0| Prefacio

19 0 0
                                    


Méryda

INTENTÉ SEGUIR RESPIRANDO aunque sentía que empezaba a asfixiarme. Intenté mantenerme firme aunque no podía ver si quiera por dónde caminaba. Las lágrimas comenzaron a distorsionar mi visión y esperé a que nadie se atreviera a cruzar mi camino.

Nada había cambiado en apariencia. Nadie se había dado cuenta de que tenía el corazón roto y quería que así siguiera.

Sabía que si no me alejaba de ahí lo más rápido posible empezaría a llorar en cualquier momento y aquello sería mi condena. No podía escuchar nada, no podía ver nada. No quería sentir nada.

Te escuché. Escuché tu voz llamándome, pero tú eras lo último que quería en ese momento. Llegué al final del edificio, inconscientemente buscando un lugar al que ir hasta que pudiera calmarme y anestesiar el dolor, pero tú tenías otros planes.

—Méryda, por favor —Apareciste frente a mí rápidamente. Tuve un momento para frenar mi huida antes de chocar contra ti. Colocaste tus manos en mis hombros, inclinándote ligeramente. Intentaste encontrar mis ojos con los tuyos, pero lo evité a cualquier lugar—. Preciosa, escúchame un momento.

Negué, mirando alrededor. Siempre pasaba aquello, siempre tenían sus miradas sobre nosotros. Ese día, en ese momento, no eran más que una adición a mi tortura.

—Suéltame por favor —susurré. Sabía que si hablaba más me rompería en cualquier momento. Verte sólo me lastimaba más. Recordé las palabras de hacía un momento. Sacudí la cabeza.

—Adam... —Ni siquiera intenté alejar tu toque de mí. No quería tu contacto, pero tampoco armar una escena frente a todos. Miré a la distancia, a mi posible huida. Comenzaste a decir algo, pero yo negué—. Por favor, Adam...

—Tienes que escucharme, Méryda, antes de que te vayas.

Negué de nuevo, con más vehemencia.

—Ya no hay más que hablar. Déjame ir —supliqué, mirándote al fin. Me di cuenta de lo que viste en mis ojos y el momento en que descubriste cuánto estaba sufriendo—. Por favor, por favor, por favor —repetí. Si comenzaba a llorar ahí mismo, frente a todos, sería mi fin. Me conocías tan bien que tú sabías aquello.

Así que te alejaste. Huí del lugar con la mirada clavada en el suelo.

Reaching Out for a StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora