Capítulo cincuenta. Parte 2 {Final}

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-______, soy yo. -Contestó una voz conocida, Justin.-Te pasaré a buscar a las... ocho de la noche, nos vemos.

-De acuerdo, nos vemos. Adiós. -Me despedí y corté.

Sonreí inconscientemente, haciendo un baile enfermizo de cortos segundos para luego bajar y apagar la televisión. Me adentré a la cocina sirviéndome un vaso de agua para la ansiedad.

Nuevamente subí a mi habitación y empecé a ver lo más importante, la ropa. Me coloqué el vestido que había escogido anteriormente y noté que mis cortes no se notaban para nada, pero de igual manera coloqué una venda bajo estos. Dejé mis pies al descubierto ya que no quería ponerme los zapatos inmediatamente. Luego de esto busque algún suéter negro para llevar en caso de que hiciera frío. Al estar vestida completamente, busqué mi porta-cosméticos en el baño y al encontrarlo me senté frente al espejo y empecé a maquillarme.

Pinté mis ojos con un delineado grueso y perfecto, y los encrespé con el encrespador, haciendo resaltar mis pestañas que luego pinté con el rimel negro. Al terminar con ese proceso retoqué mis ojos con una sombra negra, difuminándola. Sonreí convincente y seguí con mi piel, echando una gran cantidad de crema para tapar algunas heridas. Al terminar con ésto, lavé mis dientes para luego pintar mis labios con un rojo pasión fuerte, logrando una excepcional textura cremosa que duraría toda la noche. Incluso, haciéndolos resaltar un poco menos que mis ojos verde agua -de ese color se encontraban en éstos momentos-.

Luego de eso, difuminé un poco de labial color rosado pálido en mis mejillas, terminando con mi rostro que ahora se encontraba maquillado, logrando una otra -increíble- yo.

Seguí con mis uñas, sacando con el quita-esmalte el color que tenía desgastado. Lavé mis manos y las sequé con la toalla que se encontraba a mi paso, colgada en el colgador. Pinté mis uñas tipo ''francesa'', sellándolo con un esmalte fortalecedor de uñas. Finalmente, esperé que se secaran y luego seguí con el peinado.

Peiné mi cabello delicadamente, desenredando-lo. Éste se encontraba seco así que fácilmente pude formar una cola desordenada, al principio no me gustó, así que solté mi cabello, dejándolo así.

Acomodé mi vestido y ahora sí, estaba finalmente lista.

Miré el espejo sonriente, me veía... hermosa, wow. Esperaba sorprender a Justin, era lo que deseaba por ahora. Suspiré y salí del baño, sin antes sacarme una foto que luego se la mandé a Marcella, esperando su opinión.

A los 10 minutos después su mensaje directo llegó a mi twitter.

"Estás jodidamente follable, ______. lmfao. Por cierto, feliz cumpleaños hermosa, pásalo de lujo." -Marcella.

Reí fuertemente y le respondí.

"Gracias baby, espero que sea así. Deséame suerte, te amo. ¡Adiós!"

Miré la hora y ya eran las 20:57. Joder, qué manera de pasarse rápido la hora. Allí me quedé esperando, con el suéter en mano y mi pequeño bolso también, hasta que vi su auto estacionarse. Mi corazón empezó a palpitar rápidamente, seguramente saldría volando, pensé.

Bajé al primer piso, esperando que tocara la puerta. Al escuchar tres golpes en la puerta, esperé unos segundos, mordiéndome el labio ansiosa por abrir. Hasta que me digné a abrir y allí estaba... él, con un traje rojo. Parpadeé nerviosa y jugué con mis dedos al ver como me miraba pícaro de abajo a arriba, fijándose en mis labios, relamió los suyos y habló.

-T-te vez hermosa. -Tartamudeó, sonriendo coqueta-mente. Morí por unos segundos al escuchar la última palabra, y luego reaccioné.

-G-gracias. Tú también te vez muy guapo, como siempre. -Dije nerviosamente, pero con una gran sonrisa.

