Un triunfo no aclamado.

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Hyuk no vio a Hongbin después del juicio, se marchó a su casa solo. Comió una piza y se acostó temprano. Cada una de las palabras de Binnie flotaban en su mente sin poder encontrar un lugar donde quedarse y HakYeon se convertía en un traidor.

Cerca de media noche decidió levantarse y ver algo de televisión, quería a toda costa olvidarlo todo. Pero el rostro de Hongbin volvía una y otra vez, su voz lo llamaba. A pesar de que sabía dónde se encontraba no se sentía seguro. A pesar de que era un asesino, le seguía queriendo con locura.

–Hongbin –dijo para sí mismo –soy un idiota.

No importaba lo que Hongbin hizo en el pasado, no importaba lo horrible que hubiese sido. Hongbin era el hombre que quería y por el que haría cualquier cosa.

Con aquellos pensamientos sus ojos comenzaron a pesar otra vez, entonces apagó el televisor y regresó a la cama.

Hongbin estaba resguardado por dos policías, esperaba su turno para hacer la declaración. Esta vez no habría montones de ojos observando ni los oscuros orbes de Hyuk, esta vez tendría que decir todo y esperar lo mejor.

Unos cuantos enfermeros deambulaban junto a él, eran personas en condiciones parecidas. Al igual que él esas personas evitaban mirar alguna cosa en concreto, su mirada parecía perderse en el horizonte buscando un consuelo imaginario. Hongbin suspiró, el rostro decepcionado de Hyuk permanecía en su memoria y lo juzgaba. Y era eso lo que más miedo le daba, ya no le importaba la cárcel o cualquier castigo, Hyuk era lo único más importante.

–Lee Hongbin por favor pase adelante –uno de los policías le indico una puerta abierta, el chico se removió en la silla antes de levantarse.

Todas las preguntas fueron molestas, Hongbin en momentos perdía la razón, pero al final de todo su reacción era apropósito. Después de una hora de interrogatorio los enfermeros le dijeron que pasaría la noche en aquel lugar, que en su condición no podría volver a su casa. Él no se opuso, no importaba ya donde iba a dormir, no importaba el mundo sin Hyuk.

~~~

La alarma rompió el frágil mundo de sueños de HakYeon, le hizo revolverse en la cama hasta dar con ella y apagarla. Sus ojos gatunos se abrieron, observaron su habitación medio iluminada por el sol mañanero y se resolvió a levantarse. Aquel día el juicio seguía y con suerte podrían saber el resultado de todo en cuestión. Al fin sabría si Elizabeth se sumiría en la cárcel como debía desde hace años.

A regañadientes sus pies tocaron el suelo, se froto los ojos y se incorporó despacio. Las cortinas de su ventana fueron empujadas a un lado, la luz pego de lleno en la estancia y el psicólogo pudo apreciar su horrible vista de la transitada calle. Ya estaba acostumbrado a ese panorama, a la misma gente todos los días, al olor callejero que impregnaba sus mañanas. Todo era una rutina asfixiante pero era su querida rutina asfixiante.

Por muchos años se despertaba solo, desayunaba solo y salía lo antes posible para organizar las cosas en su consulta. Era agradable ocuparse de todo y tener un orden personal, no había terceros..., pero ¿Por qué hoy se sentía tan desolado? La visita de WonSik le dejo con un sabor amargo.

A pasos lentos llegó a su pequeño comedor, todo estaba como lo había dejado ayer, cada cosa en su lugar. Todo menos un pequeño papel tirado cerca del sillón. Desinteresado se agacho para tomarla, aquel papel no era precisamente una boleta o alguna otra cosa que pudo haber quedado tirada por ahí. Era una foto, una fotografía familiar de cierto hombre orgulloso. HakYeon dejó escapar un suspiro.

Ravi era apegado a su hermana menor, la quería tanto que en el pasado no dejaba de hablar de ella. Comentaba lo inteligente que era, lo tierna y linda que se ponía cuando hacían travesuras. También decía que no podría soportar verla algún día con un novio, y que si este aparecía tenía que ser un chico tierno y bueno que nunca la haga llorar. N no consideraba muy sana aquella relación de hermanos pero en cierto modo también le enternecía. Fue entonces que para la gracia de N, su primera foto con Ravi fue junto a la chillona chiquilla que siempre les jugaba bromas.

Yerro (Hyukbin)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora