras murmuraba unas cuantas aberraciones. Fran me observó unos segundos y al poco tiempo sentí un golpe en mi hombro, no fue mi amiga; sinó aquel rubio de segundo año que tanto nos hablaba.

—¿Qué hay Balthier? —preguntó con su típica sonrisa despreocupada. Quería golpearle por ser tan confianzudo, pero luego recordé que era él y se me paso—. Vaya, te ves muy mal, ¿Sucedió algo?

—Nada de que preocuparse Vaan —soltó sin más Fran.

Al poco tiempo venia corriendo una muchacha, de dos trenzas y sonrisa radiante.

—¡Hola! Los estaba buscando, más a ti Vaan —le regañó la menor.

—¿Y a qué se debe su búsqueda my lady? —pregunté en un tono seductor. Fran rodeó sus ojos y suspiró agobiada.

—Es sobre Larsa —comentó alegre sin quitar su mirada de niña buena—. Nos invito a su casa hoy.

—El ricachón quiere algo y mi cuerpo lo sabe —comenté con una sonrisa pícara.

Fran asintió varias veces y Vaan río tras mi comentario.

—¿Entonces vendrán? —preguntó emocionada ella.

—Claro —dijimos los tres al unísono.

—¡Que bien! —chilló emocionada—. Ahora debo irme, debo decirles a Ashe y Basch lo mismo. Adiós.

Antes de que me quejara ella salió corriendo.

¡¿Cómo es qué Basch también debe ir?!