Él sonrió y me tendió su brazo, asentí aceptándolo, y caminando junto a él al auto. Le di una mirada a su atuendo y su peinado, luego a su actitud, se notaba nervioso.

Me abrió la puerta del copiloto y susurré un veloz agradecimiento para luego subirme, dejando que él me cerrara la puerta caballerosamente. Me puse el cinturón y esperé que subiera.

-Por cierto, feliz cumpleaños. -Susurró y asentí, acordándome de que era mi cumpleaños. Reí torpemente por eso. -¿Cómo la haz pasado?

-Bien. -Mentí cabizbaja, recordando que ni mi familia me había saludado. Los únicos habían sido él y Marcella.

-No me mientas, ______. Sé como la haz pasado, pero haré que ésta noche sea inolvidable, ¿sí? -Dijo y afirmó mi mano, acariciándola. Asentí nerviosamente y el auto empezó a andar por las calles.

Localicé la secundaria a una cuadra, viendo como todos los estudiantes entraban con sus novios y novias, divirtiéndose como nunca. Algunos vestidos eran lo sumamente cortos, dejando a la vista mucho para la imaginación.

-______, ¿puedo decirte algo? -Preguntó y asentí, mirándolo.

-Dime.

-Cuando te conocí, pensé que eras un ángel, y siempre se lo repetía a mamá, preguntándole si eras uno -rió levemente-, al paso del tiempo nos conocimos más y empezamos a ser mejores amigos algo así. Yo siempre fui el tonto de la clase, y todos me molestaban. Tú, con tu pelo rubio y ojos verdes o azules, la chica más bella del salón, o bueno, para mí, me defendías, sin importar lo que dijeran los demás. Al principio me sentía estúpido porque literalmente una mujer me defendía, todos me consideraban un maricón de primera.

Mis ojos se empezaron a aguar de lágrimas amenazantes.

-Cuando entré a primer grado de secundaria me alejé de ti, porque ese era el requisito para que no me humillaran más... -Siguió hablando-... según el equipo. Y junto con eso, humillarte también era parte del requisito. Con el tiempo conocí a Ryan, mi mejor amigo. Bueno, él siempre me repetía: Ella es hermosa y leal. ¿Por qué coquetear con otras chicas? ¿Por qué engañarla? Es como tirar un diamante, y recoger una piedra.

Sollocé y una mano se afirmó en mi mejilla, dando leves caricias.

-Vaya que tenía razón. -Silenció y suspiró. -¿Te acuerdas cuando ingresábamos a la piscina? -Asentí. -Tú amabas el agua, el mundo, la naturaleza, te amabas a ti misma, no te importaba nada más, confiabas, amabas. En cambio yo, vaya que me costó acostumbrarme al agua, porque era un histérico que desesperaba enseguida. -Reímos juntos y cerré los ojos, recordando. -Cuando te humillé por primera vez, jugando con tus sentimientos, pensaste que bromeaba. Y yo deseaba que ojalá fuera así, pero fui un egoísta y me lastimó más que nada ver como perdías tu confianza en mí. Sentía que mi misión en el mundo era protegerte de todo, hacer que nunca perdieras la confianza. Fallé, fallé por egoísta. Te alejé de todo, de tus amigas, de tu familia, del deporte que amabas...

Me sorprendí al verlo sollozar, tapando sus ojos. Lo abracé rápidamente.

-E-espero que algún día me perdones por eso, es más, quizá ni deberías hacerlo. -Murmuró entre lágrimas, y las mías no tardaron en salir silenciosamente. Él me miró, limpiándolas. -No llores, te vez muy guapa hoy. Siempre te haz visto así.

Sonreí débilmente y lo abracé con más fuerza, acercándome lentamente a sus labios, lo miré a los ojos, y él me miró a los míos. Asentí, dándole permiso para que uniera nuestros labios. Y así fue, sellando nuestra promesa de empezar todo de nuevo.

-¿Todo de nuevo? -Preguntó y sonreí a medias, sentándome correctamente.

-Todo de nuevo. -Respondí, besando fugazmente sus labios.

♡fin♡

Depression {Justin Bieber} | AdaptadaWhere stories live. Discover now