| CuArenta y SeIs |

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El sol comenzaba a ponerse cuando Mae salía de la casa de Dom. Estaba acostumbrada a no medir la hora cuando se metían en una de sus conversaciones infinitas. Ni si quiera sabía qué hora era.

—Adivina quién es mi vecino —dijo Dom. La había acompañado hasta la puerta y pareció acordarse del chisme de repente.

—No lo sé.

La casa de Dom estaba junto al final de una manzana. Le señaló una casa que estaba en la calle de enfrente, a final de manzana del lado contrario.

—Keth, el amigo de Cal. ¿No es gracioso?

—Supongo. —Contestó Mae, no prestando demasiada atención porque estaba pensando en otra cosa.

—Disculpa que no pueda acompañarte a casa, es que debo quedarme aquí. ¿Puedes llegar sola?

—Sí... Sah, no tengo problemas. Te veo luego.

Dio un par de pasos por el camino que tomaba para ir a su casa. Contó hasta veinte antes de darse la vuelta y ver que Dom ya no estaba en la puerta. Había entrado.

Ya no la veía.

Así que se cruzó de calle y caminó hasta la supuesta casa de Keth.

¿Quieres ser su novia?Where stories live. Discover now