Capitulo 4: Alma Impura

33 2 5
                                    

Camine detrás de el en silencio, nadie dijo ninguna palabra, no podía de dejar de ver la marca en mi mano, parecía como si me hubiera tatuado. Un tatuaje moderno. Pff si claro.

Llegamos al campus y subimos a los dormitorios. Su dormitorio estaba en el segundo piso y el mío en el tercero, así que solo entro a su cuarto sin decir nada. Entre al cuarto y Andrea estaba profundamente dormida, eran las 5 a.m. y solo me coste, no me importo la ropa ni nada. Vi mi mano y la marca no estaba...ya no quise pensar en eso y me dormí.

Un dolor me despertó, revise mi mano y la marca estaba ahí. Me ardía mucho y pude ver que estaba por sangrar. La marca estaba tan roja que el dolor se volvía insoportable.

Corrí al baño y puse agua en ella pero fue aún más doloroso. No sabía qué hacer y no puedo decirle a nadie. Demonios. Salí del cuarto así como estaba, lo bueno es que llevaba la ropa que traía hace unas horas.

¿Dónde demonios esta Fidel? Este dolor me iba a matar. En eso lo vi corriendo por el pasillo venia hacia mí. El dolor empezó a bajar y la marca empezó a desaparecer.

—Fidel ¿Por qué tiene que ser tan doloroso?—dije suavizando mi mano delicadamente.

—Porque así es, solo se nos permite una cierta distancia. Aparte no sé de qué te quejas mi dolor es 20 veces más doloroso que el tuyo, se supone que a los demonios se les pone todo más fuerte...que injusto—dijo sacudiendo su mano.

—¿Entonces como le haremos? Las clases están a punto de iniciar—dije preocupada.

—Tú solo ve a tu cuarto y yo iré al mío, esta distancia está bien. Lo que paso es que me fui a caminar por ahí.

Así que todo fue su culpa. Maldito demonio.

Regrese y Andrea ya estaba arreglándose, creo que tiene entrenamiento. En cambio yo estaba muerta, cansada y fastidiada. Mi vida ahora está atada a un demonio que aún no entendía. Todo se derrumbó.

Fui a desayunar a la cafetería. Tome un vaso de jugo de naranja, unos huevos revueltos y un poco de fruta. Me senté en una mesa sola, comía medio dormida, estaba realmente cansada. En eso mi mano empezó a doler de nuevo, la vi pero la marca no estaba. Vi a Fidel entrar y el dolor desapareció.

Saque mi celular de mi suéter y empecé a checarlo. Tenía 3 mensajes de mi madre. Después le contesto por ahora comeré. De repente Fidel estaba aún lado mío, no me miro solo se sentó.

—¿Qué se supone que haces?—pregunte.

—Solo sentarme—dijo sin expresión alguna.

Suspire y seguí comiendo. En eso note que casi todos nos veían, todos se preguntaban que como rayos hablaba con Fidel el "chico misterioso" no estaba para espectáculos, así que solo me pare de ahí, deje la bandeja en su lugar y Salí de la cafetería.

No estaba para escándalos hoy. Las clases volvieron a empezar y mis ganas de dormir eran infinitas, hasta creo que si cerraba los ojos por un segundo me dormiría.

Al salir Andrea y yo nos dirigíamos al dormitorio.

—Por dios Vero pareces zombie, esas ojeras negras, cabello despeinado, caminado distorsionado, necesitas un arreglo—dijo en inmediatamente me estiro del brazo para llegar más rápido al cuarto.

Entramos y ella fue de inmediato al baño mientras que yo me acosté en la cama. Ya me había puesto cómoda y lista para dormir hasta que...

—¿Qué haces?, párate es hora de arreglarte esa piel—dijo con todas las cosas en las manos.

—¿Estás loca? Voy a dormir—dije volviendo a poner mi cabeza en la almohada.

—Levántate, no iras así de nuevo a clases—dijo, tirando mi colcha al suelo.

Me levante molesta y me senté en la orilla de la cama. Ella acerco una silla y la puso enfrente de mí y empezó a aplicar todo tipo de cosas para el rostro. Primero aplico exfoliante para quitar todo lo feo de la piel, después una crema para bajar las ojeras, etc. Muchas cosas.

Una vez lista me dijo que me mirara en el espejo y vi que mi rostro ya se veía un poco mejor, menos cansado, las ojeras se habían disminuido. Graciasss Andrea.

—Gracias, ¿ahora ya me puedo dormir?—pregunte.

—Pero son las 5 de la tarde...está bien—dijo suspirando.

—Genial—dije sonriéndole.

Un profundo dolor me despertó. Me levante y era mi mano, pero había algo más malo, Andrea estaba en el pequeño escritorio haciendo tarea.

—Vaya, ya despertaste—dijo sin voltear a verme, parecía muy concentrada en la tarea.

—Si...saldré un momento—dije sin más y corrí fuera del cuarto.

Vi mi mano y la marca empezaba a visualizarse. Tengo que encontrar a Fidel.

Corrí afuera del campus, entre a la cafetería que estaba por cerrar...no estaba. Fui a su dormitorio pero no había nadie. No podía encontrarlo y el dolor era más insoportable. Apretaba la mano lo más que podía. Demonios.

Se me ocurrió ir al mismo lugar donde supe lo que era. Aquel callejón oscuro y frio. Cuando me fui acercando a ese lugar el dolor iba disminuyendo. Estaba a una cuadra y la marca desapareció e igual que le dolor...está ahí. Entre al callejón y estaba oscuro y había un olor muy desagradable, ya no sabía si era la basura que estaba aregolada o si estaba un animal muerto.

—¿Fidel?¿Estás aquí?—dije con voz temblorosa. Tenía miedo era evidente.

—¿Por qué diablos estas aquí?—dijo una voz en la oscuridad.

La luna fue descubierta por las nubes provocando que se alumbrara todo, en eso la luz se emitió en aquel callejón dejando ver a Fidel que estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados, pero había otras cosa, en el piso estaba el cuerpo de un hombre muerto. Era realmente aterrador.

—Te dije que soportaras el dolor—dijo sin voltearme a ver.

—¿Tu lo mataste?—pregunte. Mis manos no dejaban de temblar.

—Los Demonios eso hacemos, matamos a personas malas y tomamos sus almas impuras—dijo acercándose a mí—Y ese hombre debía morir.

Tomo mi brazo y me saco de ahí. 

Misterioso Amor(PAUSADA)Where stories live. Discover now