• air catcher • [joshler]

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FELIZ CUMPLEAÑOS A JOSH ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡ YA TIENE 29 PAREMOS TODO

Terminó marzo.

Pasó abril.

Pasó mayo.

Estaba a sólo un mes de mi graduación con casi todas las materias aprobadas. Por ese lado me encontraba feliz, mi madre estaba muy orgullosa de mi y siempre me recibía con cálidas cenas y sonrisas ya que en ese momento sólo eramos ella y yo.

Desde que Zack se había ido ya no era lo mismo, él siempre hablaba con mamá por teléfono pero nunca conmigo. Estaba seguro de que nuestra relación sanguínea había muerto desde el día en que nací.

Con respecto a Josh era dónde mi vida se convertía en desastre.

Para comenzar, las pesadillas habían regresado. Todas las noches veía las formas que la cara borrosa tenía para torturarme, tomarme con todas sus fuerzas hasta asfixiarme entre sueños. A veces parecían tan reales que me creía muerto, sólo podía corroborar que estaba en la realidad cuando tocaba mi pecho, sintiendo el latido de mi corazón.

Luego se hallaban mis llantos, apenas llegaba del instituto o de la casa de Gerard era una máquina imparable de agua salada. El no saber me estaba aniquilando, así como cuando con Josh no teníamos una respuesta concreta a cual era la longitud exacta del universo. O cuantas estrellas había dentro de nuestros cuerpos.

Mis amigos hacían todo para reconfortarme, hasta habíamos ido una tarde todos juntos al bosque para hacer un picnic. Pero no era lo mismo.

El bosque perdía su encanto si allí no estaba Josh.

A las dos de la madrugada del primero de junio de 1999 fue cuando me desperté de golpe otra vez, sintiendo las aletas de mi nariz moverse con violencia y mi pequeño cuerpo perderse entre espasmos que atolondraban mi corazón.

Otra vez una pesadilla acompañada con una parálisis de sueño fue suficiente para prender mi luz de noche y decidirme a no dormir.

Fue ahí cuando vi la fecha en el calendario pegado en la pared, faltaban 17 días para el cumpleaños de Josh. 17 días para leer la carta que me había dejado en mi cumpleaños.

Vi sobre la mesita de madera y allí se encontraba el sobre negro junto con el papel de mismo color que nunca contesté. Ese que me preguntaba cuál era mi necesidad de mirar el cielo.

Pensé en lo mucho que extrañaba los detalles de Josh, extrañaba horrores esos papeles de colores que dejaba en mi cama y sus palabras que hacían un hueco en mi interior.

No saber que pasaba con él me estaba matando.

Y entonces pasó.

Mi mamá no estaba esa noche, se había ido a un baile para adultos con sus amigas de la secundaria, por lo que no vendría hasta las siete u ocho de mañana.

El timbre sonó.

Frunci el ceño corroborando que si, eran las dos de la mañana. Pensé que mi madre había tenido una emergencia por lo que bajé las escaleras rápido, sólo usando un pantalón gris de pijama.

Sin embargo casi me caigo al suelo cuando abrí.

-Hola Ty...- Susurró Josh con un rostro decaído, triste, los ojos llorosos e hinchados. Miró al suelo con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, moviendo sus pies en un ritmo frenético que sólo demostraba nerviosismo.

No pude articular ni una palabra. Sólo abrí mis ojos sorprendido al verlo. Su cabello estaba rosado de nuevo, con un color intenso que me hacía llorar. Traía ropa oscura como siempre, y sus labios parecían partidos al medio de lo secos que se encontraban.