Momoi-san

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Kuroko tenía una gasa en la mejilla, aquella que cubría el golpe del cinturón, la mirada de haber llorado toda la noche y no podido conciliar el sueño, ropas gruesas que a penas le podían quedar sin que dejaran ver por completo su cuerpo, y caminaba más lento de lo que antes lo hacía. 

Momoi no lo soportó, el corazón se le removió de su lugar y sintió como era penetrado por agujas "es mi culpa" fue lo primero que podía venirle a la cabeza, porque ella siendo un oficial le era imposible ayudarlo a acabar con esto, y no era lo peor de todo, sino que la última vez que lo vio sabía que con Aomine las cosas no estaban bien, ahora sabía que no había cambiado, incluso, aseguraba que habían empeorado. Corrió donde el celeste y le abrazó sin saber que tan herido podía estar, rompiendo en llanto como una niña pequeña, pero en silencio al ocultarse entre el área del cuello y el hombro. Kuroko escuchaba a Momoi nombrarle una y otra vez, como si se estuviera disculpando o como si no pudiera creer lo que estaba viendo, era una sorpresa, incluso para él, no hubiera deseado que Momoi le viera de esta forma, no ahora. La extrañó claro que si, y de no ser por aprender a aguantar las lagrimas las hubiera derramado también. 

Lentamente correspondió el afecto de su amiga de cabello rosa y cerró los ojos tras suspirar su nombre, sentir el aroma a frutas como cuando lo abrazaba en los años de secundaria cuando todo no era tan malo como lo era ahora. Estaba avergonzado por su estado, porque si bien, se notaría en sus ojos la falta de sueño, en el rojo debajo de sus parpados las lagrimas que secó antes de salir a la escuela a donde enseñaría, y en sus ropas ocultaba marca tras marca del amante que lo devoró anoche. 
--Momoi-san--Murmuró con dificultad. 
--Testu-kun--Le contestó, y separó solo para dejar ver una mala faceta de chica cuando se lloraba, se limpiaba los ojos y parpadeaba rápido pero nada ayudaba a que dejara de llorar. 

Kuroko que la quería tanto más no pasaba de eso, llevó las manos hacia el rostro de ella, le limpió las lágrimas suave con las yemas de los dedos y le ofreció una sonrisa que muy rara vez era parte del celeste. 
--Todo esta bien, ¿cómo estás? me ha encantado verte. 
--...Estoy bien...a mi también...Testu-kun, mírate estás...
--No lo digas...¿Por qué estás aquí?

--Vino a verte Kuroko--Le respondió Kagami--Sé un poco más amable e invítanos a la escuela, no queremos que nos vean en la salida de tu escuela. 
--...Kagami-kun--Podía decir que estaba molesto con él, su plan no funcionó, lo habían golpeado, y le habían obligado a tener relaciones, por su culpa le dolían las piernas y el trasero también. Kagami-kun era un maldito. Pero tenía razón, el celeste los llevó hasta la sala de maestros en donde aún no había nadie, les invitó a ambos un café y cuando ellos aceptaron y ya lo tenían en sus manos la oficial muy insistente le hizo a Kuroko unas curaciones en la mejilla, pero no más, el celeste no dejó que hicieran algo más por él. 

--¿Quieres decirnos que tanto pasó anoche?--Dijo el bombero.--Te ves horrible.
--No hace falta que lo menciones Kagami-kun, no sé como es que te osas a preguntarme, es obvio lo que me ha pasado, tú plan...
--¿Cuál plan?---Cuestionó Momoi. 

--Yo le dije a Kuroko que enfrentara a Aomine, ese bastardo no debe tener carácter para hacerle esas cosas, pero ¿ahora esto? 
--Daiki es de mucho carácter Kagami, si conocieras lo suficiente de él sabrías que con personas como él no es conveniente entrometerse...
--¿Lo dice una oficial? Se supone tienes el mismo o mayor poder que él. 
--En eso te equivocas. Kagami, tú viste el cuatro de honores, lo adoran, y eso significa que esto no se sabe, el tiene demasiadas cosas a su favor como para salvarse.
--Si, pero ¿y qué tal si Kuroko lo deja? De eso no puede salvarse.

--Basta ustedes dos.--Habló el celeste.--No necesito que hablen por mi como si fueran mis padres, desde antes que llegaras mi vida era mucho mejor Kagami-kun, por tu culpa estoy pasando por esto y tú no entenderás por lo estoy pasando, nadie va a entenderlo.--Kuroko se había molestado, y tal era el nivel con el que se sentía que hizo a un lado a Momoi y fue todo lo que le pudo curar de la mejilla, agarro nuevas gasas y en una vitrina en donde podía ver su reflejo y se la fue acomodando.--Estoy bien siempre y cuando no lo haga enojar. 

Como un pájaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora