Amor platónico. [Robert Lewandowski]

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AU

Oh, mi Dios. Oh, cielos, no puedo creerlo, no es posible.

Aquel hombre que se encuentra frente a nosotros, es mi amor platónico de toda la vida. No, esto no puede ser posible, ni siquiera sabía que era profesor, creí que era biólogo, investigador y todo eso. Joder, no.

-Buenos días, alumnos. Mi nombre es Robert Lewandowski, soy biólogo especializado en investigación, pero también tengo un título que me habilita enseñar, y me gusta hacerlo así que haré este reemplazo. Estaré dos meses con ustedes y luego volverá su profesora. Espero que nos llevemos bien-todas las chicas lo miraban con deseo, para qué miento, todas lo miramos con deseo-. Si tienen alguna pregunta para mí, ésta es la oportunidad, porque no volveré a responder nada personal.

-¿Tiene novia?-preguntó una de las chicas al frente de la clase, todos rieron.

-No, estoy soltero-los chicos hicieron ruidos para molestar.

-¿Tiene alguna pretendiente?-dijo otra chica. En ese momento, Robert miró hacia la parte trasera del salón, donde yo me encontraba. Bajé rápidamente mi cabeza, intentando que mi cabello cubriera mi cara lo más posible. 

-No, nadie-lo miré ligeramente y nuestras miradas se encontraron, pero rápidamente miré a otro lugar.

Bueno, quizás tengamos un poco de historia. Hace unos meses, decidí enviarle una carta donde le confieso mis sentimientos, pero como vivimos en un edificio me pareció mejor idea dejarlo en su felpudo y así el conserje no le diría el remitente. Mas al momento de ponerme de pie, Robert estaba mirándome fijamente. Tomé la carta y pensaba volver a mi casa, pero él tomó el sobre de mis manos y sacó el papel.

-No, dámelo-intenté arrebatárselo pero no lo permitió.

-Dice mi nombre, Clau, déjame leerlo-volví a tratar de quitarle la hoja, pero la subió su brazo fuera de mi alcance. Comenzó a leer las palabras y mis ojos se llenaron de lágrimas, me sentía humillada y como una niña chiquita. Decidí escapar y correr a mi casa, que se encontraba al otro extremo del largo pasillo. Entré a casa intentando calmarme para que mamá no sospechara, y fui directo a mi cuarto. Pocos segundos después, Robert golpeó la puerta pero mi madre abrió, él dijo algo de cobrarle la cena que le habían ofrecido (lo adoran, y siempre le dicen que vaya a cenar con nosotros) y, a la hora de la cena, estuvo con nosotros. Fue terriblemente incómodo, pero pude librarme de hablar diciendo que me sentía adolorida y yendo temprano a mi cuarto. Desde entonces lo evito todo lo que puedo.

Pasé la clase intentando ignorar su mirada, y no le hice las dudas que tenía, todo para evitar hablar con él. Pero al salir, tenía que pasar por su escritorio, y mi profesor no encontró mejor idea que tocar mi brazo y decirme que esperara. Oh, no.

-Hola, Claudia-dijo cuando todos salieron.

-Hola-dije bajito. 

-¿Cómo has estado?-¿por qué hace esto?

-Bien, gracias-quería irme, ahora.

-¿Por qué te fuiste corriendo cuando leí la carta?-miré al suelo, sintiendo mis mejillas sonrojadas.

-¿Por qué crees?-mi voz salió como un susurro.

-¿Porque imaginaste una respuesta equivocada de parte mía?-reí sarcásticamente y lo miré. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, esto me duele, porque quizás siento por él más de lo que se siente por un amor platónico.

-¿Equivocada? ¿Respuesta equivocada? Porque imaginé que me rechazarías. Que te reirías de mí, que me dirías lo ridícula que soy al sentir algo por ti que tu jamás sentirás por mí. Imaginé que me dirías lo joven que soy comparada a ti y lo absurdo de ilusionarme al creer que estarías con alguien como yo. ¿Querías que me quedara a eso? ¿Me equivocaba al pensar que dirías eso? Porque sé que no, así que puedes ahorrarte el decírmelo, lo he escuchado en mi cabeza desde ese día y estoy bien con eso, no necesito más-afirmé más fuerte mi mochila en mi espalda y, una vez más, me fui corriendo sin esperar su respuesta.


-Hola, Philipa, ¿cómo has estado?-escuché la voz de Robert desde mi cuarto. 

-Hola, Robert. Todo bien, perfecto, ¿tú qué tal? ¿Cómo te ha ido en el colegio? ¿Claudita es buena alumna?-respondió mi mamá.

-Me alegro mucho, me ha ido mejor de lo que esperaba. Y no tengo nada que decir de Clau, es una chica ejemplar. De hecho, veía a hacerle unas preguntas de su clase para saber en qué contenidos quedaron con la otra profesora. ¿Está en casa?-joder, no, no, mamá, olvídate de que estoy aquí, por favor.

-Claro, le iré a avisar-escuché los pasos de mi madre acercarse al cuarto e intenté hacerme la dormida-. Claudita, voy a entrar-abrió la puerta y se acercó a la cama-. Hija, Claudita, despierta. Robert vino a preguntarte unas cosas de la escuela, ¿por qué no vas, le responder y luego vuelves a dormir?-me quejé antes de abrir los ojos.

-Tengo mucho sueño, mamá.

-Por favor, mi niña, es un pequeño favor para un buen vecino-les dije, lo adoran. Me puse de pie quejándome y acepté. 

-Hola, Clau-dijo Robert desde el marco de la puerta. ¿Mamá no lo hizo pasar? Eso es raro.

-Pasa, Robert, pueden hablar en la sala-ahí va.

-No te preocupes, Philipa, es corto y tengo trabajo. Gracias por llamar a Claudia-le sonrió como sólo él sabe e hizo temblar mis piernas.

-Está bien, si quieres quedarte a cenar sólo dilo-mamá le guiñó y se retiró a otro lado del apartamento.

-¿Qué quieres saber?-le pregunté, cruzándome de brazos.

-¿Sigues sintiendo lo que dijiste en la carta?-su tono de voz fue bajo.

-¿A qué quieres llegar, Robert?-tomé la puerta, dispuesta a cerrarla en su cara.

-A saber si puedo decirte que te quiero o no-dijo tranquilamente. Esperen, ¿qué?

-¿Qué?-eran sólo tres letras, pero mi voz se quebró antes de terminar de pronunciarlas.

-Lo que imaginaste que respondería sí estaba equivocado, porque te diría que siento lo mismo por ti. Te hubiera dicho que no puedo dejar de pensar en tu carita desde que te vi, que me siento como el peor ser humano de la tierra al fijarme en una niña pero eres la mujer más real que he conocido en mi vida. Te hubiera dicho que cada vez que ceno en tu casa, me imaginó mil escenarios donde estamos cenando juntos, en una cita, sólo los dos, o donde me estás presentando a tus padres como tu novio, o donde te cociné pero tenemos que encargar una pizza porque soy un desastre en la cocina. Te hubiera dicho que me gustas como nunca me ha gustado nadie, y que es lo más honesto que he sentido en mi vida-estaba a un pestañeo de llorar, por lo que preferí lanzarme al cuerpo de Robert y besarlo. Fue difícil porque es muy alto, pero lo conseguí. Nos besamos unos segundos y luego alejamos nuestros labios, pero nuestros torsos seguían pegados-. Sabes que me puedo meter en muchos problemas por esto.

-Lo sé. No es mi intención-acaricié su cuello suavemente, disfrutando el contacto con su piel.

-Pero mi no tengo intención de alejarme-sonreí.

-Tampoco yo-volví a juntar nuestras bocas, esta vez el beso fue más largo, y definitivamente más intenso.


OHHHH PORRRR DIOSSSSS, LES VALE MADRES LA LEEEEYYYY. 

Eeeespero que les haya gustado, este mes tengo todos los días con algo que hacer (LITERAL) y no debería haber escrito esto porque no tengo tiempo, pero la inspiración vino y es mejor que me encuentre trabajando (dijo un artista genial que no recuerdo quién es).

Este va dedicado, y chica, sé que me pediste algo totalmente diferente y lo siento mucho, pero si escribía eso no lo terminaría nunca y quería tenerles algo, porque estoy casi segura que será lo único que subiré de aquí a... inicios o mediados de Julio :o

¡Nos leemoooooos! Gracias por el apoyo siempre<3

Mini-historias de futbolistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora