Uno

7 1 0
                                    

Siempre había tenido mala suerte en las relaciones. No sólo amorosas sino familiares también, mis padres se divorciaron cuando yo apenas era muy pequeña, mi madre murió de depresión y tuve que irme con mi padre quien a decir verdad jamás me quiso. Además de mi familia, están mis difuntos novios, vaya, eso sonó tétrico. Mis novios no habían durado más de un mes conmigo, tengo algún maleficio o mal de amores pero jamás los mantengo.

Hablando de relaciones, mi novio me citó en la pequeña cafetería de la universidad, había durado con él dos maravillosos meses. Ahora estábamos a punto de terminar el semestre y visitaríamos a mi padre en Nueva York en las vacaciones, haríamos lo nuestro oficial. Gian era un estupendo hombre, teníamos la misma edad; veintidós, el era estudiante de arquitectura. Lo conocí en el campus, yo trabajaba en la biblioteca y el necesitaba ayuda, y vaya que lo ayude bien. Seré sincera, ya tengo edad para depender de mi misma y comenzar una nueva vida, hablo de matrimonio. Lo hable varias veces con Gian y a él parecía agradarle la idea, tal vez quería hablar de eso.

Camine por el campus hasta el pequeño restaurante y vi a mi asombroso hombre sentado esperando por mi. Tengo suerte, él era realmente apuesto, tiene esa pinta de griego. Tez blanca, cabello muy negro y ojos azules, era muy alto y vestía siempre bien. Entré al lugar y abracé a Gian por atrás sorprendiedolo.

—Lyana —Dijo Gian tomando mi mano.

—Hola cariño —Tome asiento y vi el menu, el restaurante era vegetariano por lo que toda la comida lo era. Empece a serlo desde que estoy con Gian pues él lo es y quería probar como era vivir así.—. Pediré el sándwich de guacamole, ¿Y tú?

—Lyana, quiero decirte algo.

—Lo se cariño, yo también lo he estado pensando y me gustaría ser tu compañera.

—¿De qué hablas? —Preguntó confundido Gian.

—Vivir juntos, iniciar una vida —Ya había imaginado como seria nuestra vida, tendríamos una gran casa en la ciudad y dos adorables perros, tal vez un conejo. Nuestros hijos, serán tres, se llevaran por un año de diferencia y correrán en el enorme jardín que tendremos. A pesar que llevábamos dos meses de relación ya sentía que lo am...

—Espera, espera —Gian tomó una servilleta y se limpió la frente. —.Lyana, terminamos.

—¿Qué? —La casa, los perros y mis hijos se fueron a la basura. Todas mis ilusiones junto a Gian se habían esfumado de repente.

—Lyana, escucha. Lo lamento, en serio espere para que esto funcionara pero no pude. Eres muy hermosa y simpática pero hay algo que no me gusta, no eres tú, es algo en esta relación que me incomoda. —Explicó.

—Entiendo.

—Ademas, me enamoré de otra chica —Mi estomago se revolvió, ¿Acaba de decir que esta enamorado de otra chica? ¿Me dejo por otra? ¿Fui utilizada? ¡Madre mía! Esto debe ser una broma. Me sentía ridícula, no sabia cual era mi cara pues Gian me miraba con lastima. —. ¿Estas bien?

—Sí, no te preocupes por mí. Estoy bien. —Mentí. —. Sabes que te quiero mucho y quiero lo mejor para ti. Si otra chica te hace feliz está bien, me alegro por ti.

—¿En serio? —Asentí con la cabeza. —. Bien, entonces, te deseo éxito Lyana. Cuídate.

Gian se fue sin decirme nada más. Me quedé un momento pensando en lo que acababa de pasar, el chico del que estaba real y profundamente enamorada me dejó por alguien más. Un mesero llegó y me preguntó que si deseaba ordenar algo, avergonzada le dije que no y salí del lugar.

Regresé cabizbaja a mi habitación, quería estar sola y olvidarme del tema de Gian. Me tumbé en mi cama y tomé mi teléfono, hablaría con mi padre, seguro eso me haría sentir mejor. Marqué su numero y espere a que contestara.

—¿Hola?

—Papá, soy Lyana —Sonreí al teléfono.

—Hola, ¿Está todo bien? —Escuchar su voz ronca me tranquilizó, me hacía olvidar mis problemas.

—Sí, sólo tenía ganas de hablar contigo —Suspiré. —. No puedo esperar para verte, cuento los días para ir a Nueva York.

—Lyana, cariño —Otra mala noticia. —. No creo que podamos vernos. Karen y los niños visitarán a sus parientes en Florida y los acompañaré. —Karen era la estupida novia de mi padre, ella lo manipulaba todo el tiempo, además me odiaba. Karen tenía dos hijos de dos matrimonios pasados, afortunadamente mi padre era viejo y no quería más hijos sino tendría un hermanito. —. Sé que no te gustaría acompañarnos así que cancelé tu boleto y pedí un reembolso.

—Claro, me conoces bien —Trate de sonar aliviada. —. Tendré que buscar un nuevo lugar para pasar las vacaciones, pero no te preocupes yo estaré bien.

—Hija, estoy algo ocupado ¿Te llamo después?

—Claro, sólo quería saludarte y saber cómo estabas.

—Adiós Lyana.

Y colgó. Dejé el teléfono y prendí mi pequeña televisión, pasaría mi tarde viendo caricaturas y comiendo lo que me encontrara de sobras. Mi día no podía ser peor, Gian terminó conmigo y mi padre cancela mis vacaciones por la estupida de su novia, tal vez es mejor que me quede aquí y vivir soltera para siempre.

Ya había oscurecido y yo seguía lamentándome. Había terminado mis materias y tenía una semana de vacaciones antes de comenzar el nuevo y último semestre, estaba estudiando literatura inglesa. Era escritora, aún no tenía una novela publicada pero ya había enviado varios ejemplares a editoriales y esperaba su respuesta. Desde pequeña me llamó la atención escribir, sin tener la atención de mis padres me refugié en los libros, estos me llevaban a partes fantásticas y me hacían olvidar mis problemas.

Tocaron a mi puerta y después se abrió, era Alessa, mi mejor amiga. Cerró la puerta detrás de ella y se sentó a mi lado, al sentir su abrazo comencé a llorar, no lo había hecho en todo el día. Sentir el calor de mi amiga me hizo venirme abajo, mi día apareció de nuevo.

—Lo lamentó Lyli —Me dijo Alessa mientras me cubría en un abrazo. Mi amiga estaba ahí, me sentía mejor estando con alguien a quien de verdad le importo y está siempre ahí.

Red threadWhere stories live. Discover now