Tres

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Era como una loba solitaria; llegaba sola, escuchaba música y se marchaba de la misma forma. Más sin embargo tanto Jeonghan como Seungcheol entrevieron la probabilidad de que ella fuera una versión femenina y un centímetro más alta de su compañero Woozi, y que al igual que él la sociedad le seguía, que por más que buscara la soledad para encontrar la verdad de si misma y su entorno, en algún momento alguien llegaba para ser su compañía.

—Estoy aburrido Jihoon-ah— dijo Seungcheol arrugando los labios y balanceando el balón de básquet.
—Creo que solo estás ansioso por verla— corrigió un Mingyu que abría y cerraba la cortina de sus pestañas.
—Escribe algo para ella— aborda Jihoon.
—De hecho...— Seungcheol comenzó a hablar con lentitud y al instante saca una hoja y la agita. —Ya lo hice.
Joshua, que estaba a su lado la tomó y se dispuso a leer asintiendo como si le marcara un ritmo.

—¿Qué estás escuchando?— preguntó una peliteñida de rosa pasando detrás de los varones, a su lado Mariya le mostró la pantalla del celular.
—¿Dijeron algo importante en clase?

Los chicos se habían quedado quietos siguiendolas con la mirada cuando aún conseguían escuchar la conversación.
—Nos leyeron el poema que escribiste y aún así no escuchaste los halagos del profesor Jung Shin.

Se quedó paralizada, no siempre la halagaba y justo cuando lo hace decide visitar el país de las maravillas. —Voy a morir.
La de puntas rosadas ríe. —No seas así, creo que morirás si sigues atenta a esa ventana.

«Una palabra, Mariya» C. Seungcheol.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora