No hay necesidad.

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Para Kagami no había necesidad de explicar nada. Kuroko lo había hecho por él, este bastardo era un imbécil y a menos que confesara que estaba mal psicologicamente, le creería. Por ello se hizo pasar por la pareja enojada que esperaría respuesta sin decir nada. Después de todo no es como si pudiera hacerlo ¿qué pasaba si aquel hombre detrás de la linea escuchaba la voz de una persona que no era su pareja en su teléfono? Lo mataría.

-- He pensado en lo que he dicho antes, en lo que te hice hace unos momentos. Perdóname, fueron mis impulsos, me enojé porque no querías decirme porqué te fuiste, no lo entendía, pensé muchas cosas...fui torpe y me dejé llevar. No es cierto lo que te dije, si te quiero, me encantó haberte conocido y tenerte aquí conmigo, eres especial Tetsu, ¿me crees? Por favor, no sólo escuches, dime algo, necesito escucharte. 

Kagami colgó. Apagó el teléfono y miró al celeste, ahora entendía, y sólo porque trató de ponerse en su lugar. Se dio cuenta de que realmente no eran tan diferentes, ambos estaban profundamente enamorados de la persona incorrecta, de aquella que les lastimaba y lo sabían, pero como el amor era tan grande ellos decían "vale la pena a pesar de que me duela" no, era enfermizo, era agobiante, era muy cruel.

Como en su caso, aquí estaba él, ayudando a un desconocido que no quería ninguna clase de ayuda, a penas sabía su nombre, apenas se enteraba de su vida porque le estaba obligando, ahora mismo lo tenía en su auto y todo ¿por qué? Por Kise, aquel sujeto que se adueñó de su corazón desde hace años, que le dejó de un momento a otro como si no le hubiera amado antes, y ahora, si, no era tonto pero fingía serlo por su propio bien.  Sabía que aquel rubio utilizaba esto para ayudar al celeste. 

Y en caso de Kuroko, quizá todo era más agobiante, con una mente tan débil y tan confundida, ¿le amaba o le odiaba? no se le entendía. Lo golpeaba pero lo abrazaba. 
--Ese bastardo...--De inmediato le odiaba, y peor aún ¿ahora qué hacia? 

Seguramente el otro estaría enojado por haberle colgado, entonces no podía llevarlo a su casa, y no lo dejaría. Las cosas eran tan peligrosas, que si Kuroko no moría de los golpes lo haría de un infarto, parecía un ratón mirando al gato como su verdugo ¿y ese era su novio?

Kagami, aquel chico alto se pasó al frente y prendió el auto. Había una parte suya que no quería ayudar, esa que le decía "no te metas en cosas que no te incumben" y si, esta no era su lucha y no debía de importarle. Otra parte de él se respondió "lo he prometido" ¿ a quien? Bien, al amor perdido. Pero también, ahora que había descubierto que los dos eran esclavos de aquel sentimiento quería ayudar por voluntad propia. Un bastardo como aquel policía no podía seguir viviendo fingiendo que era una buena persona. Una persona como Kuroko no podía estar con alguien tan destructivo, acabaría muerto. 

"¿Qué estás haciendo?" Se dijo de camino a casa. "no lo sé". Impulso, o un sentimiento de empatía.

Cuando el más grande salió del auto llevó al más bajo en brazos hasta su apartamento, era un idiota porque a pesar de ser pequeño tenía el sueño pesado, se había aferrado a sus ropas mientras le cargaba y tuvo bastantes problemas para abrir su puerta. Una vez lo hizo la cerró con el pie y fue directo a su cama. Lo acostó y lo arropó. Desde aquella vista parecía un niño, de aquellos a los cuales debían de cuidar y mimar. 
--Al menos tengo una cama grande...--Dijo entre un murmullo, pero no iba a dormir junto con el otro, por ello sacó de su closet unas cobijas para dormir en la sala y antes de que se fuera o se moviera de su lugar algo se lo impidió. 

Al dar la mirada hacia abajo se dio cuenta de que se trataba de la mano del menor.  Lo sostenía de la prenda del pantalón pero seguía dormido, lo sabía porque tenía los ojos cerrados. Pero eso no fue lo que lo sorprendió. Estaba temblando, a penas era notorio pero claramente eso no era natural, parecía tener una pesadilla por cómo movía los ojos cerrados y fruncía el ceño. 
--¿Tienes una pesadilla? ¿Qué quieres que yo haga?--Le preguntó en un tomo pequeño de burla, y soltó las cobijas en la cama. Tomó la mano del otro para soltarlo de su agarre y volvió a acomodarlo. 

--No quiero. 
--¿No quieres qué?--Contestó Kagami. Pero Kuroko no contestó, estaba dormido, estaba soñando. 
--Suéltame enano, me iré a la sala. 
--...Quédate. 

No hizo mucho esfuerzo, cuando menos se dio cuenta Kagami se había quedado con él, se acostó a un lado y se acomodó de un costado para tener la mirada sobre de él. ¿Por qué era tan débil? ¿por qué era tan cobarde?
--Debes de volverte fuerte, Kuroko, si no...no podrás salir de esta. 
--Cállate...--Contestó dormido y Kagami rió al acercarse. 
--Eres complicado eh, eres idiota, eres feo y eres pequeño, eres muy débil y no sabes que hacer...pero sabes, no estás solo, y creo que para ti eso es suficiente. 
Kuroko había abierto los ojos cuando lo escuchó, y eso hizo sobresaltar a Kagami, porque aquellos ojos celestes eran más brillosos de lo natural. Kuroko seguía dormido, pero había derramado una lagrima sobre la almohada, entre sus sueños sentía el aroma fuerte de algo diferente, desconocido pero agradable, tampoco podía ver quien estaba en frente, era una silueta negra, alta pero a pesar de ser obscura parecía tener una luz interna, aquella que Kuroko quiso tocar. Pero estaba rota, lo notaba, era una luz débil. 
--Tampoco estás solo.--Contestó al poner la mano sobre su pecho unos segundos, y como forma natural, dejó caer la mano y se durmió con vista hacia el más alto. 

No sabía Kagami, si Kuroko despertó o era también parte de sus sueños, pero el latido de su corazón se aceleró y su cara se tornó caliente, sólo se llevó la mano a la boca y se dijo "duérmete" no pensaría nada de lo que había sucedido ahora mismo, Kuroko no sabía lo que decía, Kuroko estaba dormido. 

A la mañana siguiente, Kuroko debía de despertar a Aomine. Y antes de abrir los ojos sintió las sábanas, ¿cómo llegó a la cama? Es como si las memorias de el día anterior hubieran resultado un sueño difuso. Se talló los ojos pero entre su cuerpo sintió que unos brazos le rodeaban con fuerza pero no brusquedad, y sonrió torpe, era lo que más le gustaba, aquella calidez de un cuerpo humano lleno de amor, tocó su pecho y sintió los pectorales, también amaba eso, el fuerte cuerpo de su pareja, los brazos, las manos, su cuello; todo aquello tocó, y abrió los ojos. Al principio vio borroso pero sabía que  frente suyo era el torso de Aomine, con su camisa negra y sus brazos sobre de él, su respiración grave y su ritmo lento, sólo que al tocar el corazón fue diferente, este, latía con rapidez, demasiada a su parecer. 
-Ao...--Pero Kuroko no terminó de hablar, en seguida que alzó la mirada pudo ver a Kagami con la almohada en el rostro y este más que rojo y apenado. 

Kuroko se contagió del mismo sentimiento y se apartó de él con rapidez, casi cae de la cama si no hubiera sido porque logró equilibrarse.
--¡¿Qué me hiciste?!--Le preguntó Kuroko con el rostro rojo y el antebrazo cubriendo parte de este.
Kagami aventó la almohada y se sentó en la orilla de la cama de un salto, igual tenía el rostro caliente, Dios, lo había puesto tan nervioso, se había despertado por las caricias de otra persona y su pánico había llegado al grado de no querer decir nada.
--¡¿Qué te hice?! Me manoseaste.
--Yo...no, fue, no...--Balbuceó y negó.--No es así.
--Te dormiste, eres idiota, así que te traje a mi casa ¿así es como me agradeces?
--Nunca dije que...--Pero en ese momento recordó a Aomine, su pelea, que no durmió en su casa, estaría enojado con él, y muy enojado.---Debo de irme ahora.
--No, no, aguarda.

Y antes de que Kuroko se echara a correr el más alto lo tomó del brazo y lo jaló para acostarlo en la cama.
--¡Déjame! no quiero verte.
--Ya cálmate, espera.
--No, tú no lo entiendes van a...
--Enojarse, si--Lamentaba esto, pero tenía que detenerlo de alguna manera, era cierto que se iba a enojar aquel hombre, pero por eso no podía permitir que estuvieran solos más que para dormir o algo por el estilo. Kagami se puso sobre el menor al tomarlo de las manos para detenerlo, pero le pateó la entrepierna con la rodilla y se volteó para estar boca abajo y arrastrarse de esa manera.

Kagami en su intento de detenerlo tuvo que dar todo su peso contra él para lograrlo y si, si lo hizo.
--Que me dejes ir ¡auxilio! me aplastas.
--¿Estás gritando por ayuda? Espera a que te diga algo. 
--No, estás pesado...--Dijo con cierta dificultad--Me violan...
--¿Qué? Lo dice quien me manoseó. 
--¡Aahg no! Ya ¡Au-Pero Kagami le tapó la boca con la mano y lo sujetó de nuevo. Suspiró pesado porque tan semejante cosa pequeña y le causaba más de un problema. 
--Escucha, ahora mismo tienes mi aroma por dormir conmigo, si ese sujeto se da cuenta te va a...tú sabes, debes calmarte, las cosas ya están hechas, ahora voy a soltarte, no vas a gritar y no vas a correr, ¿de acuerdo?--Y una vez Kuroko asintió él lo soltó. 

Kuroko ya lo sabía, tenía razón pero ¿qué haría?¿qué le iba a decir? lo iba a matar, no debió de haber hecho nada anoche, no debió de haberle hecho caso al sujeto frente a él. 
--Es tu culpa...--Le dijo en queja pero en voz quebrada. 
--No me digas que vas a llorar. 
--No.
--Escucha--Le dijo Kagami al suspirar.--Ahora mismo él debe de estar alistándose para trabajar, aunque salgas corriendo no estará en casi y lo encontraras en la noche, no vayas. 
--Debo ir, están mis cosas, está mi vida, Kagami-kun, sigues sin entender, mi vida estaba bien hasta...
--¿Bien? ¿llamas bien a lo que te pasa? Deja de mentirte--Y se levantó.--Si no quieres que se de cuenta ve a bañarte, mi baño está por esa puerta. Si dices que es mi culpa deja que me haga responsable, yo iré a cambiarme, porque si no lo sabes, también debo de trabajar. 

--No eres el único...
--¿Trabajas?
--Claro que si--Y se levantó. Kuroko no tenía de otra, ya lo sabía--Soy profesor. 

Kuroko se duchó, rápido pero por completo, se sentía mal y con una carga pesada en el pecho, ¿por qué? horriblemente estaba bien, es decir, se sentía...a salvo, pero, sabía bien que debía regresar, su problema era ¿cómo? Cuando salió vio que el contrario le había dejado ropa limpia, pero no era suya era de aquel, ¡no usaría eso! 

--¿Entonces qué harás? ¿quedarte desnudo hasta que tu ropa se seque?
No debió de decirlo, porque ahí estaba el menor con una bata en el cuerpo, esperando a que su ropa estuviera lista. Kagami hizo el desayuno, y ambos comieron en silencio. Aunque bien, la mente del pelirrojo era todo un caos tanto como la del celeste. 

Una vez su ropa estuvo seca, Kagami la planchó y se la dio. Kuroko se vistió y respiró hondo cuando llegó a la puerta. 
--¿De verdad irás?
--Debo hacerlo, vivo allá. 
--Déjame ayudarte. 
--No hay necesidad. 
--No, yo tengo un plan, seguro te golpeará por no llegar a casa anoche. 
--No me lo recuerdes...
--Tengo un plan, Kuroko--y puso las manos sobre sus hombros--Déjame ayudarte. 

//¡Lamento tardarme! La universidad me comió y a penas me estoy empezando, lo peor de todo es que el dos de enero entro :,v voy a morirme, pero no he de morir sin hacer nada ¡acabaré esta historia! asi sea lo último que haga. 

Gracias, por sus votos, por sus lecturas, por todo, FELIZ NAVIDAD, me gustaría darles un especial pero saben...se los daré un poco después, atrasado pero se los daré.//

Como un pájaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora