—¿Y qué?

—¿Estás locamente enamorada? ¿Te he perdido? —preguntó, Esme rio.

—Me hace sentir cosas... que...

—Lo sé... Estoy feliz por ti, Esme. Me alegra que estén felices y se quieran —añadió. Entonces bajó la vista y jugó con sus dedos.

—¿Pero...? —preguntó Esme que la conocía de sobra.

—Adrián no está nada bien —soltó y suspiró—. Y no es tu culpa, tú mereces estar con quien amas y todo eso, pero me duele verlo así... tiene el corazoncito roto...

—¿Te dijo algo? —inquirió Esme sintiendo un poco de culpa.

—No... Sí... pero no hay nada que tú puedas hacer, Esme. Tú dedícate a ser feliz, yo me encargaré de él —sonrió. Esme solo frunció los labios, le dolía lastimar a alguien que quería.

—¿Crees que debo hablar con él? —preguntó.

—No... Deja que se le pase más, tú enfócate en prepararte para cantar, y en Leo... Y, Esme... si hacen algo cuídate, eso es en serio —añadió—. Tu madre se volvería loca si te embarazaras...

—Tefi, acabamos de empezar, no me voy a acostar con él todavía...

—Me gusta cómo suena la palabra todavía —bromeó. Esme se sonrojó y la empujó nerviosa.

—Leo tiene mucha experiencia —comentó—. Tengo miedo de no saber qué hacer, qué decir, cómo ser su novia. Soy muy tonta... —afirmó.

—Estás siendo muy tonta, Esme. Tú solo disfruta y haz lo que sientas —dijo y la abrazó—. Disfruta de ese novio guapísimo y sexy que tienes, Esme. —La chica sonrió—. Y borra de tu mentecita todas esas teorías tontas de tu madre acerca de cómo debe ser una mujer y cómo debe ser un noviazgo, olvida lo que está bien y lo que está mal, sé tú misma, disfruta y sé responsable, nada más. Suéltate cuando estás con él porque él te quiere como eres. Te conozco, sé que mueres de timidez, pero debes ir venciendo eso, no dejes que tus pensamientos acerca de tu cuerpo te limiten para ser feliz... ¿Lo entiendes? No te estoy diciendo que te acuestes con él, solo te digo que te conozcas más, que si quieres besarlo tú, lo hagas... porque tu madre te ha metido en la cabeza que eso solo hacen las «mujeres ligeras» —dijo remedando a Magali—, pero no es así, las mujeres tenemos los mismos derechos a sentir, a tomar la iniciativa, a tener ganas, ¿okey? —inquirió fijándose si su amiga la entendía, ella aceptó—. Vuélvelo loco —le susurró entonces al oído y Esme se largó a reír.

—¿De qué hablan? —preguntó Leo al salir del baño con el cabello mojado mientras se colocaba la camiseta limpia.

—De lo guapo que eres y de todo lo que provocas en mi amiga —dijo Tefi y Esme casi la fulmina—. Me está contando todo —dijo y puso los ojos en blanco, Esme la empujó y Leo solo rió, ya la conocía de sobra... a ambas en realidad.

—Más vale que vayamos o Germán nos llamará al orden, ahora que se cree director de orquesta —dijo y las chicas rieron.

Cuando llegaron a la casa de Germán, él estaba conectando los instrumentos y organizando todo en su garaje para el ensayo, Igor ya había llegado y también Saúl, faltaba solo Natalia.

—Tengo una lista de temas que podríamos probar —dijo acercándose a ellos y mostrándoles la lista.

—Me gustan —dijo Leo—. Y este en especial creo que se oiría lindo en la voz de Esme.

—Concuerdo contigo —dijo Germán y en eso llegó Natalia.

—¿Comenzamos? —preguntó Igor.

—Comenzamos —respondió Germán y todos se colocaron en sus sitios. Tefi solo había ido a pasar el rato y a apoyar a su amiga. 

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Ni tan bella ni tan bestia ©Where stories live. Discover now