16. Ella probó el infierno. Él saboreó el cielo.

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Ella

(Un año y dos meses antes)

—¿Qué haces aquí? —dijo Layla al abrir la puerta.

Dawson le dio una sonrisa nerviosa que solo duró unos segundos.

—Vivo a unas cuadras, ¿no puedo pasar a visitar a mi novia?

Ella lo miró de pies a cabeza.

—Sí, pero... llevas una semana desaparecido. No me has llamado ni respondes mis llamadas, ni siquiera contestas mis mensajes del Messenger. Y ahora apareces en mi puerta luciendo como si acabaras de tener un episodio de fiebre. Me preocupaste, ¿sabías?

Dawson tenía el cabello revuelto, estaba sudando, su piel estaba enrojecida y su camisa de botones estaba abierta.

—Vine corriendo hasta aquí. Quería verte. Olvidé avisar, lo siento. ¿Puedo pasar?

—Sí, sigue.

Se corrió hacia un lado para que siguiera. Elijah estaba apoyado en el mesón de la cocina mirando directo hacia la puerta. Tenía sus brazos cruzados y la mandíbula apretada.

—Hola Bramson —Lo saludó Dawson.

Él no contestó.

Ella le hizo una seña a su novio con la cabeza.

—Sigue a mi habitación y espérame allí.

Él asintió y entró a su cuarto.

Miró a su hermano. Él negó con la cabeza.

—Voy a darle una oportunidad de explicarse. Él no era así, algo le está pasando.

Elijah tomó el rostro de Layla entre sus manos y habló suave para que solo lo escuchara ella.

—Puedes ser más madura que yo en todos los demás aspectos, pero está es la primera vez que te enamoras así y yo ya he pasado por eso varias veces. Créeme cuando te digo que no hay una buena excusa para haber desaparecido una semana sin ni siquiera enviar un mensaje de texto. No le dejes creer que eres la clase de chica que va a esperar en su ventana a verlo regresar, ¿entendido?

Miró a Dawson que estaba sentado en el borde de su cama.

—Sí, está bien.

Elijah le besó la frente. Ella entró a la habitación y cerró la puerta.

—Dawson, ¿qué...

El se puso de pie de un salto. Tomó sus hombros y la sacudió.

—¡Estoy escribiendo una novela!

La abrazó fuerte. Ella permaneció inmóvil. Cuando se separaron y él observó su rostro en busca de una reacción, ella apenas sonrió. Esperaba encontrar a un Dawson arrepentido diciéndole que lo lamentaba, y en su lugar encontró a uno al borde del éxtasis.

—Me alegra por ti Dawson, pero tú... desapareciste.

—Lo sé, lo sé y lo siento. Te lo compensaré. ¿Quieres cenar en el Evermount? No, mala idea, a ese vamos mucho. ¿Qué tal el nuevo restaurante? ¿Cómo se llama? ¿Dandelion? Tu papá dijo que era bueno. Puedes usar el vestido que te regalé.

—¿El que me diste para compensar tu ausencia en la cena con mi familia? El único lugar al que quería ir a comer era a la pastelería de la señora Williams. Prometiste que me acompañarías a la inauguración.

Dawson se quedó congelado.

—Era esta semana.

—Sí.

Sincronía [Disponible en papel y ebook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora