Donde cada vez es mas común que los hombres puedan concebir. Yuri Plisetzky termina un amorio; Con el corazón destrozado y lleno de dolor promete no volver a enamorarse.
Una confesión de la persona menos esperada pondrá su vida de cabeza. Había pr...
- Por favor- Murmuro- No me dejes- Se veía tan adorable, su rostro sonrojado, su corbata se había deshecho hacía rato y alguno botones de su camisa estaban abiertos... Tenía un aire dulce y a la vez tan candente.- Por favor...- Volvió a murmurar lo suficientemente audible como para que el kazajo escuchara. Se recorrió dejándole un espacio la cama, no hicieron falta palabras como para que el pelinegro entendiera lo que yuri quería, el mensaje era claro:
Recuéstate a mi lado
Y así lo hizo, apenas se recostó, el rubio se apegó a su cuerpo... Todo estaba pasando tan rápido.
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Sus labios no pasaban de roces carentes de oxígeno, superficiales, pero tan placenteros, que algunos gemidos por parte de ambos, que nacían y se ahogaban en sus gargantas, calmaban el silencio, sus voces, delirantes y extasiadas, apresuraron, con su limitado alcance, la necesidad de parar para tomar aliento, cosa que hacían en lo que acariciaba el cuerpo ajeno, aprovechando que el más alto estaba despojado de casi todas las ropas y desvistiendo al contrario, demasiado desesperados, considerando que el beso aún era muy inocente. Mientras aprendían y repasaban, hasta conocer cada detalle del sabor y textura de ambas bocas, los pulmones de Yuri no dieron abasto a la acelerada frecuencia cardíaca y respiratoria que llevaba, obligándolo a parar por un tiempo más prolongado. El aire salía y entraba sonoramente por esos labios cansados y entre abiertos, pálidos y suaves, que sabían a manzana y canela. Otabek lo veía como un depredador a su presa, fue cuando los instintos, tanto posesivos y animales salieron a la luz, este comenzó a pasar su lengua por los labios jadeantes de su amante, como un animal que lame algo dulce, sus lengüetadas descuidadas y sublimes, dejaban un rastro grueso y húmedo de su saliva, que en lugar de saber a alcohol tenían gusto a azúcar, mientras dos hilos se prendían de este, uno que goteaba al suelo, por la cantidad abundante y otro que unía los labios de Yuri con los de Otabek. La saliva, fría ya, escurriendo, lenta y delicadamente por su piel, esa lengua salvaje sobre su boca, el calor, el frío, las cosquillas por todo su cuerpo. Cerró los ojos, dejándose llevar en totalidad, su propia lengua, escapaba de entre sus labios mojados, enredándose con la otra, jalando y aflojando, lamiendo y chupando, hasta que la trajo consigo, al interior de su boca, donde ambas se debatían, buscando alcanzar más, saborear más, tomar posesión del espacio. Otra vez la sensación de ahogarse, llegó para arruinar esa danza frenética y deseosa, esa cueva poco iluminada, ahora estaba sobrecargada de jadeos. Otabek entonces siguió con besos, otra vez más dulces, pero también quería saber más de ese cuerpo, de esa persona tan amada, con su lengua bajo por la quijada del otro, quién acariciaba la espalda, hombros, omoplatos y cabeza del pelinegro tras quitarle la camisa, quién antes de sentirse en desventaja por su rápida desnudez, le saco la ligera camisa que aún le quedaba, pasó sus manos por su pecho plano, rozo sin cuidado los pezones con sus pulgares, arrancado un gemido, casi un grito, de esa garganta que ya había probado, intento bajar con besos más allá, saborear ese abdomen, con esa figura deleitante y su cintura estrecha, al igual que sus caderas, que eran el sendero para probar esa área especial.
Jadeos, sonidos húmedos, gritos, rasguños. El calor en la habitación era tremendo, tantas sensaciones, la excitación y el deseo se apoderaban de los dos jóvenes. Yuri necesitaba mas, mas de aquel contacto, mas de aquella deliciosa sensación. Su húmeda entrada estaba mas que lista para recibir a su amante.
Valla, tal vez JJ era 10 cm mas alto que Otabek, pero Otabek era 10 cm mas grande...
Yuri jamas había pensado que la flexibilidad en su cuerpo sirviese para otra cosa ademas del patinaje... Mas esa noche le quedo claro que tenia muchos mas usos. El miembro palpitante de Otabek se deleito sin parar con la estrecha entrada de Yuri, llenándolo de su semen no una ni dos dos ni tres veces. Se vino en el hasta que no pudo mas, mas Yuri quería seguir y así lo hicieron hasta que se acerco el alba, el ano dilatado del rubio estaba pegajoso, y de el escurría la semilla del kazajo.
Se amaron toda la noche.
Esa fue su omisión mas grande, y detrás de ella venían mas y mas...
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✿◕ ‿ ◕✿ Wuuuuu ¡Acabe! Perdonen si el lemmon no es lo que esperaban, no se me da mucho y no quise estropearlo dando tantos detalles...
Aclaraciones: Otabek estuvo bebiendo durante la boda, al final el vino hizo lo suyo y pues... Ya saben(? Si Otabek no hubiera estado bebido créanme que no hubiera hecho nada de eso 7w7
Bueno, creo que con eso ya saben que rumbo va tomando la historia :D Créanme, esto solo va empezando >:D
Quier agradecer a taysafujoshi por sus estrellitas. Te amo uvu ♥♥♥