Cinco

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"Caminas lentamente y no sabes lo bien que te hace lucir, como cuando los árboles de cerezo florecen y el viento de primavera sopla tus cabellos, sería capaz de cubrirme con ellos toda la noche solo porque el rico olor a almendras me hace correr a tu corazón.
Personas me han dicho que salir es solo salir pero quiero hacer que seamos como el principio hasta el final; así que hay una buena cafetería cruzando la calle"

Leí varias veces la carta, esta exhalaba un aroma masculino pero yo solo pensaba ¿Por qué no la usó en una canción en lugar de entregarmela a mí? Así que la guarde en mi bolso y fui al instituto, el problema fue volver a tenerlo frente a mí con sus largas pestañas señalandome y que mi intrincada cabeza jugara conmigo.

-¿Crees que puedes gustarme?- dije, sin pensarmelo mucho y hasta me sorprendí de haberlo hecho.

En ese momento fue que Seungcheol se cuestionó sobre si su verdadero destino era la primera nota del libro y pasó de la chica, alejándose, sin dar tiempo a razonar su incoherencia. Solo hasta que estuvo bastante alejado de la aún inerte Mariya caviló su repentina falta de perseverancia, y tuvo la seguridad de que debía regresar, enroscar su mano en la ajena y llevarla a correr junto a él.

-Seungcheol-ah...
Ella no alcanzaba a verle el rostro por ir detras de él pero su hoyuelo dejó en evidencia que se encontraba sonriendo. -Sí, me gustas...

«Una palabra, Mariya» C. Seungcheol.Where stories live. Discover now