Marcado

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Relato basado en experiencias reales de Rafael Solís, escrito y Adaptado por Eduardo Liñán. Antes que nada un saludo a una persona que me dijo que la recomendara y aquí estoy cumpliendo. Saludos a TFDS_JRDP un escritor nuevo, de los géneros terror y ficción, con relatos cortos. Personas que quieran una saludo o recomendación escribir al privado, sin más que agregar, aquí la historia.


Durante un viaje de estudios, unos compañeros del Tec de Tamazunchale y yo, fuimos de excursión a una cascada llamada El Chuveje. Luego de un largo camino lleno de curvas y desviaciones en la sierra de Querétaro. Por fin llegamos a una pequeña cascada rodeada de cerros y cavernas de donde salía el agua helada que alimentaba unos riachuelos y le daba un aspecto bastante tranquilo al lugar. Luego de pasar todo el día en la cascada, regresamos a la carretera y nos dirigimos a un sitio algo lejos para acampar en un lugar conocido como "Campamento Peña La Gloria" que está a unos minutos de ahí y el plan era continuar por la mañana a un lugar llamado "Puente de Dios" en donde existen arroyos y cavernas que tienen ojos de agua en su interior que hacen del lugar una grata experiencia. En general son lugares que están bien metidos en la llamada Sierra Gorda y sus sinuosos caminos rodeados de cerros y arboles hacen que te la pases bien, rodeados de naturaleza y sitios bastante mágicos.

Caía la tarde y la obscuridad del camino nos cubrió, íbamos en una camioneta de transporte que habíamos rentado y el chofer era experimentado en caminos de la sierra, por lo que no nos preocupamos mucho. Sin embargo sentimos que le tomó mucho llegar a una desviación que llegaba directo al campamento situado a las orillas del rio Escanela. Luego de adentrarse en un camino de brecha, el vehículo se tambaleaba por lo malo del camino y comenzamos todos a dormitar. Yo no podía dormir con ese bamboleo y el ruido del motor. Así que venía con la mirada clavada en el camino empedrado, todo a nuestro alrededor era total obscuridad y solo veía mi reflejo en el cristal, de pronto el camino se hizo plano y le imprimió un poco de velocidad el chofer. En un instante y sorpresivamente, saltó algo al camino que nos puso en alerta al chofer, al copiloto y a mí; fue inevitable que frenara a tiempo y sentimos el jalón y luego el impacto fuerte en la parte delantera del vehículo y parabrisas. El golpe fue tal, que el parabrisas se agrietó un poco y el vehículo se cimbró. Todos se despertaron alertados y el chofer se quedó sorprendido y con las manos aferradas al volante. A unos metros de nosotros pudimos ver una especie de animal parecido a un perro que estaba tirado en el camino. Algunos pensaron que era un venado por los cuernos que se veían. Bajamos todos a ver qué animal era y las luces de la camioneta iluminaban parte del animal, de primera impresión parecía un venado; pero era raro porque tenía el pelaje negro, luego notamos que en realidad no era eso, era una especie de perro con cuernos. Nuestra sorpresa fue mayor y nos entró un pavor indescriptible seguido por una sensación de extrañeza y repugnancia al ver las extremidades del "animal" las patas traseras parecían humanas, tenía piernas. De piel negra llena de pelos gruesos, atrofiadas y con grandes uñas. A pesar de lo grotesco y feo aspecto eran piernas y pies con forma humana. Aquello era imposible y solo porque todos lo estábamos viendo lo pudimos creer, la mitad superior del animal era de una especie de canino, olía a perro mojado y excremento. Regresamos todos a la camioneta por los teléfonos para tomarle fotos y antes de abrir las puertas el chofer, que se había quedado viendo al "animal" cayó de espaldas, gritando de dolor. El animal había recuperado la conciencia y corrió hacia al monte. Todos gritamos asustados y nos refugiamos en la camioneta presos del terror. No sabíamos que hacer o que estaba pasando. El copiloto que también era guía de la excursión, levantó al chofer y se subieron al vehículo. Dieron marcha y el motor de la camioneta rugió para alejarnos de ahí. Todos estábamos sudando frío y algunos temblaban de miedo, yo venía rezando y no quería ver por el vidrio de la camioneta. Luego de un rato llegamos por fin al campamento. Revisamos la camioneta y tenía una gran abolladura en el cofre y el parabrisas estaba estrellado unas manchas de sangre se notaban en algunas partes de la camioneta. Luego de revisar vimos que había algunas tiendas de campaña y gentes con fogatas que cantaban o cenaban. Al ver eso nosotros nos tranquilizamos y comenzamos a bajar las cosas para levantar las tiendas de nosotros. Nadie habló durante el proceso y la tensión poco a poco fue bajando mientras acomodábamos las cosas y preparábamos la fogata. Cuando menos esperábamos estábamos cenando alrededor de una fogata y nadie habló, hasta que un compañero rompió el silencio y dijo una palabra que taladro nuestras mentes, aquello era imposible, cuentos de viejos para asustar niños; pero todos los vimos. Éramos 7 personas y ninguna estaba equivocada o alucinó el encuentro con un ser de aspecto infernal.

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