Harry James Potter

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Al día siguiente todos en el Castillo se levantaron muy temprano —más temprano que de lo normal— y bajaron deprisa hacia el Gran Comedor. Comenzaron a entrar y los profesores se sorprendieron al ver la puntualidad en de los alumnos. Dumbledore se puso en pie y tomó la palabra.

—Buenos días a todos —el Gran Comedor quedó en silencio y las miradas se posaron en el director—. Al igual que ayer, se suspenden las clases del día de hoy para que podamos continuar con las presentaciones que nos faltan, así que presenten mucha atención por favor.

Todos se callaron y la pantalla doble volvió a colocarse donde había estado el día de ayer. Se encendió y todas las miradas se posaron sobre James Potter, después volvieron al chico idéntico al merodeador y así sucesivamente, como si vieran un partido de tenis. James estaba boquiabierto:

Un chico de cabello rebelde y de color azabache, tenía en la frente una cicatriz con forma de rayo y detrás de unas gafas redondas unos ojos verdes esmeralda, los cuales veían a todos los del pasado que estaban en el Gran Comedor. Todos los del pasado al percatarse del color de ojos del chico ahora miraban con asombro (y gran incredulidad) a Lily Evans.

—Por favor que no sea hijo de Lily, por favor que no sea hijo de Lily –repetía mentalmente Severus ya que reconocería esos ojos a kilómetros de distancia.

El chico de la cicatriz se pasó la mano sobre el cabello en un gesto de nerviosismo y James sintió que le corazón le latía más rápido; eso siempre lo hacía cuando estaba nervioso (en especial con Lily presente).

—Ho... hola a todos —saludó todavía nerviosos. El chico dejo escapar un suspiro y continúo—. Me llamo Harry James Potter

James casi de cae de su asiento por la sorpresa de no ser porque Sirius y Remus lo sujetaron a tiempo.

—Cornamenta, tranquilo —dijo Sirius ayudando a James a regresar a su lugar.

—Como habrán notado me parezco demasiado a James Potter; y pues bien, él es mi padre

—¿Y quién es tu madre? —preguntó el aludido entre nervioso y emocionado.

Cruzaba los dedos debajo de la mesa y rezaba porque cierta pelirroja fuera su madre. Harry miró a su madre y vio que ella estaba sorprendida de verlo, sobre todo los ojos. Soltó un gran suspiro antes de contestar, adivinando como reaccionaría ella y todos en el Gran Comedor.

—Bueno, mi madre es... Lily Evans

—¿¡QUÉEE!? —exclamó cierta pelirroja sin poder creérselo.

Mientras tanto, James se levantó de su asiento y empezó a saltar de felicidad, dando puñetazos al aire y comenzó a gritar muy emocionado:

—¡Me case con Evans! ¡Me case con Evans! ¡Me case con Evans!

—Ya entendimos Cornamenta, ahora cálmate —dijo Sirius tomando a su amigo del brazo pero el azabache se soltó de su agarre y lo encaró todavía con una gran sonrisa.

—¿Es que no lo entiendes Canuto? Con ese chico —señaló a Harry— le demuestro a Evans que no la veo como una conquista más, que en serio la amo

Y hablando de cierta chica... Lily todavía miraba a Harry en estado de shock. Entonces todo lo que le había dicho Potter era cierto; no la miraba como una conquista más, de verdad la amaba y ahí estaba la prueba: un hijo con el engreído, arrogante, mujeriego y presumido James Potter.

—Evans... Evans... ¡Lily!

La chica reaccionó de su shock y vio que Potter estaba parado frente a ella. El chico le sonreía, pero se sorprendió de ver que ya no era la sonrisa arrogante de siempre, sino que esta era más dulce y sincera.

Conociendo a las tres GeneracionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora