| cuarenta y tres |

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¿Estoy siendo dramático?

No. Claro que no.

¿O sí?

Le dijo a Cal que me gustaba Mae y él fue a lanzársele, ¿hacen eso los mejores amigos?

Pero, ¿Cal haría algo así con una intención tan mala?

Su cabeza era un desastre y sus pensamientos formaban el bosque prohibido que nadie nunca se atrevería a ver por completo. Por eso comenzó a caminar por su habitación, antes de que se dirigieran a un tema que no quería tener que tocar de vuelta.

¿Qué está mal?

¿Yo? ¿Hay algo malo conmigo?

Suerte que sus padres no estaban ahí, se habían ido con su hermana pequeña al hospital a un chequeo anual. No era tan bueno mintiendo y no quería decirles que se peleó con Cal.

¿Nos peleamos?

No hablamos hace dos días. Creo que sí.

Es todo. Ya basta.

Estaba a punto de encender el televisión para programar la consola cuando el timbre principal sonó.

Casi oscurecía. Los recados a sus padres siempre llegaban de mañana.

Así que, quien quiera que fuese, era para él.

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