Capitulo 7

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-Adelante, el señor la esta esperando. Avisaré de su llegada.

Voltee a mirar a mi hermano y le dije que le llamaría al terminar para que regresara por mí, con una sonrisa se despidió y me asegure que tomara el mismo camino de salida.

Tomé aire e ingresé a la casa del profesor. La ama de llaves me guío a la sala y me dijo que, si necesitaba algo de beber, negué y ella me pidió que esperara en lo que iba avisar al profesor de que estaba aquí. Le sonreí al verla marchar y me quedé quieta en aquel sofá gris, no pretendía mover ni un músculo, podría ser que el profesor se molestará o llegará a pensar que he estoy indagando en su forma de vida.

La mujer regresó.

-Puedes pasar, te guiaré a su despacho.

La distancia no era larga, caminé detrás de ella y me permití poder visualizar un poco más el diseño de interiores. Como cualquier departamento o casa de un hombre, aquello estaba invadido de colores grises y oscuros. No era una casa cualquiera, aquello estaba cien por ciento moderno, desde los aparatos electrónicos hasta la iluminación. Estaba segura de que aquello le había costado miles de dólares canadienses, pero ¿Cómo era posible que un profesor pudiese tener una casa así? Ni la señorita Lili, mi maestra del colegio cuando tenía seis años poseía una casa como aquella y eso que la pobre manejaba dos turnos y aun así los fines de semana se las arreglaba para impartir clases de regularización. Tal vez lo de universidad ganaban un poco más.

El imponente piano al otro lado de la sala robó mi atención. Un Heintzam & Co estaba brillando bajo una tuene luz, hacia que aquel lugar se notara mucho más pequeño de lo que era y concedía a afirmar que la personalidad de su dueño era fuerte y dominante.

Laura se acercó a la puerta de madera de caoba y tocó ligeramente dos veces. Abrió y cerró detrás de ella. Tal vez estas eran sus normas. Salió de nuevo y me señaló de que podía pasar. Le sonreí en respuesta y ella hizo lo mismo. En un pequeño clic Diamond y yo compartíamos cuatro paredes.

Miré el suelo y una alfombra con dibujos surrealistas se extendía por el piso de madera, a diferencia de la sala de estar que estaba con un suelo oscuro. El espacio era pequeño, un ventanal de gran tamaño dejaba entrar la luz solar directamente hacia el escritorio del profesor. Mantenía una librería pequeña dentro, los estantes estaban abarrotados por portadas gruesas y delgadas. El olor a madera era presente, pero también algo de menta o tal vez ¿Vainilla? No lo podía descifrar, el aire frio penetro en mi piel y por un momento me pregunté si él era consciente de aquello.

-¿Seguirá de pie observando todo o pretende cumplir con sus horas extras?

Volteé a verlo y por primera vez me di cuenta de que aquel hombre había dejado su vestimenta de profesor de lado. vestía un polo azul marino con un pantalón de mezclilla color café, los zapatos un tono más oscuro y el cabello algo revuelto. Esta usando gafas de lectura y se nota cansado. ¿Por qué de pronto cambió el profesor?

-Estoy esperando su respuesta.

-Lo lamento. ¿Qué debo hacer?

-Debería estar más atenta, ese es su problema siempre, es muy despistada.

-Profesor... - me interrumpió.

-Toma. – Me extendió un paquete de hojas. – Deberá leerlo y contestar cada uno de los incisos que se le pide a continuación.

Revisé las hojas y en ella aparecían casos prácticos, sobre la implementación de sistemas para ayudar a comunidades rurales de distintas partes del mundo sobre problemas de sostenibilidad.

-Pero esto es mucho y son temas distintos a los vistos en clase, no pensé que esto sería fuera de sus teorías en clase.

-Están arraigadas a mi materia de finanzas. Usted se está formando para el mercado internacional y debería saber que su campo laboral es demasiado grande como para abarcar más de un solo tema.

¿Jugamos? EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora